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UN CIRCO DE TRES PISTAS

Para solucionar las discrepancias está, en la pista central, la Asamblea Nacional Constituyente.

Antonio Caballero
22 de julio de 1991

LOS OJOS DE LA PRENSA INTERNACIONAL que ha venido a cubrir una, u otra, o las tres, Colombia se presenta como un circo de tres pistas. En la de Caracas, al lado de la carpa Principal, se exhiben guerrilleros y consejeros de paz, como expertos malabaristas: unos lanzan a lo alto boliches de colores y platos que dan vueltas, y los de enfrente los atrapan en el aire. A veces se les rompe alguno. En la pista central, en el Centro de Convenciones de Bogotá, actuan los payasos, los contorsionistas, los caballos que galopan en redondo con una senorita en la grupa, las focas de pelota en la nariz, un elefante. Y en la pista de Envigado un cura octogenario, con una silla de vaqueta en la mano y haciendo ruiditos tranquilizadores con la boca, hace saltar a un tigre por un aro en el aserrín de una jaula nuevecita. Detrás vendrán por el aro las hienas, los chacales, los lobos, las mofetas: todo es posible.
En Caracas, los negociadores del gobierno y los de Coordinadora guerrillera discuten sobre ordenamiento territorial: qué parte del país es del Estado, y qué parte es de los insurgentes.La discrepancia es grande: para el gobierno las zonas de alto el fuego donde deben concentrarse las fuerzas de la Coordinadora no pueden sobrepasar un cinco por ciento del territorio nacional, en tanto que la guerrilla exige un 30 por ciento.Pero además, de que tamano es el territorio nacional? No se sabe, Los de la Coordinadora tuvieron que prestarles un mapa a los del gobierno, porque el que éstos llevaban era demasiado chiquito y no se veían las cosas. Esa es la base del problema: los mapas del gobierno han sido siempre más pequeños que el país, Pero también sucede que los de la guerrilla son demasiado grandes: en las décadas que llevan en el monte, las Farc han acabado por creer que todo el país es monte, Tal vez pudieran ponerse de acuerdo si les pidieran prestados sus mapas al Ejército, pero nadie se atreve. Además, esos mapas tampoco son de fiar: son mapas de bombardeo, tan aproximativos que muchas veces hemos visto que cuando los generales creen que están bombardeando guerrilleros en realidad están bombardeando campesinos, o magistrados de la Corte Suprema de Justicia
Para solucionar esas discrepancias está, en la pista central, la Asamblea Constituyente, cuya tarea consiste justamente en poner al día el mapa de Colombia En ajustar el país formal al país real, como se ha dicho tantas veces, a ver si por fin coinciden No está muy claro que la Constitución que de ahí salga (con su deber ciudadano de respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios, sus derechos del niño a atención médica gratuita, su espectro electromagnético inajenable) vaya a parecerse mucho al país de verdad, en donde los maridos les pegan a sus mujeres y las madres a sus hijos, y todo se lo roban Pero en cambio la Constituyente misma sí es igual a Colombia, en su composición y en su comportamiento: por así decirlo, en su paisaje Se ven ahí la cabeza de Raimundo Emiliani, engominada como la de un tanguista, y el sombrero de ala ancha de Chalita, y los botines negros de Lorenzo Muelas, y a Orlando Fals Borda representando a las negritudes olvidadas Hay un exguerrillero con una pata de palo y un ex secuestrado que asegura que es libre, y un ex presidente que dice que renuncia, hinchado de dignidad ofendida, como han dicho siempre que renuncian,hinchados de dignidad ofendida, todos nuestros ex presidentes. Hay un editorialista de El Tiempo, un columnista de El Espectador, un director de El Colombiano y otro de El Heraldo Hay amigos de los narcos y enemigos de los narcos Está Iván Marulanda, que canta boleros, y María Mercedes Carranza, que escribe poemas Hay una montonera de liberales que manotean y patalean, y dos Augustos Ramírez Echan discursos, cambian comas, votan a mano alzada y a la topa tolondra, toman tinto En la puerta, grupos de guardaespaldas y una cola de lagartos En las barras, niños que bostezan En los pasillos, perros policías que pasan olisqueando en busca de coca y bombas Pero no hay coca, ni hay bombas: sólo en eso la Asamblea Constituyente no se parece al país.
Y los militares? Como en Caracas: no hay sólo un mayor encargado de la seguridad, que interpreta su misión como una obligación de esconder la mitad de las credenclales de los periodistas, para que no entren tantos. Por lo demás en la Constituyente, lo mismo que en Caracas, ni se habla del Ejército: como si no existiera
La tercera pista está en Envigado, donde Pablo Escobar acaba de llegar a su propia cárcel montado en su propio helicóptero, después de haber escogido personalmente a los guardianes -rechazó a los que no fueran de su tierra-, a los demás reclusos -un seudonarco que quiso colarse fue asesinado- y a los jueces -han sido asesinados casi todos los que han tenido que ver con los asuntos del preso. Allá sí están los militares: se ocupan de que nadie lo moleste Como ese señor de cubilete que, en los circos, pide silencio al publico mientras allá en lo alto ejecuta su acto el trapecista.

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