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El poder, la juventud y los nuevos medios

Lo que contó Juan Carlos Vélez en aquella famosa entrevista es tan solo la punta del iceberg de la posverdad nacional.

Alonso Sánchez Baute, Alonso Sánchez Baute
12 de junio de 2017

Luego del portazo que dio Trump al cambio climático, sorprende positivamente que, a solo tres semanas de haber ganado, el presidente de Francia parezca encaminado a convertirse en el antagonista bueno. Para ello, Macron se está valiendo de los nuevos medios, los que domina a la perfección tal cual demostró en el discurso del día siguiente (en francés e inglés: para Francia pero también para USA y el resto del mundo), en el que parafraseó al propio Trump con “Haz de nuevo grande el planeta”. El discurso, que se volvió viral a los cinco minutos, estaba preparado de antemano, pues Trump es ya tan previsible que sería aburrido como personaje de televisión (tal cual acaba de pasar con el poderosísimo Frank Underwood).

Cuando Ronald Reagan era candidato a la presidencia, Gore Vidal escribió: "Con el progreso de la era de la televisión, los Reagan serán la regla, no la excepción. Ser perfecto para televisión es todo lo que un presidente tiene que ser estos días". De ayer a hoy esto no ha cambiado: quien domina las comunicaciones es rey, solo que la televisión no tiene ni la inmediatez de la respuesta ni la capacidad de falsear de los nuevos medios.

Durante los dieciséis años que lleva detentando el poder (en presente, porque sigue igual de vigente por saber aprovecharse de la tecnología), Uribe ha sostenido su odio a través de una sola aplicación digital. Twitter ha sido más eficaz para él que toda el agua virulenta que ha recibido desde los medios (incluyendo este espacio). Por eso no sorprende que la gran falla de Santos se haya dado precisamente en la comunicación: se confió al extremo de lo único que conocía. Por haber crecido en los pasillos del diario más importante del país, Santos nunca vio que los medios tradicionales venían cuesta abajo. Su arrogancia y su incapacidad política juegan siempre en su contra, pero sin duda su mayor derrota es no haber encontrado un gallo con la agilidad suficiente para contestarle a Uribe en ciento cuarenta caracteres.

La posverdad es hermana siamesa de los nuevos medios, con Breitbart News y sus dudosas noticias a la cabeza. Trump no tiene la edad de Macron, pero nadie cuestiona que gran parte de su éxito proviene precisamente de la sintonía con los medios digitales. De hecho, él se ha hecho a sí mismo en la política precisamente con la tecnología. En esto supo venderse muy bien, contrario a Hillary, que se preocupó más por mostrar su experiencia, lo que recuerda que el tema con De la Calle no es la edad, sino la actitud: ya hasta el abuelo Putin se aprovecha de la tecnología para convocar en las próximas elecciones a los rusos que nacieron este siglo. Si De la Calle sigue empeñado en mostrar que la experiencia es su fortaleza, Claudia, Duque, Pinzón y los otros jóvenes le van a dar sopa y seco, así como en la ficción acorraló al experimentado Frank Underwood un congresista no solo novato, sino además líder de minorías.

Si alguien cree que lo de falsear la información es un hecho aislado, se equivoca. Esta es la política “moderna”. Lo que contó Juan Carlos Vélez en aquella famosa entrevista es tan solo la punta del iceberg de la posverdad nacional. El próximo presidente no será tanto el que esté en sintonía con el país, sino el que mejor maneje los nuevos medios.


@sanchezbaute

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