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Otra vez el despeje

Diego Arias reflexiona acerca de la insistencia de las Farc para despejar Pradera y Florida.

Semana
27 de febrero de 2008

Hay que celebrar que la Farc hayan producido liberaciones unilaterales, incluidas las últimas. Por las razones que sean (favorecer a Chávez o ambientar el tema de su “beligerancia”), lo cierto es que se produjeron hechos concretos, positivos sin duda cuando se piensa en el valor absoluto de la libertad. En lo político significa que las Farc, casi que por primera vez, se han movido de posiciones consideradas antes innegociables. Pero lo que resta para que fructifique el llamado intercambio humanitario es incierto. El gobierno la tiene especialmente difícil porque con las liberaciones las Farc han tomado la iniciativa; pero con su insistencia en el despeje de Pradera y Florida pueden llevar el proceso a un punto muerto de nuevo.

Sobre el despeje de esta zona en el Valle sigue habiendo bastante confusión. Lo primero es no comprender que el ‘despeje’ no es para la entrega de los secuestrados sino para ‘negociar’ su liberación. Pero bajo condiciones controladas y una actitud honesta de la guerrilla yo creo que un despeje condicionado de 45 días no quita ni pone estratégicamente en el desarrollo del conflicto. Lo más problemático es despejar también los cascos urbanos y el retiro de una Base de Alta Montaña que opera en lo parte alta de Florida. Sin embargo, la idea de que contingentes policiales extranjeros (o algo parecido) o una fuerza civil respetable den seguridad o establezcan el control de la zona es una posibilidad para nada descabellada.

El problema con todo esto es que conociendo la arrogancia, prepotencia e incredulidad en las Farc, las cosas se den de una manera aceptable para todos. Nadie quiere revivir el episodio del Caguán y nada hace pensar que con las Farc un nuevo despeje será distinto. ¿Por qué no aceptan entonces una zona de encuentro con garantías internacionales en vez de un despeje sin control como quieren? La mitad de la opinión publica está de acuerdo con el intercambio humanitario pero esa misma mitad y otros tantos creen que para hacerlo no se necesita ni se debe otorgar un despeje. La liberación de Clara Rojas y Consuelo Gonzálea primero, y las más recientes de ahora, son una demostración que para negociar y liberar secuestrados hay formulas viables.

La mayor concesión a las Farc en este tema del secuestro ya esta hecha y consiste en que se está hablando de ‘negociar’ la libertad de unos miembros de las Fuerzas Armadas y de unos civiles, sin que se hable de los otros 700 y más que tiene en su poder. Y en lo de un despeje del tamaño y la manera como lo exigen las Farc hay temores fundados de que no estén a la altura de una concesión de ese tipo. Decir esto no nos hace enemigos de la paz ni del intercambio. El intercambio humanitario es una necesidad pero no es aceptable que frente a la infamia del secuestro que practican las Farc el Estado y la sociedad tengan que negociar con ellas de cualquier manera y al costo que sea.

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