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Asignaturas pendientes II (Innovar o morir)

Debemos propender porque las IES conformen nodos de conocimiento regional entre los investigadores, grupos, redes y centros de investigación de las diferentes áreas del conocimiento

Ramsés Vargas Lamadrid, Ramsés Vargas Lamadrid
11 de abril de 2017

Entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, —que estableció la ONU para marcar la ruta de desarrollo de los países hasta el año 2030— dos tienen que ver con investigación y educación: El cuarto, Educación de calidad, Y el noveno, Industria innovación e infraestructura.  

El primero de estos propone “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida”. Y el otro busca aumentar la investigación científica y mejorar la capacidad tecnológica de los sectores industriales, en particular en los países en desarrollo.

Para finales de 2015, el Gobierno anunció en la Cumbre de Desarrollo Sostenible su compromiso con estos propósitos de la Agenda 2030 y prevaleció entonces la construcción de un Plan de Desarrollo con la visión de contribuir al logro de los mismos.

Y el Plan Nacional de Desarrollo 2014 - 2018 definió como pilares la Paz, la Equidad y la Educación para impulsar el desarrollo productivo con base en los procesos de innovación, e impactar en el crecimiento económico de las regiones.

Sin embargo, las disparidades regionales, uno de los principales problemas nodales en Colombia, y las debilidades en las relaciones entre la educación superior y los sectores productivo y social, así como los problemas asociados a la transferencia, intercambio y apropiación social del conocimiento en el país nos han llevado —en lo regional— a otro escenario no deseado.

Hoy se observa con preocupación que las evidencias de acciones gubernamentales para cada una de las estrategias regionales del país, consignadas en los planes de desarrollo regionales, no permiten medir el avance en cada una de estas metas,  y los proyectos  respaldados por las gobernaciones no conducen al logro de las mismas, preguntándonos, ¿será que los impulsa el  mismo interés de alcanzarlas?

Y el panorama nacional no ayuda. La disminución, en los últimos tres años, de la inversión en ciencia, tecnología e innovación, con los recursos del Sistema Regional de Regalías, son dicientes. En 2014  fue del 10.05%, en el 2015 de 9.53%, y en el 2016 de solo 8.87%, casi dos puntos porcentuales menos. Demostrando claramente que la inversión no está direccionada a alcanzar este objetivo de desarrollo. Seguramente para los años 2017 y 2018 seguirán disminuyendo su presupuesto. En el Plan Prospectivo y Estratégico de la Región Caribe 2013-2019 (PER Caribe) ocurre algo similar.

La inversión para alcanzar los propósitos del Plan Nacional de Desarrollo no es significativa, ni para acercarnos a la Visión de Competitividad de Colombia para el año 2032, la cual busca mejorar el nivel de bienestar y calidad de vida en Colombia, en donde se propone entre otras cosas, llegar a ser uno de los tres países más competitivos de América Latina y ser la economía exportadora de bienes y servicios de alto valor agregado e innovación.

Para cumplir los objetivos se requiere disminuir el rezago que existe en materia de ciencia, Tecnología e Innovación, focalizando la formación de talento humano, infraestructura, financiación y cultura, para que se alcancen avances cualitativos en la calidad y el impacto.

En Colombia y en nuestra Región Caribe hay retos que nos impulsan a persistir en un trabajo continuo y dedicado en busca de sacar adelante las metas establecidas y contribuir con los objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. La Investigación, ciencia, tecnología e innovación son prioridades apremiantes que debemos impulsar con propuestas concretas, aterrizadas, muchas de las cuales vienen justamente de la academia.

Desde la academia debemos trabajar fuertemente por fortalecer la cooperación universitaria para el desarrollo, es en ella donde se dispone de un gran capital y recursos.

Debemos propender porque las IES conformen nodos de conocimiento regional entre los investigadores, grupos, redes y centros de investigación de las diferentes áreas del conocimiento para el abordaje de proyectos comunes y la formulación de agendas conjuntas y de planes que fomenten las sinergias.

Debemos fomentar la interacción de las IES con la empresa.

Apoyar la creación de un mayor número de centros de investigación y desarrollo tecnológicos, vinculados a sectores productivos estratégicos, que jalonen verdaderos procesos de transformación, que desarrollen proyectos y programas de investigación, nuevos bienes y servicios, y aporten a la innovación tecnológica aplicada en procesos de transferencia e intercambio de conocimiento en las apuestas productivas de la región.

Incrementar el número de científicos altamente calificados para emprender actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación y poder alcanzar un mayor nivel de competencia que impulse el desarrollo nacional y regional.

Nos motiva la experiencia en investigación del nuevo director del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, César Ocampo, quien es reconocido  internacionalmente como académico e investigador (así como nos motivó su antecesora, Janeth Giha, actual ministra de Educación), y nos ilusiona que él profundice la diversidad de necesidades regionales, le de un impulso a la inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación, y la oriente al fortalecimiento de la industria y la competitividad a nivel nacional  y regional. Todo eso queremos. Y anhelamos aumentar la financiación que la investigación suplica. Muy bien que Colombia esté alineado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Muy bien que el Plan de Desarrollo lo confirme, pero es necesario que los hechos respalden esa voluntad y la Ciencia, Tecnología e Innovación, dejen de ser asignaturas pendientes y se conviertan en el motor de desarrollo que el país reclama.

*Rector de la Universidad Autónoma del Caribe.