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NO, DOCTOR ESGUERRA

Semana
21 de julio de 1997

A aprimera vista, las explicaciones dadas por el embajador Juan Carlos Esguerra en esta revista, a propósito de los helicópteros rusos, parecen impecables, clarísimas. Todo habría sido limpio. Se compraron los aparatos más económicos y de mayor capacidad. ¿Dónde está lo malo? Pues lo siento, doctor Esguerra, pero allí hay gato encerrado. Dice usted que la adquisición fue el resultado de un proceso de selección entre los proveedores de 10 países. En realidad, la ley 80 autoriza la compra de armamento bajo el esquema de contratación directa, sin licitación. Y este sistema nefasto ha permitido en el pasado compras acomodaticias, según la solicitud de oferta que diseñen el comité técnico y los proponentes invitados. Equivale a un concurso de belleza donde se tuviese la libertad de señalar a dedo las participantes y de establecer un perfil previo (medidas, color de ojos) que permita coronar a la que uno quiere coronar. ¿Por qué se impidió que en la compra de los helicópteros la firma Swipco cumpliera a cabalidad la función de asesoría y auditoría técnica para la cual, mediante un contrato millonario, fue contratada? La transparencia buscada en las compras suponía que esta firma supervisara también la solicitud de oferta. Pues bien: tengo a la vista el oficio del secretario general del Ministerio de Defensa dirigido a Swipco, en el cual se le pide textualmente: "En este caso (helicópteros) no se hace necesario que Uds. emitan concepto en relación a dicha solicitud de oferta, sino que circunscriban su actuación a las instancias posteriores del proceso". Es decir, a Swipco sólo se le pedía que confirmara el diseño previsto. O sea, se invalidaba la parte primera, fundamental, de la función contratada con esta firma. ¡Y por no intervenir en lo que debía intervenir, se le pagó a Swipco, señor ex ministro, 1.700.000 dólares! O allí se compró un silencio o, de manera inaudita, se botó la plata. No hay de otra. Dice usted, doctor Esguerra, que se aceptó la oferta de la firma rusa Rovoorouzhenie, la cual vendió cada helicóptero a 4.866.000 dólares, por ser "la única en cumplir, en legal forma, los requisitos mínimos". Si, pero... Pero había otro vendedor de los mismos helicópteros, la firma Panamerican Engineering, representante de la planta rusa Ulan Ude que los fabrica. Y los ofrecía más baratos: a 3.121.250 dólares. ¿Por qué entonces se desecha esta propuesta y se acepta la de la comercializadora Rovoorouzhenie, que vendía los mismos aparatos (los mismos, sí) con un sobreprecio de 1.745.250 dólares cada uno?Se han dado razones jurídicas, rebatibles todas. Su noble sucesor, el también muy honesto Gilberto Echeverri, dio de prisa algunas buscando sacar las castañas del fuego. La fundamental es ésta: porque según una carta enviada el 12 de agosto de 1996 por el encargado de negocios ruso, señor Pankov, la Ulan Ude se negó a vender sus helicópteros a Colombia y la única entidad oficialmente autorizada para venderlos era la Rovoorouzhenie. Y se aceptó tal cosa sin mirar el sobreprecio y sin tomar en cuenta estos hechos:1º) El director comercial de la Ulan Ude, señor Tsidip Goldarov, vino a Bogotá y el 15 de agosto (tres días después de la carta de Pankov) ratificó en la notaría 52 la autorización a su representante colombiano para vender los aparatos directamente a Colombia;2º) Si el negocio, como dice el embajador ruso, era de gobierno a gobierno no se explica por qué designó él un intermediario privado colombiano, Cipecol; 3º) No es cierto que unos helicópteros (los comprados) eran de "versión militar y los otros no". En realidad todos eran tan civiles como usted y yo, doctor Esguerra, aunque nos pusiéramos un kepis. Los que se adquirieron no tienen puertas laterales corredizas para el desembarco de tropas (los de la Ulan Ude, sí) y la cabina blindada y los puntos duros para el emplazamiento de ametralladoras sólo justifican 150.000 dólares adicionales. Todo indica, doctor Esguerra, que este sobreprecio global de 14.000 millones de pesos quedó en manos de intermediarios. ¿Cuáles? La Rovoorouzhenie, se ha dicho en Rusia, es un nido de corrupción. Tiene dentro generales retirados con cuentas en Suiza. Hubo, evidentemente, 'mordidas', comisiones millonarias. ¿Quiénes, en Colombia, se beneficiaron con ellas? Que lo averigüe la Contraloría. Por no oír "los cantos de sirena del mercado paralelo" (los de una fábrica estatal rusa), se aceptó un sobreprecio. Y ahora se reconoce que los helicópteros rusos no sirven en zonas en combate. ¿Entonces para qué se compraron? ¿Para pasear a los soldados? No tienen comunicación aire tierra. Dice usted, doctor Esguerra, que comprando también los Blackhawk hay las ventajas estratégicas de contar con dos equipos. ¿Está usted seguro? Se duplican los costos, el mantenimiento, los stocks y el entrenamiento de ingenieros y pilotos. Con perdón suyo, en este caso le faltó pupila. No vio el elefante. ¡Y es un elefante volador! Tampoco quiso verlo la mayoría gobiernista de la Cámara, que negó, agazapada en el anonimato del voto, una proposición sugiriéndole al gobierno la suspensión del contrato. ¡Vergüenza! Los pícaros, felices de ver a dos honestos ministros poniendo la cara en este asunto oscuro, deben estar frotándose las manos.

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