PREGUNTAS A LA MONJA

La tan traída y llevada Sor Palacio se sometió a algunas preguntas de parte de alguien muy cercano a ella, como ahora se acostumbra en los medios. Este periodista la encontró tejiendo un chal que le encargó doña Nohra para las frías noches del Palacio de Nariño. Ella, a sus 68, permanecía alerta al vaivén de sus agujas, mientras Lorenzo, por ratos, se adormecía con ese movimiento pendular. El color escogido para la lana es un azul pálido.
¿Cómo fue el asunto de su cuadro? Usted por lo menos distingue que el cuadro es uno y yo soy otra, porque hay quienes nos confunden. Mire, se dijeron muchas cosas. Yo misma le perdí el rastro al retrato y supe que doña Carolain lo había mandado a La Tertulia de Cali. Luego Gaviria lo volvió a traer, en acto en que estuvo Belisario (me tiene en una lástima). Lo que más me duele es que Jacquin lo sacó un día en que hizo exorcismos, a lo que se prestó el capellán Melguizo. Yo entiendo que los exorcismos no son para malgastar. Pero me ofende mucho que me hayan tratado como a una bruja.
¿Cómo ve al nuevo gobierno? Es que todavía no se ve. Dígame, ¿usted puede ver si lo que estoy haciendo es un chal o unos patines de bebé? Entre otras, me encargó unos Vladdo por Internet.
¿Se vio con Botero? No fui invitada. Le habría pedido que le donara a Colombia el buen ejemplo de un padre que no le da la espalda a su hijo.
¿Cree en la paz? Vea, Lorenzo, como decía la abuelita del doctor Serpa: ''Ni en la paz de los sepulcros creo''. Eh, avemaría. Una cosa es el despeje y otra despejar a los unos y llegar los otros en armas. ¿Dónde va a hablar el Presidente y quién lo va a proteger? Ya no está el doctor Leyva que le garantice la vida en la selva. Qué miedo. ¿Sí devolverán la tierrita?
¿Cómo ve a Samper? Manejando todo.
¿Y a Serpa? Es como tan querido, pero como tan maluco. A mí en el hablado me recuerda a Bernardo Ramírez. Como que esos bigotazos producen un cierto tono de tienda. ¿Cierto?
¿Y al general Tapias? No, mijito, a ese no le van a alcanzar las tapias para tapar todo lo de las Fuerzas Armadas. No seamos bobos.
¿Néstor Humberto? (Risas) el doctor Martínez me recuerda siempre a un actor muy gracioso de la televisión, que también se parte por la mitad. Es que no me acuerdo del nombre, es como más gordito.
De Noemí, hábleme de Noemí. Tan querida, ¿no? Pero sin definiciones políticas. Es adorada y vive pensando en Santa Teresa de Avila. Como en éxtasis.
¿Conoce a Mockus? No me haga sonrojar, por Dios. Por sus frutos los conoceréis. Lo de ICA, en la Alcaldía, le salió como mal. Es un académico que parece haber contratado con México los huecos de la ciudad.
¿Se ve mucho con el presidente?, ¿cómo lo ve? Si me pregunta cómo lo veo, le cuento que muy acabado. Ese hombre no duerme las horas que tocan. Le falta la cancha que van cogiendo en el poder. Cada rato lo oigo hablar en inglés. Chéveres esos zapatos color miel. Ahora, yo no sé qué hace el retrato del doctor López en la antesala del despacho, inmensotote. Lo hizo poner ahí el presidente Samper, después del exorcismo y de las patas de rana y el diente de tumba y no sé qué supercherías de Jacquin y monseñor Melguizo. Hay presidentes también del otro lado. Qué tal Caro, Marroquín, ahora que vamos a perder tantos kilómetros cuadrados. No lo cuente, pero aquí en palacio, cuando se acerca Andrés, decimos: ojo, ahí viene el kilométrico.
¿Usted se ve con el Fiscal? Poco o nada viene aquí. No lo conozco y le tengo como cosita. Es que me parece que es tan inteligente como Nixon.
¿Del doctor Rodrigo Lloreda? Yo rezo mucho por él. Y por el rey Hussein de Jordania. Así de calvas nos ponían a nosotras cuando íbamos a recibir la cofia, o la corneta, como la llamó la gente. Es una persona más firme de lo que me imaginaba. Este Gobierno puede dar todas las sorpresas del mundo.
Para terminar, ¿usted cree que Andrés no acaba? ¿Que no acaba? Aténgase ahí. Usted no sabe lo que es un Pastrana bravo
Se me olvidaba, ¿nunca se subió al Hércules? Así estoy bien. No me interesa pasar por heroína.