¿Por qué los niños deciden quitarse la vida?

Aproximadamente 200 menores de 18 años se quitan la vida al año en Colombia, y casi 500 infantes piensan o intentan suicidarse. Cifras tan alarmantes y los casos que a diario se presentan en el país,  nos llevan a reabrir el debate sobre cómo los adultos, padres de familia, educadores, cuidadores  y la sociedad en general debemos actuar para apoyar a nuestros niños, niñas y adolescentes en su sana formación no solo física sino mental.

Que un niño intente quitarse la vida debe prender las alarmas. En Colombia son cientos los que tienen ideas de suicidio y otros los que llegan a hacerlo por eso no debe ser un tema de bajo perfil. Esto significa que las familias y las autoridades no estamos siendo efectivas en atender las necesidades e inquietudes de esta población.

En mi trabajo como Concejal de la capital, he conocido casos muy preocupantes como el de una niña de 7 años que intentó acabar con su vida desesperada por los malos tratos a los que era sometida por sus propios progenitores. La pregunta es, ¿qué puede ser tan grave para que alguien que hasta ahora está empezando a vivir no encuentre más salida a los conflictos que la muerte?

Los expertos hablan de múltiples motivos como la falta de valores en  la familia, la soledad por la apatía de los padres, las responsabilidades académicas, el matoneo escolar, el abuso sexual, las desilusiones amorosas y otros factores que podríamos denominar “modernos” debido al acceso indiscriminado a las redes sociales y medios de comunicación sin la orientación adecuada.

Según Medicina Legal, en el primer semestre del 2013, Valle, Antioquia y Bogotá ocuparon los primeros lugares en cifras de suicidio infantil, con promedios de entre 25 y 30 casos. Es por esto, que en el marco de la conmemoración del día mundial contra esta problemática que se celebra el 10 de septiembre, debemos pensar en cómo crear estrategias para lograr darle a los niños, niñas y adolescentes el apoyo para que puedan superar las presiones que los aquejan.

Debe ser un trabajo conjunto, los padres y docentes debemos aprender a escuchar, estar atentos a cualquier síntoma de tristeza, al desinterés que puedan presentar a sus actividades diarias, aprender a escuchar sin juzgar, tomarnos el tiempo para saber qué los hace felices, qué los pone tristes y qué piensan en general de la vida.

Todos debemos unirnos en contra de las presiones mediáticas, la facilidad de acceso a las redes sociales hace que los niños desde temprana edad empiecen a sentir presiones por modelos de vida que solo existen en la ficción. Somos los adultos los llamados a mostrarles el verdadero sentido de la realidad, somos los adultos quienes debemos darles a conocer a nuestros menores de edad que existe toda una vida para solucionar los problemas que nos aquejan hoy.

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