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No se han dado cuenta

Lo raro es que ahora descubran que Yidis es tan mala, pero les parecía tan buena cuando la necesitaban para salvar la patria.

Daniel Coronell
10 de mayo de 2008

La gente, a veces, desconoce detalles importantes. La prisa por subirse en la última información deja por fuera datos necesarios para hacer las sumas y las restas del caso. El asunto de la 'yidispolítica' ha entregado cuatro buenos ejemplos de esas minucias olvidadas que ayudan mucho a entender los temas.

El primero de ellos tiene que ver con la entrevista a un ex secretario de hacienda de Barrancabermeja, ampliamente promocionada por el ministro de Protección, Diego Palacio, y por opinadores al servicio del gobierno. En esa entrevista, realizada en agosto 23 de 2007, Ricardo Sequeda acusa a Yidis Medina de participar en su secuestro y de haber dado la orden de asesinarlo en el año 2000.

Lo que olvidaron los medios que publicaron la entrevista fue contar que cuatro días antes -el 19 de agosto de 2007- Yidis Medina había entregado declaraciones públicas acusando al senador Luis Alberto Gil de tener nexos con paramilitares y de lucrarse con los dineros de la salud en Santander. La entrevista era una respuesta a esas acusaciones. El entrevistador, presentado por varios medios como "el periodista Álvaro Alferez", es también un militante de 'Convergencia Ciudadana', el partido del investigado senador Gil.

Para la época de la realización del reportaje, el entrevistador ya había hecho parte de la lista al Congreso de Convergencia Ciudadana. Hoy es representante a la Cámara por Santander en representación de ese grupo. Y eso, sin hablar de los antecedentes del entrevistado.

No es que Yidis sea un ejemplo de virtudes. De hecho, ella ha admitido sus delitos ante la Corte. Lo raro es que ahora -que reveló cómo le compraron su voto a favor de la reelección- descubran que es tan mala, pero les parecía tan buena y era invitada a Palacio, cuando la necesitaban para "salvar la patria".

Sabas Pretelt, el ministro del Interior de la época, sostiene que el otorgamiento de la Notaría 67 de Bogotá nada tiene ver con la reelección, porque ocurrió año y medio después. Pero no hay explicación para dos detalles: ¿por qué Luis Camilo O'Meara, el notario nombrado por Sabas, firmó un pagaré a favor de Teodolindo Avendaño, antes de asumir la notaría? y ¿por qué José Andrés O'Meara, el hermano del notario, es ahora director político y electoral del Ministerio del Interior y de Justicia?

A propósito de Sabas, el actual embajador en Italia, hay otras preguntas que vale la pena hacerse. El jefe de prensa y comunicaciones de la embajada, el señor Néstor Pongutá, es también el corresponsal en Italia de El Tiempo, RCN Radio, y el canal RCN. ¿Es admisible que el encargado de manejar la comunicación oficial -pagado por contrato con la Presidencia- sea al mismo tiempo quien informa a millones de colombianos sobre lo que sucede allá? ¿Tendrá la audiencia de esos importantes medios, la posibilidad de conocer informaciones que no resulten favorables al embajador y al gobierno que representa?

Por último está el tema del representante a la Cámara Édgar Eulises Torres, encargado en la Comisión de Acusación de coordinar la investigación por el presunto cohecho en el que habría incurrido el Presidente de la República en el caso de Yidis Medina.

La revista Cambio informa que "la Corte Suprema de Justicia adelanta una indagación preliminar en su contra por sus presuntos nexos con el narcotraficante Olmes Durán Ibarguen" y que además "fue el único congresista que acompañó a Uribe el 2 de mayo de 2007 a Washington para hacer lobby a favor del TLC".

Torres reconoce que es amigo del presidente Uribe. ¿Cuál puede ser la imparcialidad de este parlamentario amigo, miembro de comitiva y pasajero gratuito del avión presidencial, para investigar al Jefe de Estado?

Tal vez si televidentes, oyentes y lectores supieran estos detalles, sería más difícil que los implicados les metieran los dedos a la boca.

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