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¿Por qué?

Serna, que confesó pertenecer a tres grupos guerrilleros y que tenía un menú de asesinatos por cometer, ha quedado en libertad

Semana
15 de abril de 2002

Si uno tratara de conseguir un premio de novela con la historia de Diego Fernando Serna, el seminarista-guerrillero, fracasaría. Lo más probable es que los jurados la descartaran por exceso de imaginación. No obstante los hechos que se narrarían en esa novela fantástica sucedieron en Colombia, y aunque parezca increíble, el hombre que pudo haber cambiado radicalmente el curso de las elecciones presidenciales matando a Alvaro Uribe; que pudo haber dejado a Colombia en manos del vicepresidente Gustavo Bell, matando a Andrés Pastrana; y que pudo haber desencadenado una guerra entre Colombia y Venezuela , matando al presidente Hugo Chávez, ahora está libre por decisión del Tribunal de Bogotá, que la semana pasada le cerró el proceso por el cargo de rebelión.

En la contracarátula de nuestra novela, en la que se hace un compendio para interesar al lector en el contenido del libro, diría lo siguiente: “No se pierda esta apasionante historia del seminarista que se volvió guerrillero, que iba a asesinar a Alvaro Uribe con una biblia bomba, que a última hora se arrepintió, que ahora ha anunciado que va a votar por él para presidente y que todavía quiere ser sacerdote”. ¿Qué jurado de qué premio de novela se atrevería a premiar semejante trama?

Puede que la versión compendiada del caso nos produzca risa. Pero la historia completa no es para reír sino para poner los pelos de punta. Y produce una docena de interrogantes capaces de quitarnos el sueño.

Serna al principio parecía ser apenas un lagarto con cara de javeriano del Gun, y un mitómano. Lo primero resultó cierto pero lo segundo no. Las biblias bomba efectivamente existieron, las señas de la casa donde había unos guerrilleros con mapas de la sede política de Uribe resultaron ciertas y prueba de sus serias intenciones terroristas son los videos en los que Serna aparece codo a codo con el presidente Pastrana y el presidente Chávez en varios actos oficiales.

Serna confesó que entre sus órdenes figuraba asesinar a varias personalidades. Perfectamente pudo haberlo hecho con Pastrana o con Chávez. ¿Se imaginan la guerra que se habría armado con Venezuela si su Presidente hubiera sido asesinado en Colombia?

No obstante, el jefe de seguridad de Palacio, el coronel Chávez, que en cualquier otro país del mundo habría sido retirado de su cargo —no a cualquiera se le cuela un asesino en potencia que llega hasta a retirarle la silla al presidente de Venezuela— sigue cuidando al Presidente, e incluso se ha rumorado que él o su esposa Marbelle serían nombrados en un cargo diplomático. ¿Por qué?

Que el coronel siga en su cargo es una cosa. El presidente Pastrana es humano y debe tenerle gran cariño a quien lo cuida. Pero esta es la hora en la que nadie nos ha contado cómo fue que se coló Serna en varios actos oficiales, en las narices de la seguridad de los presidentes de Colombia y Venezuela. ¿Por qué?

Durante el tiempo que estuvo detenido permaneció en el DAS, y nunca fue conducido, como cualquier otro guerrillero, a una cárcel de máxima seguridad. ¿Por qué?

Podría alegarse que por motivos de seguridad: las Farc podrían estar intentando asesinarlo para que no hablara. Sin embargo, este hombre tan amenazado es el preso que más entrevistas con los medios de comunicación ha tenido. Que sea un guerrillero-lagarto es una cosa. Pero eso no explica que todo micrófono pudiera acercársele con facilidad a cualquier hora del día. ¿Por qué?

Y ahora resulta que este hombre, que no sólo confesó que ha pertenecido a tres movimientos guerrilleros —lo que tendría explicación en su lagartería— y que confesó a las autoridades que tenía todo un menú de asesinatos que estaba encargado de cometer, ha quedado en libertad: después de un trabajo horrible que le costó demostrarles a las autoridades que sí era guerrillero, porque pasaron meses sin que le creyeran, el Tribunal de Bogotá le ha cesado todo procedimiento acogiéndolo en el programa de reinserción que se otorga a los acusados de rebelión, y ahora se le está ofreciendo favorecerlo con el programa de protección de testigos que se otorga por colaboración con la justicia. Atrás quedan las biblias bomba, la casa con los mapas y los videos de los actos de los presidentes. Pero nada se sabe de quién fue el que encomendó a Serna de la misión de asesinar a media docena de personajes. ¿Por qué?

Y que se sepa, no existe una sola decisión judicial que se haya tomado con base en lo que Serna haya podido contarles a las autoridades acerca de las Farc. ¿Por qué? ENTRETANTO… ¿Al fin, quién es el personalmente responsable de haber despedido a Yamid Amat de un portazo?

¿Por qué?

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