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RELACIONES CON CUBA: ¿NECESARIAS Y CONVENIENTES?

Semana
27 de diciembre de 1982

Abogado, exdiplomático, delegado por Colombia en Ginebra ante la ONU, exconsul en Cuba. Actualmente asesor de la Presidencia del Banco Ganadero.
Cada vez que se habla de la preciosa Isla Cubana, la efervescencia y la curiosidad son ingredientes que aparecen de manera simultánea; pero cuando el interlocutor es persona que ha vivido, conocido y sentido en carne propia las bondades de sus gentes y la intolerancia de sus dirigentes, de verdad que el tema adquiere dimensiones entre lo inverosímil y lo casuístico.
El presidente Betancur, sin propónerselo, ha suscitado nuevamente la controversia de la conveniencia o necesidad del restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con el gobierno de Castro. Cuando el primer mandatario se refirió en su discurso de posesión al tema interesante del ingreso de Colombia al movimiento de países no alineados, en ningún momento condicionó la propuesta a un rápido entendimiento con el país que preside en la actualidad el influyente grupo.
Sin embargo, el tradicional comportamiento huraño del importante diario de los Santos a todo lo que huele a uniformes verde oliva y barbas cubanas, obligó tanto al gobierno como a la opinión pública a confundir no alineamiento con castrismo y por ende a deducir que si nuestro país deseaba solicitar independientemente su ingreso a los no alineados, se imponía como requisito el envío de un contingente diplomático colombiano a La Habana y recíprocamente unos alegres y bien entrenados diplomáticos cubanos a Bogotá .
Ahora bien, ¿quién ha dicho que por las circunstancias de que un país libre con una concepción de las relaciones internacionales en las que priva el mutuo respeto y la autodeterminación de los pueblos, como el caso colombiano, sea indispensable reabrir relaciones con países que han demostrado su agresividad y permanente deseo por desestabilizar nuestras sagradas instituciones republicanas? La experiencia que tuve en la ONU con los no alineados me permite advertir que a ningún país del Tercer Mundo se le exige para su aceptación como socio en esta emergente agrupación la obligación de tener, establecer o iniciar relaciones diplomáticas, consulares o de tipo económico, con los otros miembros, en consecuencia mal puede interpretarse el deseo del nuevo gobierno de más autonomía e independencia ante los fenómenos políticos universales como una inexplicable obligatoriedad de vínculo no con el pueblo altruista de Cuba sino con su sistema de gobierno. Pero si como todo parece concluir, por las actividades y actitudes del dinámico y elocuente ministro de Relaciones Exteriores, doctor Rodrigo Lloreda, que hay ánimo de reapertura con el gobierno de Fidel, nos cabe entonces preguntarnos: ¿Son necesarias y convenientes las relaciones con Cuba?
Inevitablemente para adelantar un análisis objetivo sobre la nueva situación es indubitable tocar los ángulos económico, plítico, social y cultural.
Comenzamos por el menos espinoso, el cultural; verdaderamente la labor adelantada por la Misión de Colombia en La Habana y las respuestas siempre positivas de la entrañable Haydée Santamaría, demostraron cómo dos países, cuando se quiere sincera y fervorosamente adelantar intercambios que beneficien la cultura, los nuevos horizontes del pensamiento, la sociedad sale indiscutiblemente gananciosa.
En lo referente al ángulo social son elogiables los adelantos obtenidos sobre todo en los campos de la educación, salud pública y seguridad social, pero sin que éstos logren opacar el creciente clima de angustia que impera en las calles, producto del hostigamiento y falta de libertad y garantías en un Estado eminentemente militar.
La parte económica es quizás uno de los factores más serios y dolorosos del paraíso castrista el solo hecho de la libreta individual de racionamiento nos sirve de botón de muestra para ratificar el cúmulo de dificultades, a pesar de los programas económicos quinquenales que pretenden un mayor crecimiento de la economía, sustancialmente en la agricultura, subsector predominante en la economía cubana; citamos por vía de ejemplo el hecho de que el cultivo de su principal producto, la caña de azúcar, se encuentra totalmente mecanizado y la recolección lo está en un 30%; asimismo es importante reconocer los esfuerzos efectivos en la utilización de los recursos hidráulicos que hoy en día almacenan agua en presas por más de 4.500 millones de m. cúbicos contra 48 millones de 1959; es primordial también citar otros hechos de significación en los órdenes económicos, financiero e industrial tales como el desarrollo del níquel con nuevas plantas, la avalancha exportadora de exquisitas frutas cítricas procesadas, la explotación industrial de la pesca, desarrollo de la industria de pulpa y papel, y finalmente una avanzada tecnología en la producción ganadera, digna de ejemplo; es bueno anotar que estos avances han sido posibles gracias a los términos muy favorables de intercambio que viene usufructuando la isla en su comercio con los países miembros del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica entre Países Socialistas); en el sistema de fijación de precios, es dable comentar que Cuba recibe actualmente el triple del precio internacional en sus ventas de azúcar a la URSS y le compra petróleo a menos de la mitad de su precio internacional.
Como vemos, todos estos ítems, más los pertinentes a las exportaciones colombianas y la transferencia apropiada de tecnología, son fundamentos que tienen que ser estudiados y abocados por la cancillería y el gobierno colombianos para establecer conveniencias en una reapertura sin sobresaltos con el gobierno de La Habana.

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