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Viva el paro nacional de maestros. Viva la lucha sindical

Los maestros bien pagos y preparados son la única esperanza de progreso para miles de niños y niñas. Por eso el paro de maestros es más que justo. Viva Fecode.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
25 de mayo de 2017

El paro nacional del magisterio cumple más de una semana, miles de maestros están en paro, cientos de miles de estudiantes sin clase y no se ve una solución a la vista. La protesta de los maestros no podría ser más justa; lo que se pide es una nivelación salarial dentro de un sistema inequitativo. Además se propende por la mejora general del sistema de educación. Vamos a poner tres ejemplos.

El tema de la nivelación salarial se resume en lo siguiente. Un maestro, en la medida que es un funcionario público, debería devengar el mismo salario que cualquier otro funcionario público con el mismo nivel de formación. Es decir, dentro de un sistema equitativo las personas con una misma base de formación académica y con unas capacidades profesionales similares deberían ganar un salario igual. Pero eso no ocurre en el sistema público colombiano. El salario de enganche o de entrada para un educador en Colombia está alrededor de 1.400.000 pesos. Dentro del grado más alto y después de 25 años de trabajo y de una formación constante, un maestro podría llegar a ganar 3.2 millones de pesos.

En cualquier otra entidad del orden nacional, esa misma persona que gana 1.4 millones como salario inicial de maestro podría ganar entre 2.3 y 2.8 millones de pesos. De hecho, el sistema es tan inequitativo que los maestros indígenas o etno-educadores ni siquiera llegan al salario de enganche y nunca llegan a tener derecho a ser nombrados en propiedad, siempre están condenados a ser provisionales. La nivelación salarial más justa no puede ser.
Otro de los ejemplos en que en la mayoría de zonas rurales del país, o las más alejadas, la cobertura en educación se hace por medio de la tercerización. Lo ideal sería que en esas zonas se contratarán maestros por 10 meses. Pero en la vida real el nombramiento provisional se hace fuera del calendario escolar y en lugar de contratarlos por 10 meses y lo hacen por 7 u 8 meses. Así el operador se gana esos meses o esa plata. Nuestros niños y niñas de zonas rurales, no solo reciben la peor educación, sino que reciben menos horas y días de educación. Igual sucede con la alimentación escolar, nunca arranca en calendario escolar. Fecode pide que estos maestros rurales sean contratados por el Estado y con contrato a término indefinido.

El último ejemplo se refiere a temas de hacinamiento escolar: en muchas de nuestras escuelas nuestros maestros tiene hasta 45 estudiantes y el promedio ideal sería de 26 estudiantes. Así es muy difícil garantizar una buena educación.
Lo indiferencia de la élite política nacional y de los funcionario públicos de alto nivel es inmensa. Les aseguro que ningún ministro, o viceministro o directivo de cualquier ministerio tiene a su hijo o hija matriculado en un colegio público. La mayoría paga colegio privado pues tiene los recursos. La educación pública queda para los pobres y por eso no le meten plata, ni les interesa mejorarla, pues en Colombia los pobres no importan. Además es bueno mantener a la sociedad en la ignorancia para que no marchen, ni pidan democracia. Por eso a pesar de los centenares de miles de estudiantes que están sin clase a nadie de le importa.

Hace un tiempo en la Secretaría de Educación de Bogotá lideré junto al ex alcalde Paul Bromberg y Bernardo Pérez, la encuesta de Clima Escolar. Allí se intentaba medir los factores que afectan el clima escolar y la convivencia de los estudiantes. Hubo una pregunta que llamó mucho la atención. Se preguntaba a los estudiantes si el colegio en el que estudiaban les gustaba o no. Para asombro de muchos, a los niños de colegios públicos les gusta más su colegio que a los niños de colegios privados. Es decir, muchos colegios públicos con problemas de infraestructura, de hacinamiento y en general ubicados en sectores complejos de la ciudad eran del gusto de los estudiantes, mientras que colegios privados con piscina y cancha atlética no eran del gusto de los estudiantes. La siguiente gráfica muestra los resultados.

Parece inexplicable. Pero la respuesta en sencilla. Obvio, que a los estudiantes de colegios públicos les fascina su colegio, pues en su casa los agreden, no tienen que comer y viven en la total pobreza. Por ello la educación, la comida caliente, los maestros bien pagos y preparados son la única esperanza de progreso para miles de niños y niñas. Por eso el paro de maestros es más que justo. Viva Fecode

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