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Teodolinduras

Hay abundantes documentos para probar las mentiras de Teodolindo, su relación de la época con el alto gobierno y el millonario pago que recibió por su ausencia

Daniel Coronell
20 de septiembre de 2008

Si estuvieran juzgando a Teodolindo Avendaño por mentiroso, lo tendrían que condenar a cadena perpetua. Los embustes del ex representante a la Cámara han sido tantos, tan variados y tan graciosos, que podrían ser el argumento de una buena comedia. Pasen y diviértanse.

Teodolindo tiene la costumbre de poner como testigos de sus actuaciones a personas que ya no pueden declarar. Por ejemplo afirma que el fallecido congresista Roberto Camacho, fue quien le presentó a Luis Camilo O'meara, hoy notario 67, en un almuerzo en el Club de Ejecutivos de Bogotá. Aseguraba que ese había sido el único contacto que había tenido con el notario que le efectuó millonarias consignaciones.

Sin embargo, en un allanamiento a su casa de Caicedonia, la Corte Suprema encontró una libreta de apuntes de Teodolindo con la información completa de O'meara. Ante lo cual el ingenioso ex congresista reconoció un segundo encuentro. Explicó que habían coincidido en un aeropuerto y que el notario le había dado su dirección, su teléfono y se había puesto a sus órdenes. Todo podía resultar creíble, menos un detalle en las anotaciones, que no se le escapó a la interrogadora:

-¿Y por qué anotó la cédula don Teodolindo?

-Bueno… No sé, me la dio él de todas maneras y mira esto y lo otro y esas cosas -intentó responder Avendaño-. Me dijo a tus órdenes allá totalmente y todas esas cosas, doctora… ¿Sí? No sé por qué me dio la cédula y yo la anoté.

El registro de llamadas entrantes y salientes del celular de Teodolindo muestra numerosas comunicaciones suyas con el notario O'meara, quien -dicho sea de paso- también ha hablado con el Presidente de la República.

En la libreta de notas de Teodolindo consta que sostuvo numerosas citas con el notario y con altos funcionarios del gobierno. Allí se pueden leer notas como 'Palacio', 'MinProtección Social', 'Llamar Dr. Juan David', 'Doctor Angarita contrato adicional Dra. Vania Constanza Castro Varona en Inco'.

Sostiene Teodolindo que jamás buscó prebendas para su familia, y en especial para la esposa de su hijo. En efecto, la Corte encontró que Teodolindo Júnior está casado con Alba Noemí Cobos y que ésta no había tenido contratos con Invías o Inco, como sospechaban. No obstante, la investigación demostró que el hijo de Teodolindo no convive con su esposa sino con Vania Castro Barona, la misma persona que figura en las notas. Ella ha tenido contratos con el Inco y con el Ministerio de Protección Social.

Otro capítulo cómico en el expediente tiene que ver con el pagaré que firmaron el notario Luis Camilo O'meara y Jorge Luis Escalante, en garantía del pago a Teodolindo por la notaria 67. Escalante sostenía que le había firmado un pagaré en blanco a Yidis Medina, "en febrero, marzo o abril de 2005" y que ella lo había llenado con esos datos para perjudicar al gobierno y a Teodolindo. Lo revelador es que la compañía Legis, que imprimió el documento, certificó que en abril de 2005 el pagaré correspondiente a esa serie aún no había salido a la venta.

Para justificar su conveniente ausencia en la votación de la reelección, Teodolindo argumentó que había viajado a Cali para ayudar a un hijo suyo que manejando un carro prestado se había chocado con otro automóvil. También dijo que allí se había reunido con el conductor del carro al que su hijo estrelló y con el papá del afectado. No obstante, el hombre declaró que nunca ha visto a Avendaño y su padre tampoco, por la simple razón de que el señor murió 27 años antes del accidente.

La enumeración de teodolinduras podría seguir. En este proceso no hace falta la confesión. Hay abundantes documentos para probar las mentiras de Teodolindo, su relación de esa época con el alto gobierno y el millonario pago -en efectivo- que recibió por su ausencia en la votación de la reelección.

Sin menospreciar la capacidad del vicefiscal, en este caso le va a costar más trabajo ignorar las pruebas que están a la vista de todos.
 

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