Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Santos y Elianis: Únanse

No apruebo que llamen al senador Vélez imitando la voz de Angelino para promover una constituyente.

Daniel Samper Ospina
28 de julio de 2012

No voy a negar la realidad: adoro al presidente Santos y por eso me aterra verlo sufrir. Y de un tiempo para acá me parte el corazón notar que está desesperado por subir en las encuestas. Su nuevo asesor de prensa lo convirtió en una variante del expresidente Uribe: volvió a ponerse los pantalones anaranjados, pero ya no para jugar golf, sino para salir a las regiones. Viaja a Toribío y se retrata en una trinchera; viaja a Valledupar y se toma una foto con un sombrero vueltiao; viaja a Melgar y posa recostado en una esquina, en minifalda. Si no se le dañara el blower, ya se habría tirado a un río, como su antecesor: por eso temo que se uribice del todo, nombre al Pincher Arias en reemplazo de Vargas Lleras para que le regale subsidios de vivienda a Pedro Gómez Barrero; invite a Obama a la finca de Anapoima y ubique a Angelino en la básica de RCN cuando termine su gobierno.

Yo sé que necesitamos que el presidente ejecute más, como cuando era ministro de Defensa y ejecutaron a más de 3.000 falsos positivos. Y sé que debemos detener a quienes piden la revocatoria, una figura que, como sucede con Esperancita Gómez, uno sabe cómo comienza pero no cómo termina. Y lo digo a pesar de que me gustan esos momentos en que las cartas se reparten de nuevo: inspirado en Emilio Otero, yo mismo sueño a veces con colar en el texto de la revocatoria un articulito que pida revocarle la licencia de locutor a William Vinasco: tiene que aprender que la frase "taca, taca, taca" con que pretende informar el inminente riesgo de gol no conduce a nada bueno, ni tiene sentido alguno.

Me gusta barajar de nuevo, digo, pero no por eso apruebo que llamen al senador Juan Carlos Vélez imitando la voz de Angelino para promover una constituyente: no es de buen gusto hacer ese tipo de pegas en estos momentos. El senador debe decirle al país si, además de apoyar la asamblea, el supuesto Angelino que lo llamó le pidió un contrato. Tenemos derecho a saber si detrás de esto está el Gordo Bautista, su yerno, con un pañuelo en la bocina. Sería muy decepcionante.

El hecho es que sufro por Santos, y moriría por tenerlo al frente para rogarle que sea digno; que no imite más a Uribe; y que, si quiere recuperar la popularidad, tome nota del programa número uno de la televisión nacional, el show que hace las delicias de los hogares colombianos: Protagonistas de Nuestra Tele.

Reconozco con humildad que me volví adicto a la pornomiseria y que me repugna, pero a la vez me es inevitable, ver Protagonistas de Nuestra Tele, el Noticiero del Senado y ese tipo de programas que exhiben lo más bajo de la condición humana. Pero, ya que no me los pierdo, quiero que mi turbia experiencia sirva de algo, y por eso pido al presidente que procure repuntar como lo hizo RCN y copie su fórmula. No en vano la Casa Estudio y la política colombiana son casi lo mismo; cuando uno ve el amancebamiento de los concursantes se acuerda inmediatamente de lo que ha sido la vida política de Roy; y cada vez que hablan de Ferleyn, Alberoni o Francisned ya es imposible saber si se refieren a un político uribista o a un participante del reality. O a un ungüento capilar.

Yo sé que es tentador bajar los brazos: ¿cómo puede llamarse alguien Alberoni, por ejemplo? ¡Parece una marca, no un nombre! ¡Como Francisned, que parece una empresa web para hacer desfalcos en el Valle: francisnet.com!

Pero así son las cosas y hay que aprovecharse de ellas. Por eso, llegó el momento de que Santos acuda a la mujer que robó la atención del país, por encima de los indígenas del Cauca; la dama que, junto con Álvaro Uribe, demostró que la agresividad produce audiencia: la señorita Elianis. Llegó el momento de que el presidente aproveche ese involuntario movimiento que le sacude el párpado cuando está nerviosa y la nombre ministra del TIC.

No nos engañemos más: el gobierno necesita subir el rating. Urgen nuevos ministros de novela: urge que Óscar reemplace cuanto antes al doctor Rengifo, que no sirvió para nada: al menos el expresidente Uribe encontrará en Óscar un contradictor de su nivel, que lo iguale en pataletas y sostenga cada debate con altura:

—¡No me diga marica, no me diga paraco!

—¡Estúpido tuerto!

—¡Le doy en la cara, marica!

Necesitamos que Mr. Colombia tome el Ministerio de Defensa; que Andrea Serna asuma como fiscal general; que Jorge Enrique Abello sea el nuevo ministro de Educación, propague sus técnicas pedagógicas en calzoncillos por todo el país y nombre a Tomillo de viceministro: ¿en qué momento Tomillo se volvió maestro de actuación? ¿Hasta dónde va a llegar nuestra decadencia? ¿Quién dará la próxima clase? ¿Coco? ¿Fernando Villate, para caer más bajo?

Presidente, Elianis: Colombia entera los está mirando. Únanse. Elianis: ingresa al gobierno, que más bajo ya no puedes caer. Presidente: rete a Uribe a un cara a cara; haga consejos comunales con los amenazados de la semana; pídale al pueblo que envíe mensajes de texto para que Alberoni sea el nuevo vicepresidente. Y verá que su popularidad se dispara como la audiencia de este reality que, junto con las narraciones de William Vinasco, es una de los dos cosas que más me gusta ver en la vida.