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En nombre del padre

Poco se habla de la otra cara de los padres colombianos, de muchísimos que sí quieren hacer una diferencia en la vida de sus hijos.

Poly Martínez, Poly Martínez
20 de junio de 2016

Los padres de ahora no son como los de antes. Han cambiado. Los veo y muchísimos también se ven diferentes. Creo que es justo y necesario decirlo. En este país hemos oído mucho sobre el esquema patriarcal y escuchado en exceso el credo según el cual “madre no hay sino una, papá puede ser cualquier hijueputa”.

Cierto: la estadística nos dice que hay miles de casos de incumplimiento en cuotas de alimentación, un  amplio repertorio de pruebas de ADN en espera; hay abusos y abandonos por parte de los padres en todos los estratos y regiones. Tenemos sobrada evidencia de los rostros de la orfandad, inclusive con el papá en casa.  

Pero poco se habla de la otra cara de los padres colombianos, de muchísimos que sí quieren hacer una diferencia en la vida de sus hijos – y la hacen-, en las relaciones que tiene con ellos, más allá de la madre o del tipo de vínculo de pareja que exista. Desconocer esa realidad, como tantas otras poco narradas, nos limita la comprensión de esta sociedad, pero además nos enfrasca en la permanente lectura de lo que falta y no en la de lo que sí tenemos o estamos construyendo.

¿Qué pasa con los padres luego de los 8 días de la Ley María? Busqué literatura fresca sobre el perfil, el tipo de relaciones que tienen, el cambio en su rol. Hay números que indican hábitos de consumo y de ciertos comportamientos de los padres colombianos: el 62% va a hacer mercado, 57% colabora con los oficios de la casa, el 39% cocina para toda la familia, el 72% dice tomar igual responsabilidad en el cuidado de los hijos (Discovery Insighst 2016). En el mundo occidental, en los últimos 30 años los padres de familia han triplicado su tiempo de interacción y cuidado de los hijos, aunque todavía sin alcanzar el que invierten las madres. Y está confirmado, aunque muchas mujeres no quieran creerlo, que son igual de hábiles a la hora de criar.

Estos números, de perfil urbano, hace evidente el desplazamiento real y sostenido en los roles familiares, en la repartición de las cargas y responsabilidades; reflejan que la mujer está cada vez más metida en el mercado laboral y ese largo etcétera de variaciones sobre el tema de la estructura familiar. Eso sí, ni un datico sobre cómo entienden los padres su rol, la manera en que lo sienten y ejercen.

A falta de estadísticas o historias sobre el asunto, consulté algunos expertos y fui a la fuente: a lo largo de la semana hablé con personas conocidas, totalmente desconocidas, amigos, compañeros de trabajo, gentes de vidas, entornos y recursos muy diversos. También conversé con pediatras, que tienen una mayor exposición a ese universo. Generalizar es siempre riesgoso, pero destaco algunas coincidencias:

- Los padres hoy  lo son más por decisión que por obligación. Les gusta su rol, lo disfrutan y valoran como fundamental para su propio tejido emocional. En esto coinciden los  casados, separados, padres solteros y los que asumen hijos previos de su pareja;  padres-madres por viudez o porque la mamá abandonó el hogar.
- A los padres ausentes ya se les pide explicación, a pesar de que sobrevive eso de que  el hombre está hecho para el mundo y la mujer, para la casa.
- Las  mamás quieren mayor participación del padre, pero “obedeciendo” su modelo de crianza; que ayuden pero no opinen tanto. Ese es un punto real de conflicto.
-  En una sociedad más abierta a las demostraciones de afecto y que valida más las emociones de los hombres, les surgen dudas al ejercer autoridad y fijar límites.
- “A muchos de los padres les quedó faltando papá: mayor presencia, demostración en besos y abrazos, reconocimiento”, y no necesariamente por abandono o agresión, sino por el esquema familiar y laboral de hace 30 o más. Es un tema sobre el que reflexionan y un modelo que procuran no repetir.
- Hay mayor presencia de padres en eventos o reportes de colegio y preescolar, en actividades deportivas, de recreación (paseos, cine, parques), en visitas al médico, compra de ropa y similares.
- En la cotidianidad: ajustan sus horarios para llevarlos al colegio o estar presentes a la hora de las tareas, para comer juntos. En los fines de semana quieren compartir  más tiempo con los niños.
- Muchos padres, casados o en pareja, hacen planes y se inventan actividades aparte con sus hijos. Buscan construir relaciones directas.
- Disfrutan mucho las conversaciones con sus hijos.

Me encanta observar a los padres con sus hijos, verlos jugar, abrazarse y darse besos; la forma como los tratan cuando son bebés o mirarlos enseñar a montar en bici o en patines.  Verlos “libres” de la madre, cumpliendo el rol a su manera. Hace años decidí que, en materia de amigos, me interesa fortalecer relaciones con aquellos que sean buenos padres: realmente atentos y enterados, dispuestos y activos en la construcción de relaciones propias con ellos, no a través de las madres, no por cuenta de quincenazos de relleno, no a punta de pirotecnia económica. Esos hombres que saben que crecen de la mano de sus hijos.

Hoy aprovecho para hacerles un homenaje a mis amigos papás, incluido el padre de los míos, que hacen evidente el gran amor por sus hijos. Así de tanto como me ha querido el mío.

@Polymarti

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