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Los futurólogos contemplan un nirvana de energía barata y limpia, de origen solar.

Semana
15 de julio de 2002

Veinte años es mucho tiempo, casi una eternidad... A principios del siglo XX nadie pronosticaba el éxito del motor de explosión, la gente pensaba que los carros serían movidos a vapor y a mediados de la centuria los expertos afirmaban que la electricidad producida por energía nuclear sería tan barata que costaría más medirla y cobrarla que producirla. En el caso concreto de Colombia, hace 20 años el Estudio Nacional de Energía no anticipaba mayor participación del gas natural. También allí se pronosticaba un desarrollo de las fuentes no convencionales que no se dio. Por eso es siempre aventurado hacer pronósticos a tan largo plazo.

La mayoría de los futurólogos contemplan un nirvana de energía barata y limpia con base en el hidrógeno producido a partir de la energía solar y tan sólo difieren en el horizonte en que ello sería posible. Ya sabemos cuán inseguro es este tipo de pronósticos y cuánto dependen de los desarrollos tecnológicos, no siempre en el campo de la producción de energía. ¿Qué tal, por ejemplo, que alguno de nuestros Luis Antonio Rodríguez o Barraqueres se inventen una operación que nos permita ver en la oscuridad o que, tomándonos alguna pildorita, nos evite el sufrimiento del frío o el calor excesivos? ¿En dónde quedaría el consumo en iluminación y en aire acondicionado?

Sin embargo en los próximos 20 años se habrán podido despejar muchos interrogantes que definirán de una forma u otra el futuro de la energía. Es muy probable que se haya allegado evidencia sobre el impacto del efecto invernadero, lo que podría inclinar la balanza de un lado u otro en forma radical. También se conocería cuál de las tecnologías que ahora compiten por ofrecer soluciones descentralizadas, como las celdas combustibles y la energía solar, sería lo suficientemente competitiva. Pero lo que sí esperamos es que mucho antes de que transcurra este plazo haya sido posible permitir el acceso a la energía moderna a ese 15 por ciento de los colombianos que todavía hoy carecen de ella y que nadie tenga problemas para pagar la cuenta.

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