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JOSÉ MANUEL ACEVEDO M.

Todo queda en familia

En las regiones los clanes familiares hacen fiesta promoviendo a sus herederos para no perder las curules que ganaron a punta de marrullas y alianzas perversas.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
24 de agosto de 2013

Las elecciones parlamentarias tendrán un sabor agridulce. Al tiempo que nos esperan apasionantes debates entre figuras de alto perfil como Horacio Serpa, Álvaro Uribe Vélez y Jorge Enrique Robledo, lo más seguro es que nos toque presenciar también el triste espectáculo de unos caciques condenados por la justicia haciendo política impunemente en los cuerpos de sus hermanos, esposas e hijos.  

Y es que mientras los analistas cachacos se entretienen con la idea de que dos primos hermanos dobles se disputen la Presidencia de la República, en las regiones los clanes familiares hacen fiesta promoviendo a sus herederos para no perder las curules que ganaron a punta de marrullas y alianzas perversas.

Escudados en el argumento legal de que en Colombia no existen los delitos de sangre, pero sobre todo amparados en la alcahuetería de los electores y el oportunismo de los partidos políticos a los que sólo les interesa sumar votos, los familiares de corruptos, parapolíticos y cómplices de delitos execrables entrarán al capitolio sin que nada los detenga.

La lista es tan penosa como larga y, por razones de espacio, sólo incluiré algunos nombres. 

Se dice, por ejemplo, que Juan José García Zuccardi, hijo de Juan José García, condenado por peculado, y de la baronesa electoral Piedad Zuccardi, también investigada por la justicia, sucederá a sus padres y recuperará lo que ‘les pertenece’. A la familia, le parecía poco con tener a Teresita García Romero en el Congreso y ser dueños de medio Sucre. Por eso, promoverán al delfín y ampliarán su poder político, cueste lo que cueste.

Luz Estela Cáceres, hija del exsenador del ‘chuzo’, encarcelado por sus alianzas con paramilitares, también quiere batallar por la curul que el dueño y señor de la antigua ETESA tuvo que dejar para responder por sus delitos.

Sandra Villadiego, esposa del parapolítico Miguel Ángel Rangel, aspiraría con el aval de Cambio Radical a la Cámara de Representantes, mientras Héctor Julio Alfonso, el hijo de la dueña del chance, Enilse López, planea repetir en el senado a nombre del PIN.

Mauricio Aguilar, hijo del exgobernador de Santander Hugo Aguilar al que la Corte Suprema le ratificó su condena, busca quedarse en el Congreso. Doris Vega, esposa del corruptor de la salud Luis Alberto Gil, no quiere perderse su espacio como senadora, y Óscar Villamizar, hermano del congresista Alirio Villamizar, condenado por la feria de las notarías, luchará porque el legado familiar en el parlamento no se pierda.

Todo queda en familia con la complicidad de los partidos políticos, que, teniendo la posibilidad de vetar candidaturas, por razones de conveniencia y moralidad no lo harán. Como no conocemos el concepto del repudio social, tampoco podremos esperar que en los electores esté la barrera que les impida a los mismos con las mismas salirse con la suya. Ellos se quedarán con las curules y nosotros, con la suerte que nos merecemos.
 
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Al vicepresidente Angelino Garzón le pasa lo mismo que al secretario de prensa de la Casa de Nariño: creen que pueden ir opinando por ahí de lo divino y lo humano, olvidándose del ropaje institucional con el que están vestidos. El primero habla de derecho internacional y economía sin medirse. El segundo nos acusa a los medios de inventarnos el paro. ¡Irresponsables los dos! 

 
Twitter: @JoseMAcevedo 

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