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Cero y van tres

Sobre lo “acordado” de drogas ilícitas, hay total claridad que como los puntos anteriores solo es un complejo juego de palabras e intenciones generales.

Guillermo Rodríguez M., Guillermo Rodríguez M.
18 de mayo de 2014

Luego de cinco largos e intensos meses de negociación en La Habana del tercer y álgido punto de la “agenda”, denominado drogas ilícitas y narcotráfico, en el marco de las negociones con el mayor cartel de narcotráfico en el mundo, el que ya en muchos escenarios conocemos como “el cartel del catamarán” tal anuncio que fue filtrado de forma “estratégica” justo a una semana de elecciones presidenciales, no deja de ser un anuncio más, pues esta es la “bandera” que se agita en pro de la reelección de lo que se denomina la unidad nacional, nada distinto a lo que fue tan estigmatizado ayer, el que ya todos conocemos frente nacional.

A ocho horas del anuncio nada se sabe, se indica que hacen falta ajustes en cuatro o cinco renglones, como si el dilema de la paz y el narcotráfico se arreglara en una página, el anuncio es estratégico desde luego porque se aprovecha todo el fin de semana para que la noticia de vueltas por todas las redes sociales, noticieros y cuanto medio de comunicación existe, creando expectativa sobre algo que dice todo y dice nada, con un solo fin último, buscar aprovechar esas cuatro líneas para posicionar la “gobernabilidad” del régimen en pro de un proceso de paz que hasta ahora no conduce a nada.

Sobre lo “acordado” de drogas ilícitas, hay total claridad que como los puntos anteriores solo es un complejo juego de palabras e intenciones generales, pero lo que hay que tener en cuenta, es que este punto genera escozor no solo en quienes creemos que el negocio del narcotráfico es el principal problema de Colombia, sino que existe una política global antidrogas, que nuestro principal socio los Estados Unidos, no van a ver con muy buenos ojos la evidente mirada a un costado del Estado colombiano para con el mayor cartel de drogas de todo el mundo, así mismo lo tiene la agencia antidrogas (DEA) denominado como tal a las FARC. 

Lo único claro que podemos tener es que a las FARC no les gusta ni poquito, que se les vincule o asocie con el “mágnifico” negocio del narcotráfico, ni tontos que fueran lo van a aceptar, como si no supiera el país lo que me mueve el grupo narco terrorista en los departamentos del Cauca, solo para citar un ejemplo; o la complicidad y asociación para manejar rutas con bandas criminales, y hasta el absurdo de llegar a crear supuestos “impuestos” a los narcos puros; la noticia crea expectativa, y desde luego deja a un lado las denuncias de dineros espurios en la pasada campaña, como también las comisiones a “gestores” del gobierno en pro del narcotráfico.  

Lo que más atención debe llamar es el mecanismo jurídico que se plantee, para que ningún miembro de las FARC sea extraditado a EE.UU., pues recordemos como muchos cabecillas del grupo tienen solicitudes de extradición por varias cortes federales, y pues es obvio que ellos a la extradición no le van a jalar, ¿entonces a dónde nos llevan? El camino más expedito y jurídico posible muy seguramente será la constituyente, una constituyente que pedirá como mínimo el 30 % de participación de las FARC, con el firme propósito de blindar cualquier “acuerdo” al que pueda llegarse, no existe otro mecanismo diferente que posibilite tanto como ese y muy seguramente así lo tienen establecido.

Claramente no nos van a contar ello, nos ocultan que vamos a una constituyente donde las FARC tendrán plenas garantías, en donde se buscara blindar todo este desparpajo de impunidad en contra de los derechos de las víctimas y de los colombianos de bien, así como no aceptan que son narcos, tampoco aceptaran que tienen millones de víctimas en medio de este conflicto, también está claro que el  punto de “justicia transicional” lo dejaran para antes de la segunda vuelta, la cual es la clara manifestación de una política criminal de “minimalismo punitivo” que tanto mal hace a nuestra sociedad, el mensaje a las futuras generaciones es obtuso, como lo es el silencio ante lo evidente, volvió el 8.000 y no nos dimos cuenta.

*Abogado, Director Ejecutivo Gobierno Seguridad y Desarrollo.

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