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Un general extraditable

Del 7 de agosto de 2002 al 7 de agosto de 2010, Santoyo fue un intocable. Ahora lo esperan una orden de extradición y un juicio en Estados Unidos.

Daniel Coronell
16 de junio de 2012

El general Mauricio Santoyo Velasco, antiguo jefe de seguridad de la Presidencia de la República, está acusado en Estados Unidos de narcotráfico en una operación criminal que involucra a paramilitares y a la oficina de Envigado. La unidad investigativa de El Tiempo reveló la noticia hace unas horas, después de seguirla durante semanas.
 
El indictment asegura que el general Santoyo recibió sobornos de la mafia por casi 5 millones de dólares. Según el documento, el alto oficial entregó a los criminales información necesaria para secuestrar, extorsionar y asesinar personas. Dice además que los alertaba sobre las operaciones de las autoridades para capturarlos o impedir la ejecución de sus negocios ilícitos. (Ver Acusación Santoyo.pdf)
 
Entre los cargos, que le formula la Corte Federal del Distrito de Virginia al general Mauricio Santoyo, está el de asociarse con líderes de las llamadas AUC y la Oficina de Envigado para traficar toneladas de cocaína a Estados Unidos, entre 2000 y 2008.
 
El 7 de agosto de 2002, el entonces coronel Mauricio Santoyo Velasco fue nombrado por el recién posesionado presidente Álvaro Uribe como su jefe de seguridad.
 
El presidente sostuvo a Santoyo en ese puesto contra viento y marea, a pesar de que la Procuraduría lo destituyó por su participación en interceptaciones ilegales, efectuadas años antes cuando era comandante del Gaula en Medellín.
 
En 2003, el Ministerio Público encontró que Santoyo y otros subalternos suyos habían efectuado chuzadas sin orden judicial a casi 2.000 líneas telefónicas y que algunas de esas interceptaciones habrían contribuido a la desaparición de los activistas de derechos humanos Claudia Monsalve y Ángel Quintero.
 
Lo que siguió a la decisión de la Procuraduría fue una de las más escandalosas muestras de arrogancia del poder que haya conocido Colombia. En lugar de acatar la orden de destitución del entonces coronel Santoyo, la Presidencia de la República emitió un comunicado anunciado que el oficial seguiría en su cargo y rango mientras presentaba y se resolvía un recurso ante la misma Procuraduría. (Ver comunicado Presidencia.jpg)
 
Un año después, cuando el Ministerio Público se ratificó, Santoyo tampoco salió de la Policía y fue trasladado al  Ministerio de Defensa mientras presentaba una impugnación ante el Consejo de Estado, donde logró, entre otros, apoyos del entonces Magistrado y hoy Procurador General Alejandro Ordóñez Maldonado.
 
Con la suspensión entre el bolsillo, el coronel Santoyo emprendió un nuevo round, respaldado por el entonces jefe de Estado, para convertirse en general. La Comisión Segunda del Senado de mayoría uribista le concedió su paso al generalato con 8 de 12 votos. Sólo se opusieron los senadores Cecilia López,  Alexandra Moreno, Juan Manuel Galán y Jesús Piñacué, a quienes hoy la historia les hace justicia.
 
El ya General Santoyo fue enviado por el presidente Uribe como agregado de policía a la Embajada en Italia. De vuelta a Colombia -y cuando faltaban apenas dos días para la finalización del gobierno de su protector, el 5 de agosto de 2010- Santoyo fue condecorado por el Jefe de Estado.
 
En la ceremonia, Uribe afirmó: “Me complace mucho haber entregado esta noche la Orden Nacional al Mérito al general Mauricio Santoyo, protector de todas las horas con toda su lealtad y toda su eficacia”. (Ver discurso ceremonia.jpg)
 
Del 7 de agosto de 2002 al 7 de agosto de 2010, Santoyo fue un intocable. Ahora lo espera una orden de extradición y un juicio en Estados Unidos.
 
El caso estuvo bajo estricta reserva por un tiempo. El ‘Motion to seal’ como se llama en la justicia americana la orden para mantener la confidencialidad explica: “La divulgación prematura de los cargos contra el acusado podría poner en riesgo las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con Colombia”.