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SE AVECINA OTRA REFORMA DEL ISS

Semana
20 de diciembre de 1982

El anuncio fue hecho por el Sr. Presidente en forma escueta, por lo tanto aún es imposible establecer si la "Reorganización" será de fondo o de forma solamente.
El país tiene conciencia de la ineficacia del sistema, y el gobierno con sana lógica, lo ha incluído en su agenda como asunto prioritario para buscarle solución adecuada. También los gobiernos anteriores, dentro de sus propósitos, tuvieron el de desatar ese enorme engranaje burocrático y a pesar de los decididos esfuerzos, los resultados fueron infructuosos.
Cuando se está, por razones de oficio, involucrado en los desarrollos de la medicina socializada en nuestro medio, es imposible abstraerse de ocurrencias tan importantes como son las relativas a nuestra máxima entidad médico-asistencial y ante la perspectiva planteada, parece necesario, oportuno y conveniente dar a conocer las iniciativas de los diversos sectores comprometidos en el manejo de la salud.
Es esta la razón que me induce a manifestar opiniones, consecuentes con una actividad realizada durante varios años al frente de servicios médicos de empresa, en donde los resultados, analizados objetivamente, han sido satisfactorios.
Los servicios médicos en las empresas se establecieron como una respuesta a las necesidades de salud de los trabajadores, puesto que una solución inmediata y eficaz a dichas necesidades era indispensable para garantizar estabilidad en los rendimientos.
Esta iniciativa patronal, planteada como una solución esencialmente utilitarista, fue el punto de partida de una práctica médica socializada, que hoy, gracias a los ulteriores desarrollos se ha ido extendiendo a zonas de población cada vez mayores y más heterogéneas.
El Instituto Colombiano de Seguros Sociales, se creó e implantó para cumplir una función social de trascendental importancia, al asumir la atención de los riesgos asistenciales y económicos previstos por la ley como obligación patronal.
De hecho, la aparición del I.S.S. desplazó y sustituyó, teóricamente, a los consultorios de empresa, salvo aquellos casos previstos, en donde por limitaciones naturales de la joven institución, no fuera posible asumir directamente la prestación de los servicios, en cuyos casos se les eximía de la obligatoriedad de la afiliación al sistema.
Pocos años después de la puesta en marcha del I.S.S., la demanda de servicios desbordó su capacidad de atención. No obstante, la entidad continuó, en forma paradójica, asumiendo cada vez mayores responsabilidades. Paralelamente, los servicios médicos de empresa fueron desarrollándose y ampliando sus áreas de influencia, por razón de los pactos convencionales que extendían la protección al grupo familiar, hasta llegar a constituirse en modelos operativos muy eficientes, al punto que el ser beneficiario de tales servicios, por comparación, hoy se considera un privilegio.
Por otro lado, la instalación creciente de servicios médicos propios en las empresas, o la contratación de servicios a través de compañías de Seguros Médicos, se hace cada vez mayor, no obstante los costos de afiliación al I.S.S. Los patronos hacen cuentas y resulta que el tiempo perdido por citas tardías, en consultorios muy distantes, con incapacidades injustificadas, es mucho más costoso que el consultorio en las propias instalaciones.
Podríamos decir que la consideración utilitarista original ha reaparecido y por ende la adopción del recurso primario como solución natural a una necesidad perenne, se hace ineludible. En otros países, con mayores experiencias, que aparentemente han superado las etapas de ajuste y adecuación de sus sistemas de seguridad social, existen modelos de atención relativamente simples que deberían estudiarse juiciosamente, olvidando un poco esa curiosa urgencia de originalidad que nos agobia cuando de concertar se trata.
Podríamos esquematizar uno de dichos modelos, en plan de dar la idea aproximada: una reunión de empresas afines en su actividad industrial, que aportan cuotas proporcionales para la instalación y sostenimiento de sus propios servicios médicos.
Dichos servicios médicos integrales, no solo atienden las necesidades propias de la industria y sus riesgos específicos, sino que capacitan a sus profesionales, desarrollan programas investigativos y asistenciales, ajustándose a pautas políticas generales establecidas por un organismo central, que ejerce el control y la supervisión del cumplimiento de las normas, a través de sus representantes en la junta directiva de los servicios, en donde además están representados patronos, trabajadores y profesionales de la medicina.
En el caso hipotético de que el I.S.S. desarrollara un plan piloto mínimo, con estos lineamientos seleccionando el grupo de empresas de común acuerdo y se les permitiera invertir la cuota proporcional al riesgo asistencial, con el compromiso de hacer extensivo el servicio a los familiares, dentro de los términos de un programa previamente establecido, tendríamos no solo una apertura valerosa frente a la maraña de intereses secundarios que nadie, dentro del actual sistema podrá desenredar para que la organización funcione, sino la posibilidad de proteger una comunidad mayor con los mejores recursos técnicos, científicos y administrativos.
Como van las cosas, todo parece indicar que si el I.S.S. no hace un viraje fundamental, los problemas especialmente en Bogotá, se harán insolubles y la inoperancia del sistema se irá acrecentando mientras los otros recursos paralelos aumentan justificadamente su capacidad y prestigio. Existe una Sociedad de Medicina del Trabajo, que congrega a los profesionales dedicados al manejo de los recursos médico-asistenciales del país. Sería importantísimo conocer sus planteamientos, en el momento de sentarse a elaborar los futuros proyectos de la anunciada reforma.
-Alvaro Valencia, médico de la Universidad Nacional, exjefe de la División Médica de Ecopetrol, actual Director del Departamento Médico del Banco de la República.