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¿Quién puede competir con Barack Obama?

Análisis de la posición del partido republicano ante las pre-elecciones en Estados Unidos.

Semana
9 de diciembre de 2011

A menos de un mes de la primera pre-elección entre los candidatos republicanos que se presentan para competir con Barack Obama en las próximas elecciones presidenciales de los EE.UU., el partido republicano está profundamente dividido, sin una clara propuesta para ofrecer a los votantes y sin un candidato que realmente convenza a sus propios afiliados.

En este momento Newt Gingrich, vocero del partido republicano en el Congreso en los años 90 y lo que se llamaría aquí un “dinosaurio político”, está liderando las encuestas para ganar la nominación republicana. También tiene buenas opciones para ganar la primera pre-elección en Iowa a inicio de enero, lo cual simbólicamente es importante. Pero dada la fluctuación en el grupo de los pre-candidatos republicanos no se sabe si Gingrich logra preservar este liderazgo por más de unas semanas.

En los últimos meses se han visto muchos debates entre los candidatos y la candidata y sobre todo cambios repetidos y muchas veces abruptos en las encuestas. La primera que se destacó en ellas fue Michelle Bachmann, representante del estado de Minnesota en la Cámara de Representantes y una de las más visibles líderes del llamado “Tea Party”, un grupo conservador dentro del partido republicano que combate ferozmente el establecimiento en Washington. Después de este inicio muy prometedor, ella desapareció rápidamente y en la actualidad se encuentra muy por debajo de los 10% de la intención de voto.

Luego Rick Perry, gobernador de Texas, se tomó el liderazgo con su estilo directo y su atracción para los conservadores del partido. Luego de rendimientos bastante pobres en algunos debates y su postura supuestamente liberal en el tema de la migración, también bajó significativamente en las encuestas.

Mitt Romney, anteriormente gobernador del estado de Massachusetts, es el candidato que para la mayoría tiene el formato más presidenciable y con más opciones frente a Barack Obama. Sin embargo, carece de carisma y para muchos republicanos es demasiado liberal; por esto no alcanza a mantenerse en el liderazgo de una manera más estable. Como empresario, sin embargo, parece ser el candidato más pertinente en la crisis económica.

Durante las últimas semanas surgieron dos candidatos más, primero Herman Cain y en estos momentos Newt Gingrich. Cain impactó mucho con su plan fiscal 9-9-9 cuyo mensaje principal fue simplificar el sistema fiscal para recaudar impuestos empresariales, personales y estatales en un porcentaje de nueve por ciento. También atrajo simpatía por su discurso de gente común y su carrera por fuera de la política. En un momento donde la mayoría contundente desconfía de todo lo que huele a sistema político, hay mucho espacio para quienes vienen de fuera. El sábado 3 de diciembre, sin embargo, anunció la suspensión de su postulación después de reiteradas acusaciones de relaciones extramatrimoniales y acoso sexual.

En lugar de atraer todos estos votos, el favorito natural, Mitt Romney, incluso perdió apoyo a favor de Newt Gingrich quien dentro del grupo de 7 candidatos y una candidata ya es el quinto líder en las encuestas. Esto muestra claramente la debilidad de la oferta del personal republicano. Los unos parecen interesantes para las bases republicanas por su radicación en valores conservadores, pero no son presidenciables porque no alcanzarían mayorías por fuera del partido, los otros serían presidenciables pero no convencen a las bases.

En el análisis semanal del 3 de diciembre “Shields and Brooks” del programa estadounidense “News Hour” el columnista del New York Times, David Brooks, advirtió que la falta de un candidato serio contra Barack Obama sería un gran daño para la democracia ya que hace falta una discusión profunda sobre la gestión de la crisis por el actual presidente. Además afirmó que una candidatura de Newt Gingrich equivaldría a una re-elección casi automática de Obama ya que Gingrich “tiene más esqueletos en su sótano que la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard”. Con esto se refiere a su turbulenta vida privada y su rendimiento como vocero del partido republicano en los años 90. Como ejemplo mencionó el hecho de que tenía una relación extramatrimonial justo en el momento cuando supuestamente por razones morales insistió en la destitución del presidente Bill Clinton por razones semejantes.

A diferencia de muchos analistas, mi opinión es que el resultado electoral del año 2010 donde los republicanos ganaron la Cámara y se fortalecieron en algunos estados, en términos presidenciales fue lo mejor que le pudo pasar al presidente Obama. Primero, los republicanos ya no pueden limitarse a hacer oposición frontal porque con la mayoría en la Cámara tienen una responsabilidad compartida lo cual se hizo evidente en el tema de la deuda externa. Segundo, y más importante aún, el partido republicano está intensamente fragmentado entre conservadores, moderados y el Tea Party y por lo tanto no llega a candidatos que gocen del apoyo unificado ni a puntos programáticos que constituyan una plataforma para las elecciones presidenciales. Además, los demócratas han entendido el mensaje que divisiones internas les podría costar el poder y en consecuencia, por lo menos, aparentan estar más unidos que antes.

Por todas estas razones y la capacidad de Obama de convencer en debates y discursos y sus claros resultados frente al terrorismo, no se plasma ningún competidor serio que le pueda desafiar en una contienda electoral. Recordemos que en la última campaña presidencial había varios puntos en contra de Obama como: su falta de experiencia sobre todo en seguridad y política internacional; su supuesta debilidad como primer comandante de las Fuerzas Armadas; y la falta de experiencia administrativa. Todos estos puntos se desvirtuaron en los últimos años. Obviamente ganó en experiencia tanto en la administración como en las diferentes áreas políticas; actuó con determinación para ultimar a Osama Bin Laden y otros importantes personajes en la lista del terrorismo internacional, utilizando nuevas tecnologías como los aviones teledirigidos (drones); y por lo menos, retóricamente aplacó a varios detractores de los EE.UU. en nivel internacional.

Sin embargo, hay muchos elementos que son bastante cuestionables, como por ejemplo, que en el área internacional no se alcanzaron mayores logros más allá de discursos; que el liderazgo en cuanto a la crisis fiscal de los EE.UU. hasta hoy no ha logrado resultados; y que la legitimidad de las instituciones políticas está en uno de los puntos más bajos de toda la historia. Todo esto alimentaría normalmente un importante debate electoral, pero si Mitt Romney no logra despegar, faltaría un rival que pueda poner estos elementos sobre la agenda.

Ahora bien, en un año pueden pasar muchas cosas que cambiarían el panorama, que van desde un nuevo ataque terrorista, el derrumbe de la economía estadounidense hasta un escándalo personal. Sin embargo, en estos momentos los EE.UU. parecen en el camino hacia cuatro años más de Barack Obama.

* Politólogo de la Universidad de Viena/Austria e internacionalista de la Universidad de Syracuse/EE.UU. Actualmente escribe su tesis doctoral sobre justicia transicional y construcción de paz en Colombia.

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