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Autoengaño

¿Cómo se propagan con tanta rapidez estas falsas noticias? Un artículo reciente de la revista 'Retina Papers' da cuenta de una especie de virus que abunda en el ecosistema virtual.

Alonso Sánchez Baute, Alonso Sánchez Baute
17 de octubre de 2017

Hay una primera foto del perfil de un adolescente con un chorro de sangre que le cubre desde la oreja hasta el mentón. Al lado: “Los padres del niño denunciarán a los Mossos d´Esquadra”. Viene luego otra foto de un hombre con el rostro también lavado en sangre. Al lado: “Rajoy: ¿esto es democracia?”. Ambas noticias son falsas. O mejor, fueron ciertas en algún momento y ahora algunos medios las han desarchivado y las han pasado por nuevas buscando denunciar la desproporcionalidad en la actuación de los cuerpos de seguridad tras las elecciones en Cataluña. Muchas de ellas encontraron eco en medios del extranjero y fueron difundidas ampliamente en las redes sociales. 

¿Cómo se propagan con tanta rapidez estas falsas noticias? Un artículo reciente de la revista Retina Papers da cuenta de una especie de virus que abunda en el ecosistema virtual. Es como si fuera el virus de la chikunguña, solo que el ADN de estos millones de “mosquitos” está compuesto por fórmulas matemáticas. “Parecen humanos porque han aprendido a interactuar como tales, pero son robots programados”, dice el reportaje. “La gente tiende a confiar en sus contactos sociales y puede ser manipulada para creer y compartir este tipo de artículos”. Su nombre oficial es bots y son usuarios fantasma o perfiles falsos que operan como esos chismosos de pueblo que saben deslizar un rumor entre personas que despiertan confianza con la clara intención de seguir propagado la mentira.

La red en la que más fácilmente se propagan es Twitter. Facebook, en tanto, ha puesto en práctica una serie de medidas para luchar contra ellas que pasan por poner fin a los incentivos económicos, pues "la mayoría de las noticias falsas están motivadas financieramente” (aunque los motivos políticos pueden ser igual o más poderosos, tal cual hicieron hace un año los líderes del No en el país o tal cual sucede hoy en España).

Pero no solo las redes están infestadas de noticias falsas. Esta semana los medios se engolosinaron con una supuesta crisis matrimonial de Piqué y Shakira. Es una nota de farándula cargada de banalidad en la que no se debería perder tiempo, pero sucede que no hubo un solo medio en Colombia que no le dedicara extenso espacio. Luego de tanto abundar en el tema ayer nos enteramos que la noticia se originó en una web colombiana y que se basó en el hecho de que el jugador, al marcar ante el Espanyol, no mostró dos dedos en cada mano, que es como dedica sus goles a Shakira, y en su lugar hizo la señal de “pistola”. Esto fue suficiente para que un periodista colombiano afirmara que “el jugador le había sido infiel a Shakira y ella se había marchado de casa con los dos pequeños”, tal cual la noticia le dio la vuelta al mundo.

¿Cómo saber cuándo una noticia es real o no? Quizás la respuesta no está en los medios sino en nosotros mismos. Nos gusta presumir de nuestra inteligencia, pero nos gusta mucho más creer en los chismes y las mentiras. ¿Por qué? Porque con frecuencia la emoción vence la razón. Detrás del autoengaño suele haber un interés económico, pero también el odio y la envidia y los celos personales de cada quien. Creer o no creer es una elección. Le toca a cual ponerle fin a la mentira o convertirse en marioneta de los bots y los chismosos.

@sanchezbaute