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Tarifas de energía justas

La decisión del alcalde de Medellín, Luis Pérez Gutiérrez, sobre aumentar las tarifas del servicio de energía reguladas por las Empresas Públicas de Medellín (EPM) de acuerdo a la inflación, generó controversia en el sector. El mandatario escribe sobre la medida que ha implantado ofreciendo, según él, <b>"tarifas justas"</b> además de eficiencia y productividad.

Semana
13 de abril de 2003

Quién lo creyera: el negocio más grande de Colombia es el de los servicios públicos. También allí se manejan las pasiones ocultas más intensas.

Los servicios públicos en Colombia mueven $ 22.85 billones. El 43% es energía ($ 9.83 billones), telecomunicaciones 31% ($ 7.08 billones), aguas y aseo 20% ($ 4.57 billones) y gas 6% ($ 1.37 billones).

El mercado regulado de la energía (residencias, sector público y pequeñas empresas) es el 70% del consumo de energía en Colombia y maneja un comercio de $ 6.88 millones de millones.

Por estar en disputa $ 6.88 millones de millones, es explicable que este mercado agite todo tipo de pasiones.

Ahora se ha armado una controversia feroz, pero sana para la ciudadanía, sobre cómo deben crecer los precios de las tarifas de energía. EPM defiende tarifas justas con aumentos cercanos a la inflación y al incremento del salario de la gente. Algunos economistas reconocidos prefieren aumentos desmesurados: Entre 15 y 18 puntos por encima de la inflación. ¡Tremenda contradicción!. Para saber quién tiene la razón nada mejor que usar el lenguaje de los economistas.

La lucha por la libertad es la más noble acción que puede mantener un ciudadano. Y aún en los negocios, los mercados más poderosos son los que funcionan en plena libertad.

En todo mercado debe existir libertad de elección por parte del consumidor. El derecho del consumidor a elegir entre varias alternativas impone lo que se llama la disciplina del mercado. Si un producto es demasiado costoso o de mala calidad, el usuario puede acudir a la competencia para satisfacer su necesidad. Si el usuario no tiene alternativas de escoger entre productos o entre empresas, no hay disciplina de mercado. Cuando la empresa se queda sin competencia, se estimula una conducta explotadora y se llega a una situación de monopolio.

Si los precios de la energía suben demasiado o son de mala calidad, un ciudadano no tiene opción ni puede cambiarse de empresa; resignadamente se vuelve esclavo de un monopolio.

La libre determinación de los precios del mercado es esencial para que empresarios y consumidores queden satisfechos y para ello hay que crear una estructura de mercado capaz de beneficiar, sin excepción, a cliente y empresario.

En síntesis, para que un mercado sea armónico se requieren tres libertades: la del empresario, la de la competencia y la del sistema de precios. Cuando falla una de ellas, la mano invisible del mercado de Adam Smith se vuelve perversa.

En los mejores mercados del planeta los precios de los productos aumentan en cifras cercanas a la inflación. Una empresa que reiteradamente suba el precio de sus productos, de una manera desmesurada es inviable o sale del mercado. En Colombia, aspirar a subir las tarifas de energía cada año en una cifra del 24%, implica un aumento de 17 puntos más que los salarios y la inflación.

¡Pero atención!: Cada punto de más en el incremento de las tarifas significa arrancarle a los ciudadanos $ 68.800 millones de pesos. Si fuesen 17 puntos de más, se le quitaría injustamente a la ciudadanía 1.17 millones de millones de pesos. Cifra escandalosa.

Algunos justifican altos incrementos para ayudar a que las empresas reinviertan: es un abuso de mercado y una posición explotadora al ciudadano. Es injusto invertir con dinero de los usuarios, excepto que se les entregue acciones de las empresas a cambio de su inversión obligada. De igual manera, subir las tarifas para conseguir más dinero para inversión social, es un nuevo impuesto disfrazado.

No tengo dudas de que el aumento desmesurado en las tarifas de servicios públicos está muy cerca de cohonestar con prácticas económicas indebidas.

Empresas Públicas de Medellín sube sus tarifas al ritmo de la inflación y crece de una manera envidiable. En el 2001 obtuvo $ 650.000 millones de utilidades operativas y en el 2002 obtuvo $ 760.000 millones. El Ebitda, que es el índice más claro para ver si una empresa va bien, creció de $ 820.000 millones a $ 969.729 millones en el 2001 y a $ 1,03 billones en 2002.

EPM es la empresa más promisoria y más estable de Colombia. Proyectando los negocios con inflación nacional promedio internas sólo del 5.3%, entre 2003 y 2011, EPM crecerá su Ebitda por encima del 13% y las utilidades operacionales proyectadas van desde $ 897.721 millones en 2003 hasta 2.148 billones en 2011.

Con tarifas justas, EPM es y seguirá siendo la mejor empresa de Colombia.

*Alcalde de Medellín

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