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Reelección: ¿Que las FARC decidan?

Juan Manuel Santos se metió en el embeleco de creerle a las FARC, como si no hubiésemos tenido demasiado con lo vivido entre 1998 y 2002.

Guillermo Rodríguez M.
23 de noviembre de 2013

Juan Manuel Santos no se aguantó las ganas de anunciar su decisión de ir por la reelección. Todos esperábamos, o al menos como se había filtrado, que el anuncio sería el pasado viernes en un congreso gremial. 

Llama la atención que previo al anuncio de ir por la reelección se tomaron varias decisiones: nombramientos en embajadas, consulados, ministerios, departamentos administrativos; pero lo peor tampoco se haría esperar, la decisión del “menesteroso” ministro de Hacienda y Crédito Público, Mauricio Cárdenas Santamaría, para iniciar la venta de Isagen en su primera fase sin reglamento para tal fin, violando la ley de privatizaciones y cuanto proceso existe.

Lamentablemente hemos observado en estos tres años y un poco más, que el poder político no tiene límites jurídicos, y de eso sí sabe el actual gobierno; pareciere que su máxima es transgredir ese límite jurídico, no son aseveraciones temerarias o sin contexto existente, veamos: Juan Manuel Santos en el 2010, aseveraba que tenía que acabar la culebra que aún estaba viva, ello refiriéndose a las FARC, años más tarde da al timón un viro de 180 grados, con el ánimo de agradar quién sabe qué intereses o por qué, lo que sí está claro es que quienes se beneficiarán serán las FARC que con mucho catamarán, puro y ron, ordenan magnicidios desde La Habana.

Juan Manuel Santos se metió en el embeleco de creerle a las FARC, como si no hubiésemos tenido demasiado con lo vivido entre 1998 y 2002, cuando Andrés Pastrana le otorgó a ese grupo de terror una zona de distención, que sólo sirvió para armarse, traficar coca, personas y cuanta porquería existe en la guerra irregular. Pero no dejemos atrás ese eje del actual gobierno que no es otra cosa que trasgredir el limite jurídico; por cuenta del proceso en la Habana, Santos visita la Organización de Naciones Unidas, en donde con un discurso poco metódico, en síntesis, le dice al organismo internacional que Colombia quiere la Paz y es soberana en ese propósito, a un costo impresionante.

El mensaje que no dice cosa distinta, que Colombia hará la paz bajo su batuta a cualquier precio y por encima de todo, según Santos. Dejando a un lado el Derecho Internacional, inobservando el Estatuto de Roma, que da plena competencia a la Corte Penal Internacional para los crímenes de guerra que se han cometido en Colombia, obviamente las FARC están incurso en varios de estos crímenes, estatuto que empezó a regir para nuestro país desde el 2008. ¿Por qué no antes? Sencillo, porque Pastrana en sus acuerdos de paz del Caguán previendo los desafueros de la cúpula de las FARC, dejó una salvedad de ese tratado por 10 años creyendo incautamente que haría la paz. 

Pastrana hizo esfuerzos por hacer la paz, entregó territorio, se tomó la foto, despejó muchas zonas de fuerza pública para que las FARC hicieran a sus anchas todo lo que les viniera en gana, secuestraron aviones, diputados, masacraron congresistas en carreteras, en fin. Pastrana en medio del proceso quiso plantear la posibilidad de reelegirse, claramente su nivel de impopularidad no le iba a dar la más mínima posibilidad, y el Congreso no iba a dar esa pelea para sacar un acto legislativo con el propósito de “habilitar” a un presidente para reelegirse con la mínima posibilidad de obtener el favor del pueblo. ¿Qué le hace pensar a Santos que lo reelegirán, si su gobierno es más funesto que el de Pastrana?

La reelección se habilitó en Colombia, con el firme propósito de premiar a los ciudadanos que sienten confianza con el gobierno, para seguir gobernados un periodo más, también desde la perspectiva de premiar a un gobierno que esté haciendo bien su tarea, con límites jurídicos y responsabilidades claras. Santos me recuerda al dipsómano capitán del Costa Concordia, se arrimó mucho para agradar a la isla y hundió el barco. La reelección en nuestras condiciones sólo beneficia a “Márquez” que desde su catamarán en La Habana, ordena nuevos atentados contra el jefe de la oposición; recordemos que ya lo había hecho en el pasado, dos en Barranquilla. Ahora nuestra tarea es elegir a gente decente como Oscar Iván Zuluaga que sin mermelada sube en las encuestas con un mensaje coherente y serio.  

Twitter: @GuilloRodrig
*Abogado, Docente Universitario, Director Ejecutivo Gobierno Seguridad y Desarrollo.

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