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Renuncia demorada

Haber sido sancionado por tráfico de influencias era suficiente para descartar que Rojas Birry se convirtiera en personero de la capital

Daniel Coronell
14 de marzo de 2009

Ya es hora de que Francisco Rojas Birry se retire de la Personería de Bogotá. Su renuncia sería el acto mínimo de consideración con la ciudadanía, a la que teóricamente representa; con su partido, el Polo Democrático Alternativo; y con el Alcalde de Bogotá que -contra evidencias y consejos- se empeñó en armar la elección de un personero que arrastraba severos cuestionamientos, incluso antes del caso DMG.

Rojas Birry, entró a la política por la puerta grande de la constituyente. Por aquellos días, tenía un gran sector de la opinión a su favor porque era la primera vez que dos indígenas colombianos -él y Lorenzo Muelas- participaban en la elaboración de las normas, en lugar de ser víctimas de ellas.

La constituyente pasó y Rojas Birry -la gran esperanza de los embera del Alto Baudó- se convirtió en compañero de causas del controvertido Carlos Alonso Lucio.

Muy pronto el nombre de Rojas Birry saltó de las páginas políticas a las judiciales. Sin embargo llegó al Concejo de Bogotá y al Senado, por donde pasó sin pena ni gloria.

O mejor dicho con más pena que gloria, porque en el año 2004 la Procuraduría General de la Nación decidió sancionarlo por haber incurrido en tráfico de influencias para ubicar sus cuotas burocráticas en la Contraloría General.

Ese antecedente era suficiente para descartar que Rojas Birry se convirtiera en el agente del Ministerio Público en la capital pero, además, decenas de aspirantes al cargo de personero estaban mejor calificados que él. Sin embargo -en uno de los primeros y más graves errores de Samuel Moreno- las mayorías del Polo en el Concejo se hicieron sentir para imponer a Rojas Birry

Eso fue hace un año. Al polémico Francisco Rojas Birry le entregaron la entidad que controla disciplinariamente y puede destituir a casi 60.000 funcionarios del Distrito, con una abultada nómina de casi 900 empleados y un presupuesto anual superior a los 65.000 millones de pesos.

Si bien las denuncias por presuntas contrataciones irregulares en la Personería han ido en aumento, el tigre habría podido seguir cuidando la carne indefinidamente.

El reflector se puso sobre él, por cuenta de una investigación de la revista Cambio que incluía la grabación de una conversación entre Sandra Daza, asistente de David Murcia, y Giovanny Rojas, otro miembro de la cúpula de DMG. Allí mencionan la entrega de 200 "puntos" al señor "Francisco Rojas Virrey", en una dirección que resultó ser la misma de la casa de Rojas Birry.

Once días después de esa conversación, esa misma casa fue desembargada porque Rojas Birry pudo pagar una vieja deuda. Por los mismos días, la ex esposa del personero Angelith Shirley Núñez González, quien trabaja para la Empresa de Acueducto de Bogotá, compró de contado una camioneta de 88 millones de pesos.

Desde luego Rojas Birry debe tener la oportunidad de defenderse, pero no puede hacerlo desde su poderoso cargo.

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OTRA PERLA DE GALLUP: Los encuestadores aseguran que el polémico 'Poll 69' -tan favorable a la reelección- fue efectuado a 1.000 personas con margen de error del 3 por ciento para el total de la muestra de las cuatro ciudades, según la ficha técnica publicada. Sin embargo -leyendo la letra chiquita- se ve que la mayor parte del estudio está basado solamente en la opinión de 500 personas.

Con los resultados de esas 500 entrevistas telefónicas (con un margen de error mayor) fue evaluada la opinión sobre la actual corrupción, la economía, el desempleo, la guerrilla, el narcotráfico, la reintegración de los desmovilizados, el costo de vida, las relaciones internacionales, la inseguridad, la asistencia a la niñez, a la vejez, la salud, la educación, la vivienda, los servicios públicos, las carreteras y la pobreza.

¿Cuál fue el criterio del encuestador para reducir el tamaño de la muestra a la mitad, en estas materias tan cruciales?

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