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Reelección con mermelada

¿Que el presidente Santos esté haciendo buen o mal gobierno? Lo dirán los votantes en las urnas. Pero es el colmo que la reelección se aceite con mermelada burocrática.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
3 de enero de 2014

Hay que reconocer algunos logros del gobierno Santos: el acuerdo de paz que muy posiblemente se logre, es uno de ellos; los repuntes de la economía con algunos sectores de la producción, es otro. 

A pesar de ello, surgen muchas dudas. Sobre el proceso de paz, aunque es el gran anhelo, se tiende un mando de duda por los constantes cambios de postura de los negociadores de las FARC. Esto tiene desesperada y escéptica a la comunidad nacional e internacional. 

Esperamos que el 2014 que ya llegó entre pisando duro aunque lo más seguro es haya serios quebrantos de salud en los buenos pronósticos de nuestro presidente. Es que, para ser sinceros, cuando el protagonismo es mayor que los resultados, estos se obnubilan tímidamente porque están bellamente adornados con la farsa de las encuestas amañadas.  

Por estas y muchas otras razones, el señor presidente no se siente seguro de su reelección. 
Sobre los horizontes de su campaña, hay muchos nubarrones que presagian grandes tempestades, y que muy seguramente su contendor y antiguo jefe, hoy promotor del Centro del Pensamiento Democrático, Álvaro Uribe Velez, los sacará a relucir a su debido tiempo.   

Que se reelija un gobernante por sus méritos y el buen desempeño de sus funciones, es perfectamente entendible, pero que su campaña reeleccionista se monte sobre el escenario burocrático del país, con el remolque de sus afectos parlamentarios de Unidad Nacional, es de  tal gravedad que los colombianos nos debemos pronunciar al unísono para no permitir que el futuro de nuestra patria y de nuestras familias quede en manos de logreros e irresponsables. 

Es muy preocupante que las elecciones del 2014 sean un engranaje clientelista, que parte desde Palacio de Nariño, pasa por el Congreso de la República, y para peor desgracia, finalmente llegará a estacionarse en la llamada Comisión de Acusaciones, donde la verdad y la mentira, el engaño y la perfidia, se confunden con la ignorancia de quienes la conforman.

Es claro que cuando una entidad estatal se presta para ser el eje de una campaña política, sus objetivos se desvían de su cauce y la autoridad moral de quienes las dirigen no pasa de ser un saludo a la bandera. Si por ejemplo en estos momentos en que sus directivos se dedican más a producir burocracia para satisfacer los egos de los reeleccionistas del 2014, que a cumplir con sus funciones, se dieran cuenta que se van a chocar con miles de actos administrativos por despidos injustificados, que después se convertirán en escándalos públicos y demandas contra el Estado, reflexionaran; puesto que, las demandas que ganen los destituidos, se revertirán en su contra con la figura de repetición judicial. 

Si hacemos una evaluación de cada una de las instituciones del Estado que se han aliado, poniendo su nómina burocrática al servicio de la reelección presidencial, todas se rajan en el desempeño de sus funciones. Por ejemplo: el Banco Agrario, Aerocivil, Bienestar Familiar, Sena, Ica, varias Cámaras del Comercio de las principales ciudades del país, y entidades autónomas regionales, entre muchas otras, en estos momentos son verdaderas fábricas de mermelada burocráticas para producir curules al “honorable Congreso de la República de Colombia”, donde se cuecen las peores desgracias de nuestra patria. 

De esta forma queridos compatriotas se elegirá presidente de la República, con su carrusel de congresistas, que por mandato constitucional serán llamados “honorables padres de la patria” con salarios por encima de $24.000.000 millones de pesos, fuera de las prebendas que se les otorga, todo a costillas del los sufridos contribuyentes.        

A ciencia cierta se sabe que en la transición del 2013 al 2014, cada congresista afecto a la reelección presidencial ya tiene asignado determinados cargos de libre nombramiento y remoción en diferentes entidades estatales. Por este motivo a muchos funcionarios honestos y cumplidores con su deber, les cogió el 2014 con la desagradable sorpresa de que sus servicios han llegado al final.

De alta fuente se sabe que en el Banco Agrario, por ejemplo antes que salga esta columna, más de trescientos funcionarios serán destituidos para nombrar a los áulicos del senador Roberto Gerlein Echavarría, quien se considera amo y señor de dicha entidad financiera y remolca a un grupo de copartidarios suyos para que lleguen al Congreso de la República.

Sería muy importante que las diferentes organizaciones que están luchando por la pureza del sufragio le hicieran seguimiento al computador de Palacio, con la absoluta seguridad que se llevaran grandes sorpresas. 

Pero es a los organismos de control a quienes en primera instancia les corresponde iniciar las investigaciones pertinentes con el fin de evitar que se vaya a cometer un fraude electoral de tal magnitud contra la democracia de nuestro país. 

Razón no les falta a las fundaciones o asociaciones que en los actuales momentos están promoviendo el voto en blanco. Considero que si la situación con el computador de Palacio no queda clara, valdría la pena que se redoblaran los esfuerzos para que el voto en blanco se imponga, con eso damos una lección a quienes se consideran amos y señores de nuestro país. 

urielos@telmex.net.co
urielos@hotmail.es

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