Home

Opinión

Artículo

PERIODISTA AL BANQUILLO

Semana
29 de diciembre de 1997

Los periodistas tienen la culpa mayor por la superficialidad y el tono agresivo de esta campaña presidencial. Esa fue la frase que más se repitió entre quienes me respondieron una columna pasada en la que comentaba que los candidatos no decían nada que se acercara a una propuesta seria para gobernar el país.Fue lo mismo que dijeron casi todos los candidatos pre-sidenciales invitados por Andiarios a un foro sobre el papel de los medios de comunicación en las campañas políticas. Varios de sus planteamientos merecen reflexión. Parten todos de la base de que los medios de comunicación han reemplazado a las plazas públicas como el escenario natural de la confrontación política. La inseguridad, el desarrollo de los medios y el crecimiento de las ciudades han creado esta nueva circunstancia, que obliga a pasar los planteamientos y las actitudes de los candidatos por el colador de la interpretación y valoración periodísticas. Esto sugiere una responsabilidad no asumida del todo por los periodistas por falta de rigor, por apresuramiento o por física antipatía por determinado candidato. Se quejan ellos de que en un foro sobre cualquier cosa, donde cerca de 10 aspirantes a la Presidencia hacen planteamientos juiciosos sobre distintos temas, lo que aparece publicado en los medios es el hecho _en general frívolo_ que provocó un momento de risas en una discusión de seis horas. El vaso de agua de Mockus en la cara de Lleras de la Fuente, como titular de la prensa y los noticieros, es el argumento esgrimido en la mayoría de los casos para demostrar la frivolización de los periodistas ante la seriedad de los mensajes políticos. Si a esto se suma que son esos recintos cerrados los únicos lugares donde en realidad se está haciendo la campaña electoral, con un puñado de periodistas como únicos testigos, es válido concluir que tienen parte de razón, aunque no toda, en atribuirnos la superficialidad del debate político en Colombia. Otro punto de obsesión de esos candidatos es el de las encuestas. Dicen muchos de ellos que no confían en la forma de elaboración de varios de estos sondeos pero que los medios los acogen para seleccionar qué tratamiento y difusión le dan a cada uno de ellos.Pero además de eso, ya que los medios son el único ámbito de la política de hoy y no existe casi ningún otro espacio en el que un político pueda aparecer, las encuestas establecen un círculo vicioso malévolo. Si el candidato no figura bien en los sondeos, tiene poco cubrimiento en los medios, y si no aparece en ellos, no puede mejorar en las encuestas. Otro asunto que parece de mecánica periodística, pero que no lo es tanto, consiste en que los reporteros que acompañan a los candidatos tienen la tendencia casi natural a interrogarlos sobre los episodios calientes de la política o del orden público que están a la orden del día en Colombia. Por eso, cuando los candidatos se reúnen en foros para tratar temas de sus programas, son abordados por los periodistas a la entrada o a la salida para que den sus opiniones acerca de algo de la coyuntura del país que por lo general no tiene nada que ver con el asunto tratado en la conferencia. Eso hace que la noticia tratada en los medios sobre cada uno de estos personajes tiene más que ver con lo que le preguntaron y contestó en 30 segundos que con lo que dijo a lo largo de una hora de exposición sobre su plan de gobierno. Hay algo de ingenuidad en todo esto. La relación entre políticos y medios en todo el mundo tiene una dinámica misteriosa que ho ha sido inventada en Colombia. En ella hay una retroalimentación extraña que no se limita a la reproducción textual de sus planteamientos, sino que se crea un lenguaje intangible en el que la imagen y las palabras, aunque muchas veces superficial e inmediatista en apariencia, termina por transmitir con bastante fidelidad el talante fundamental de cada uno de los políticos. Además, no tiene nada de malo que los políticos no se sientan del todo cómodos con los medios. Lo contrario sería, ahí sí, un pésimo síntoma de maridaje. Siempre que el periodismo complace a la política pierden ambos, y en el caso de los medios se renuncia al papel fundamental de vocero de los intereses de la comunidad.Esto no es una rectificación de la afirmación según la cual los actuales candidatos están lejos de la talla que el país exige. Me sostengo. Pero sí es una reflexión sobre la parte que nos corresponde para evitar que el desastre sea mayor por culpa nuestra.

Noticias Destacadas