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Sí, somos distintos

Tenemos que participar activamente en ella para que quienes toman las decisiones políticas sepan lo que pensamos y lo que queremos. Quejarnos no es suficiente si no votamos antes. Somos la primera generación de redes sociales.

Semana.Com
18 de enero de 2017

Hace unos días escuché una conversación entre una señora de unos cincuenta años con otro señor de edad similar. Ella le decía que no sabía que hacer con los jóvenes de hoy en día. Decía que le costaba lidiar con nosotros en la oficina, pues nos habían criado diciéndonos que éramos especiales, que podíamos hacer lo que quisiéramos, que no teníamos límites y que eso era lo que hacía que fuésemos tan inútiles. Que no entendíamos lo que era el trabajo duro, y que le daba pereza invertir el tiempo en nosotros por que sabía que los trabajos no nos duraban toda la vida, sino unos pocos años.

Me pasa mucho que me imagino reaccionando a distintas situaciones. Creo escenas en mi cabeza, y en este caso así me imaginé lo que se me ocurrió responderle.

-Señora, usted tiene toda la razón. Somos especiales, somos distintos, no tenemos límites. No queremos pasar la vida entera pagando una hipoteca, de por sí difícil, no por que no queremos tener una casa, sino por que eso nos amarra.  No queremos pasar toda nuestra vida en una misma empresa, queremos crear lo propio. Construir nuestro sueño, trabajar para nosotros mismos. Somos una generación más libre, mucho menos atada.

En todas estas la señora me mira perpleja y antes que pueda decir algo, vuelvo a hablar.

-Señora tiene razón, somos distintos. Queremos viajar, conocer nuestro país, el mundo. Vemos a nuestros amigos como una parte de la familia. ¿Casarnos? De pronto algún día, pero no lo vemos como algo necesario. Y si podemos, casi imposible por los costos y el modelo del sistema educativo,  queremos estudiar dos o tres carreras, por que una ya no es suficiente.

-Señora, a lo mejor el problema es de comunicación. Entendemos que adaptarse a esta generación no es fácil. ¿Por qué no cree un poco en nosotros? El mundo de hoy nos ha permitido ser una generación más informada. Con mas confianza en nosotros saldríamos más fuertes a tragarnos el mundo.

Al final respire y me fui de ahí con un sentimiento de amargura. No fui capaz de decir nada, y me quedé con esa conversación en la cabeza un buen tiempo. Creo que los jóvenes tenemos que asumir la responsabilidad de enseñarle a las generaciones anteriores nuestro modo de vivir y de pensar. Enseñemos que venimos más abiertos al mundo. Que el mundo que les tocó a ellos, no es el nuestro.

Yo me críe con un teléfono y un computador en la mano. Así como pude hablar con mis amigos del colegio, pude conocer gente en Japón, Australia o en la Guajira. Aprender sus costumbres y su cultura. La tecnología borró fronteras físicas y de conocimiento. Me mostró lo bueno y lo malo del mundo ¡El milagroso Google! Yo veo gente entrando a mundos enteramente ajenos al suyo, cosa que hace 20 años era imposible.

Somos una generación privilegiada. Pero con ese privilegio viene un compromiso que debemos asumir si queremos construir  el mundo con el que tanto soñamos. La capacidad de cambiar esta en nosotros, pero si no actuamos, de nada sirve.

No podemos solo exigir cambios a través de redes sociales como twitter o Facebook, pues caemos en un activismo inútil. Tenemos que utilizar nuestro talento y nuestro conocimiento para que nuestra percepción del mundo por lo menos la entiendan quienes no la comparten.

Debemos ser conscientes de la importancia de la política que afecta los temas de sociedad, que comprometen nuestras ideas y nuestro futuro. Tenemos que participar activamente en ella para  que quienes toman las decisiones políticas sepan lo que pensamos y lo que queremos. Quejarnos no es suficiente si no votamos antes. Somos la primera generación de redes sociales. Esas herramientas poderosísimas no pueden ser nuestra realidad, pues lo que cambia el mundo es la calle.

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