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¿El pasado como futuro?

Este es un ejemplo perfecto. Uribismo y disidencia, están en la misma cama así se hayan subido por diferente lado.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
12 de junio de 2017

La disidencia de las Farc ordenó la salida de 26 miembros de Ayuda Popular Noruega –APN impidiendo con esto el desminado humanitario en Mesetas, Meta, y además del desplazamiento quemaron un carro en la zona donde Farc y Ejército de Colombia trabajaron juntos haciendo desminado humanitario sin que aún se hubiera acabado la guerra entre ellos.

Tienen secuestrado a Herledy López, integrante del sistema de las Naciones Unidas contra las drogas y el delito UNODC, exigen para su liberación nada menos que la puesta en libertad de Simón Trinidad, preso en Estados Unidos.

Extorsionan comerciantes en municipios de Guaviare y Meta, exigiendo a las comunidades comportamientos de apego a sus órdenes y criterios de convivencia. Estas, entre otras, son las actividades que en los dos últimos meses viene ejerciendo “La disidencia” como es conocida la estructura de mandos y combatientes que pertenecieron a las Farc y se declaran opuestos al proceso de paz y dejación de armas liderado por sus antiguos compañeros y jefes.

Pues bien, esta disidencia de las Farc ha decidido acompañar al uribismo en su propósito de “volver trizas” el acuerdo del Teatro Colón suscrito por las Farc y el Gobierno.

Como bien se ha dicho por décadas, los extremos se juntan.

Este es un ejemplo perfecto. Uribismo y disidencia, están en la misma cama así se hayan subido por diferente lado.

Los uribistas se treparon por la escalera del odio a Santos y su retórica anti Castro-Chavista; los disidentes por que dicen que no hay plenas garantías para el tránsito de la lucha armada a la movilización política legal y con ello justifican su decisión de mantenerse en la guerra hasta lograr los cambios que el acuerdo no construyó, según la visión que tienen.

Disidencia y uribismo son hoy dos expresiones de un mismo tiempo histórico, el tiempo del pasado.

¿La disidencia y el uribismo, ahora encamados, engendrarán el Gobierno de 2018?

En eso anda empeñado el uribismo.


La disidencia les está ayudando tanto como la incompetencia institucional en el cumplimiento de sus tareas de Gobierno.

Nadie sabe para quién trabaja, dice el dicho popular. El uribismo se agranda por los actos de la disidencia, que fortalecen en la opinión pública las dudas sobre la efectividad real de la paz, al tiempo que con sus actos, la disidencia genera una tensión que, aunque silenciosa, crece día a día.

La decisión de los uribistas de “volver trizas” el acuerdo fortalece la interpretación de que no hay garantías para pasar de las armas a la política.

¿Cuál es la respuesta del Gobierno?

Frente al uribismo: la misma desde el inicio de las negociaciones y durante los meses y días previos a la firma del acuerdo: se hará sin Uribe y lo derrotaremos con la refrendación directa del pueblo en un plebiscito.

Nos fue mal, perdimos y el uribismo reclama y siente que el acuerdo del Teatro Colón fue un “conejazo” que les hizo el Gobierno a quienes resultaron victoriosos.

Esa estrategia no ha servido porque a la oposición uribista no le sirve ni la visita del papa, ni el fin del gobierno Santos. Solo les sirve ser Gobierno nuevamente.

Frente a la disidencia la respuesta es la misma que hubo frente a las Farc antes del proceso de paz: convertirlos en “objetivo de alto valor para las Fuerzas Armadas”, así lo dijo el ministro de Defensa Luis Carlos Villegas el 14 de diciembre de 2016.

Esa estrategia tampoco es efectiva y estamos viendo en las zonas de Guaviare y Meta una nueva versión de la guerra que estamos dejando, porque la disidencia ha conseguido mantener la región en zozobra.

Mantener la misma receta no es la solución a los problemas de “volver trizas” el acuerdo y la que plantea la disidencia. Nos toca ser más imaginativos como sociedad y en especial como Gobierno, porque de lo contrario el pasado será nuestro futuro.

@alvarojimenezmi
ajimillan@gmail.com

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