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UN CASO DE DESAPARICION FORZOSA

La Vicepresidencia, a diferencia de la Designatura, no solo no es gratis, sino que podría llegar a costar lo mismo que la Presidencia, o más.

Semana
7 de noviembre de 1994

LA ULTIMA VEZ QUE OI HABLAR DE Humberto de la Calle fue el día de la aceptación de la Vicepresidencia en la fórmula de Ernesto Samper. Me alegré, porque De la Calle es un hombre valioso e inteligente. Sin duda inclinó positivamente las posibilidades de Samper, y tuvo un peso específico en su triunfo. Desde entonces no he vuelto a saber de De la Calle. Salvo por dos o tres noticias de prensa, que más parecen corresponder a la actividad de alguna 'socialité', bogotana como Beatriz Cantillo de Linares, que a la de un político en pleno auge de su carrera pública.

Leí, por ejemplo, que estuvo en la conferencia sobre población en El Cairo hablando del aborto. Imagino que de no haber existido Vicepresidencia en Colombia, esa labor la habría podido cumplir el canciller, el vicecanciller o una de las dos mujeres ministras, pero como a De la Calle había que ponerle oficio, a El Cairo viajó, y ese viaje no justificó, hasta donde yo sé, la existencia de la institución de la Vicepresidencia en Colombia.

Después leí que había estado el sábado pasado en un almuerzo con motivo del día nacional de la China. (La comida de esta embajada es deliciosa. No lo culpo). También leí, y lo vi retratado, cortando una cinta en la inauguración del primer salón universitario de Diseño Industrial en la Tadeo Lozano. (Bonita carrera). Igualmente me enteré de que esta semana viajó a Panamá, a explicar la nueva Constitución de Colombia y los alcances de nuestra reforma social. (En Panamá...).

También leí que, en vista del despiste de este cargo que le ha tocado estrenar a Humberto de la Calle, Samper elaboró un manual de funciones que incluye, además de averiguar todos los días cómo amaneció de salud el Presidente, el manejo de "asuntos delicados en materia de política internacional, especialmente los que tienen que ver con el narcotráfico, derechos humanos, globalización de la economía e integración latinoamericana". Pero en el reciente escándalo producido por las declaraciones del señor Toft, yo en ninguna parte he visto actuar a De la Calle, en ejercicio de su manual de funciones. Botero, el ministro de Defensa, fue a poner la cara a Washington, y Rodrigo Pardo, el canciller, a Nueva York. Ignoro, entonces, si el "manejo de los asuntos delicados en materia de política internacional, especialmente los que tienen que ver con el narcotráfico", se hace a escondidas, pasito, a susurros, o es que en la que habría podido ser su primera gran prueba, como fue la difícil coyuntura que Colombia ha atravesado estos das en sus relaciones con Estados Unidos, De la Calle encontró ocupado por otros dos ministros el espacio de acción que el Presidente le había encargado en el manual de funciones. (¿O será que la evidente rivalidad entre el gobierno Samper y el gobierno de Gaviria llega hasta el punto de dejar sin juego a De la Calle, hechura y herencia del Presidente anterior?).

Hasta ahora, pues, y no es por culpa de De la Calle, la Vicepresidencia en Colombia ha demostrado ser un cargo inútil, como suponíamos que lo iba a ser cuando se debatió en la Constituyente. Nos embarcamos en el embeleco de tener Vicepresidencia, porque el designado, que era gratis y podía hacer básicamente lo mismo, nos parecía de poco 'caché'.

La Vicepresidencia no solo no es gratis, sino que cuesta. Y según el proyecto recién presentado por el Ministro de Gobierno al Congreso, para la creación del Departamento Adminitrativo de la Vicepresidencia de la República, podría salir costando tanto o más que la Presidencia, de ser aprobado por el Congreso tal y como está redactado: el mismo sueldo de Presidente para Vicepresidente. El mismo número de dependencias para la Presidencia que para la Vicepresidencia. El mismo número de empleos y el mismo régimen presupuestal.

¿Cuánto sale a valer la bobadita? La Presidencia tiene 504 empleados directos, cuyo mantenimiento cuesta 2.288 millones de pesos. (Entonces aquí hay que multiplicar por dos). Pero la Vicepresidencia, según el proyecto, también contará de extra con un 'área operativa' que se encargará del protocolo y de la seguridad del Vicepresidente y de la de su familia.

Que se entienda bien. Yo no estoy diciendo que Humberto de la Calle no exista. Sólo estoy preguntando qué hace el Vicepresidente de Colombia distinto de ser la Beatriz Cantillo del actual gobierno.

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