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Alentador repunte de la economía colombiana

Hay que consolidar un crecimiento sostenible que garantice la apertura de importantes fuentes de empleo y un aumento de oportunidades a la población del país.

Giovanni Reyes, Giovanni Reyes
4 de octubre de 2013

Entre los más entusiastas comentaristas de las nuevas cifras de crecimiento económico de Colombia, las correspondientes al segundo trimestre del 2013, se encuentra el exministro de agricultura Juan Camilo Restrepo. Como adecuadamente subraya, los datos son contundentes: el crecimiento de abril a junio de este año totalizó un 4.2 %, estando ante todo jalonado por el desempeño en los sectores agrícola y pecuario que repuntaron con un 7.6 %.

Hay razón en señalar que los datos son alentadores pero es necesario también tener en cuenta riesgos de interpretación que pueden afectar las apreciaciones y muy especialmente las medidas a tomar. El quid del asunto se encuentra en hacer sostenible ese crecimiento. 

Por supuesto que las cifras estarían mejor si pueden alcanzar más prometedores niveles pero la tendencia no garantiza que se moverá totalmente en esa dirección. En efecto, ya para el comportamiento del tercer y cuarto trimestre afectará el paro agrario. Eso sería un factor a la baja, a pesar de los acuerdos que se hayan subscrito.

Por otra parte, también es de señalar que en general con este dato la agricultura puede dar muestras de lo que sería un “efecto de rebote estadístico”. No existiría certeza de esto, se trata de una posibilidad o conjetura, pero que puede ser real. 

Este efecto ocurre cuando estamos comparando logros, a partir de niveles bajos de desempeño. Lo que sucede es que cuando se viene de caídas fuertes en un indicador, con un poco de repunte, los números tenderían a mostrar un avance dramático. Tómese en cuenta que el sector agrícola viene, si no de contracciones, sí de niveles de estancamiento.

Desde luego que lo agrícola es un componente del crecimiento, como también lo es la manufactura. Es de puntualizar al respecto, que la industria viene en declive y allí se enraízan factores que no permiten superar de manera consistente, los altos niveles de desempleo y de economía informal que se manifiestan en el país. 

En todo caso, en la economía en general continúa el efecto de tener una moneda relativamente apreciada. Con esto, la tendencia es tener déficit en la balanza comercial, en la cuenta corriente de la balanza de pagos y a partir de ello, la necesidad de financiamiento. Una moneda apreciada desestimula las exportaciones y favorece las importaciones, con lo cual se hace más barato importar que producir internamente; con ello se “exportan” puestos de trabajo y se debilita el reforzamiento a las actividades productivas.

Es indudablemente alentador el dato del crecimiento del segundo semestre, pero no es para descansar de la vigilia respecto al seguimiento de variables y muy especialmente en promover importantes niveles de inversión en la economía real. La finalidad es consolidar un crecimiento económico sostenible que pueda garantizar la apertura de importantes fuentes de empleo y con ello, aumento de oportunidades a la población del país. En especial a jóvenes que por primera vez se incorporan en la búsqueda de puestos de trabajo en Colombia.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.

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