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¿Prudencia o complicidad?

“La iglesia está muda y no hay un sólo profeta en sus filas”, dice Pedro Flórez, un lector de Semana.com

Semana
21 de marzo de 2006

En Europa han calificado el papel de la iglesia alemana durante el nazismo, como el de una iglesia callada, que dizque por prudencia no alzó la voz cuando exterminaron los judíos y que ayudó a que los jefes nazis obtuvieran pasaportes por medio del Vaticano para que huyeran, desgraciadamente a “Nuestra América”.

El papel de la iglesia colombiana de estas dos últimas décadas se parece mucho al de la iglesia alemana en ese tiempo horroroso de la humanidad. La iglesia está muda y no hay un sólo profeta en sus filas. La iglesia calla para no ganarse las críticas del gobierno, calla por prudencia que en definitiva no es más que complicidad, ya que el que calla otorga.

Hace poco se reunieron los llamados pastores de la iglesia colombiana. ¿Qué pastor es el que ve que despedazan a sus ovejas y se hace el ciego? Qué triste papel el que está jugando la iglesia en Colombia, un silencio cómplice de frente a una tragedia que ya dura lustros. Lejos están los tiempos en que obispos profetas como Gerardo Valencia y Raúl Zambrano volaban por los aires, literalmente, volaban en las explosiones de aviones que consigo mataban también a decenas de colombianos inocentes.

¿Dónde está el Arnulfo Romero de Colombia, el Casaldaliga, el Cámara, el Proaño? No hay, y la excusa no es que el país no esté en una situación tan grave como lo estuvo El Salvador. Está peor. ¿No alcanzan los tres millones de desplazados, las masacres de parte y parte, el 25% de desempleo, el 10% de niños que no pueden ir a la escuela porque no tienen para pagar un colegio del Estado, de los de la iglesia ni hablemos; no basta el hambre de más del 60% de colombianos que tienen que vivir con menos de un salario mínimo?

Pero eso no afecta a los obispos que no tienen tiempo para ver esos
problemas ya que están ocupados en sus viajes ad Limina, a costa de los pobres, ¿o de los ricos? Ellos comen tres veces al día y no saben lo que es el hambre.

Esta iglesia pasará sin pena ni gloria, aparte del hecho de haber recibido dinero de mafiosos y de celebrar misa para los paramilitares y de tener obispos castrenses. ¿De dónde vendrá la palabra castrense?, esta iglesia seguirá encerrada en los palacios.

Las universidades católicas y pontificias del país no son más que otra
muestra de lo fuera de lugar que está jugando la iglesia. Desde que
descubrió la vaquita de la lechita de oro, los obispos y comunidades
acumulan capitales en base a las matriculas pagables sólo por ricos, hijos de mafiosos o de paras (Salvatore “Capone” Mancuso, estudiante de la Javeriana, Rodríguez Orejuela, Filosofía a distancia de la Santo Tomás), ningún hijo de obrero puede estudiar en ninguna universidad pontificia de la iglesia o de la orden que sea.

¿Qué diferencia hay entre los profesionales formados en una universidad católica y uno formado en una universidad estatal? Ninguna, ó que el de la estatal de pronto es más solidario con el pueblo y cobra menos por la consulta.

Entonces queda la pregunta ¿Qué papel desempeña la iglesia en Colombia?: ninguno, son pastores mudos, profetas mudos, que por miedo se callan y dejan que el lobo acabe con el rebaño.

Sabemos que el destino del profeta es la muerte violenta por el poder
institucional, es el destino de los profetas del Antiguo Testamento, de Juan el Bautista y lógicamente de Jesús. Él no murió en la cama, de ochenta años y atendido por los abogados y médicos de turno, Él murió a los treinta y tres años, y no murió, lo asesinaron, porque ese es el destino del profeta.

¿A qué vienen los lloriqueos de que las sectas están cogiendo mucho auge y que ya más del 10% de colombianos se ha ido de la iglesia católica? Si la iglesia se hiciera un examen de conciencia vería que no es la pedofilia o el homosexualismo de algunos sacerdotes la causa primera de la deserción de los católicos. Es simplemente el antitestimonio de sus pastores que andan brindando con los ricos y bendiciendo armas.

* Lector de Semana.com

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