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Síntomas del futuro (Por Alejandra Carvajal Reyes)

Es urgente delimitar políticas públicas de juventud frente a la grave situación por la cual esta atraviesa en nuestro país.

Semana
20 de junio de 2006

Es preocupante la situación en la Universidad Nacional. Las protestas por parte de los estudiantes más allá de ser hostiles, muestran un tipo de entrenamiento nunca antes visto. Este es un indicio claro de las denuncias hechas con anterioridad relacionadas con la infiltración de grupos armados en las Universidades. Particularmente, se ha venido haciendo una referencia concreta a las Farc. Nada nuevo. Lo nuevo es que ahora muchos jóvenes universitarios son entrenados para manipular armas y crear explosivos de mediano y alto poder. La simulación y utilización de rockets no lo hace cualquiera. Tampoco podemos olvidar episodios como la explosión de la casa en el Barrio Samper Mendoza. Esta actitud es tan condenable como las amenazas a estudiantes y profesores por parte de grupos paramilitares.

El sentido de pertenencia es un elemento importante que maneja el discurso terrorista. Hacen sentir importantes y miembros de un grupo a sus integrantes. Manipulan en muchos casos a estudiantes marginados que se dejan arrastrar por el simple sentimiento de poder; en otros casos les dan dinero por su participación; a otros los convencen con un discurso que no ha cambiado desde los años setentas y que ha demostrado no tener ninguna aplicabilidad seria a la realidad colombiana.

En esto se pierden muchos jóvenes que fueron a la Universidad por un título y terminan en las filas de un movimiento cuyas banderas son el narcotráfico y el secuestro; esta semana un joven apodado el “mil caras” que fuera detenido por reclutar universitarios, terminó ahorcado con sus propias medias en su celda. Las cárceles colombianas están atestadas de jóvenes como él que tienen sentido de pertenencia a grupos criminales sin ver que deben tenerlo hacia su país y sus familias que necesitan que estudien porque el progreso se encuentra en sus mentes y no en las armas.

En el trasfondo de todo esto se encuentra implícita la necesidad de crear políticas de juventud que muestre a jóvenes como ellos que hay mucho por hacer por nuestro país y que en sus hombros recae una responsabilidad enorme. Un escenario bastante distinto pero que también muestra la necesidad urgente de políticas públicas de juventud, es el caso de las chiquitecas, en las que más de 5362 menores de edad en el transcurso del año han sido detenidos por consumo de drogas y alcohol. La solución inmediata que se dio al tema, al menos en Bogotá, fue prohibir las chiquitecas cuando la solución real es generar espacios convincentes de recreación y crecimiento para estos jóvenes.

En el discurso del Estado de la Nación, el mandatario español, Rodríguez Zapatero, focalizó buena parte de su arenga en la necesidad de implementar medidas de apoyo a los jóvenes con énfasis en empleo, educación y vivienda. En Chile Michelle Bachelet acaba de crear un Consejo Asesor Presidencial como respuesta a la crisis producida por los estudiantes. En Colombia se han hecho en materia de juventud cosas importantes; sin embargo falta fomentar el sentido de pertenencia de los jóvenes hacia nuestro país y generar conciencia que somos los primeros que debemos hacer que hablen bien de él. Y que como dice el slogan de moda, Colombia es Pasión, y vale la pena luchar por ella.

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