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TRES LIBROS

Cuidado lo único peor que regalar un mal libro es leer un mal libro

Semana
9 de diciembre de 1996

Hay que prepararse porque llega diciembre con su alegría, y ante tal acontecimiento es indispensable llenarse de pertrechos. Quienes siempre regalan libros deben saber que no hay nada de peor gusto que regalar un libro malo. Y para quien espera la temporada navideña con ansiedad porque es la única oportunidad de leer en paz, nada más gra-ve que ocupar el ocio en la lectura de un libro malo.Por eso me voy a tomar el atrevimiento de ocupar un par de columnas de aquí al final del año para recomendar algunos libros y para sugerir también que no me los regalen porque -se cae de su peso- ya los tengo.Su Santidad. No se deje acobardar por el tamaño del mamotreto. La biografía del Papa Juan Pablo II, escrita por dos periodistas especializados en cubrimiento del Vaticano, el uno, y en investigaciones de prensa el otro, Su Santidad es un libro delicioso. Es una auténtica novela de espionaje, al mejor estilo de John Le Carré, con el encanto de que parece un libro de ficción.Es el retrato encantador de un hombre santo, pero es al mismo tiempo la radiografía de un polaco conspirador. Muestra al niño Karol Wojtyla de las épocas remotas en que Polonia derrotaba a Rusia en Leningrado, y también al joven actor que vive la invasión nazi a comienzos de la Segunda Guerra Mundial.Describe con una minucia apasionante los dos mundos en que convive el futuro Papa toda su vida de sacerdote: las sórdidas maquinaciones del comunismo soviético y la resistencia secreta y pública de las mayorías católicas polacas. Retrata en forma magistral los silenciosos vericuetos del Vaticano con sus santos, sus rezos, sus envidias y conspiraciones.El plato central es la relación de Juan Pablo II con Ronald Reagan y la CIA para orquestar el derrumbamiento del comunismo en Polonia, y detrás de él el de todo el eje comunista. Pero lo más interesante es la resaca del Papa, arrepentido de su gestión después de constatar que lo que se ocultaba bajo la represión comunista no era el surgimiento de la gran fuerza católica de Polonia y oxtodoxa de la antigua URSS, sino más bien el consumismo superficial que sus ojos tristes registran en el ocaso de su existencia.Santa Evita. Todavía no sé qué fue lo que leí. ¿Una novela? ¿Una biografía? ¿Un guión de cine? ¿Una mezcla de todo? No sé. Lo cierto es que el libro de Tomás Eloy Martínez es una obra literaria fuera de serie. Tiene un estilo que recuerda a García Márquez, porque posee esa magia imposible que le permite a uno leer el libro sin darse cuenta de que esta leyendo. Es como ir a cine.Alrededor del cadáver insepulto de Eva Duarte, el libro es un viaje a lo profundo de la historia argentina, a lo profundo del fenómeno de Evita, a lo profundo de su pueblo, a lo profundo del alma humana... En fin, a lo profundo de (¿la novela?, ¿la historia?, ¿el reportaje?, ¿la crónica?, ¿la entrevista?...) la buena literatura.Hitler. Meterse en el tema del ogro alemán siempre da pereza, desaliento y rabia. Pero está circulando una biografía de la alemana Marlis Steirnet que tiene cosas novedosas.Por una parte, deja de lado la manía de los historiadores de describir la personalidad de los hombres de la historia con la lupa de Freud. No es que tenga algo contra Freud, sino que esa especuladera a ciegas sobre las frustraciones de la gente, basada en elementos distintos de los hechos, es muy aburrido.Pero además plantea el tema del holocausto y el expansionismo alemán mucho más allá de las locuras de un dictador maniático. En este libro queda la aterradora sensación de que, con o sin Hitler, en Alemania habría pasado de todas maneras lo mismo que ocurrió.Sin aparecer demasiado analítica, Steirnet deja el retrato de una sociedad que, como todas, se mueve por razones un poco alejadas de la simple voluntad de sus dirigentes y con mecánicas menos simplistas que la lucha de clases.

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