Home

Opinión

Artículo

NI TANTO QUE QUEME EL SANTO...

Si lo hubiéramos escogido, y no elegido, la integración de la constituyente no habria quedado mejor balanceada.

Semana
7 de enero de 1991

A mí me parece que la integración de la Asamblea Constituyente ofrece una medidA muy aproximada de lo que el país merecía, y escrita así, sobre el papel, no parece tan mala.
Creció el M-19, pero no tanto Bajó el liberalismo, pero no tanto Perdió el social-conservatismo, pero no tanto. Se frustró el Gobierno pero no tanto. Y quedaron representadas las minorías, pero no tantas.
Vamos por partes. Al M-19, que obtuvo un indiscutible éxito electoral, le fue menos bien de lo que auguraban las encuestas, y eso no es malo. Los constituyentes que puso el M-19 garantizan que aquí si hubo un cambio, y que se abre la esperanzadora posibilidad de una reforma política, pero los resultados electorales de este movimiento tampoco fueron excesivos como para haber creado un pánico del establecimiento y hasta una fuga de capitales sin precedente. La representación del M-19 en la Constituyente no es, por fortuna, suficiente para controlarla, pero permite tener la seguridad, a los que tuvieron sus dudas, de que los reformadores de nuestra Constitución no serán los mismos con las mismas.
Al Partido Liberal, en cambio, le fue menos mal de lo que indicaban las encuestas, y eso es bueno. Es cierto que bajó del 58 por ciento de la votación en las presidenciales, al 26 por ciento. Pero logró, con un número casi igual de votos que el M-19, qúe también obtuvo el 26 por ciento de la votación, una cantidad considerablemente mayor de curules, gracias al juego de los residuos. De esta manera conserva una exigua mayoria, que aunque no puede calificarse totalmente de derrota, si indica que al Partido Liberal es posible vencerlo sin necesidad de dividirlo. Los resultados de la Constituyente acabaron con el "Pri" que este partido habia montado en Colombia. Ahora los constituyentes liberales -si es qué logran actuar como una fuerza homogénea, lo que está por verse tendrán que aliarse con otras fuerzas, para hacerse a esa mayorias que hasta ahora siempre habian dado por descontadas.
Al Partido Social-conservador le fue como merecia que le fuera. Mal, como debe irle a un partido dominado por un liderazgo cansado que ha impedido su renovación ideológica y generacional. Pero por fortuna, menos mal de lo que indicaban las encuestas, en las que aparecía fijo Pastrana, pero quedaba en veremos su segundo renglón.
Así, él ex presidente queda con cinco curules, que, sumadas artificialmente a las otras cuatro obtenidas por Gómez Martínez y Lloreda, indican que el social-conservatismo no quedó liquidado, lo que de ninguna manera habría sido sano para el escenario democrático del país.
El Movimiento de Salvación Nacional registró una baja porcentual de votos entre las elecciones presidenciales y las de Constituyente, debido a la abstención, que castigó a todo el mundo. Pero por segund, vez consecutiva demostró su capacidad para sobrevivir ampliamente como movimiento independiente no vinculado a ningún partido tradicional, proeza que no logró hacer Galán. Pero al mismo tiempo, Gómez obtuvo la segunda votación individual más copiosa después de la de Navarro, con una ventaja de más del doble de votos sobre el ex presidente Pastrana, quien obtuvo la tercera.
Hasta las minorias que deben tener relevancia en una Constituyente, como son las religiosas y las étnicas, lo lograron. Dos indigenas dos evangélicos integrarán el selecto grupo de 70 reformadores Pero mientras el de los indigenas es un número perfecto, dos evangélicos sí son demasiados, sobre todo cuando la Iglesia Católica colombiana se abstuvo de llevar el presentante directo, por su propia voluntad, a las déliberaciones constitucionales.
Pero un evangélico es lo único que le sobra a la Asamblea Constituyente, porque el resto parece bien integrada. Habrá cambio institucional, pero no exagerado. Si queda el establecimiento, aunque incómodamente-santado. Se debilitan los partidos, pero no desaparecen. La clase politica queda advertida, aunque no liquidada. Y se abren las puertas para que se produzcan todo tipo de alianzas, desde la centro-izquierda hasta la centro-derecha, que garantizan que la Constitución colombiana del año 2000 sea el producto de un balance politico y no de una peligrosa tendencia grupista hegemónica.
Es cierto, por último que la elección de los 70 reformadores es fruto de una absurda abstención electoral. Pero éntre la asi integrada, con pocos votos, y la que nos habian dibujado que iba a salir, con muchos votos, me quedo con la primera.

Noticias Destacadas