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Un orador sin palabras

Fue suficiente una pregunta del periodista para que esas personas relataran que habían recibido los materiales de construcción a cambio de votar por Gerlein.

Daniel Coronell
18 de marzo de 2006

Roberto Gerlein registró la mayor votación del Partido Conservador en las elecciones legislativas de la semana pasada. Veintiocho años en el Congreso y una excepcional capacidad oratoria lo han convertido en uno de los senadores más reconocidos de Colombia. Según su leyenda, "cuando Gerlein habla, el Capitolio calla".

Además de congresista ha sido gobernador, embajador y ministro. Tantas distinciones y experiencias serían suficientes para que aspirara a conservar su curul sin ayudas heterodoxas.

Sin embargo, una operación para comprar votos a favor del senador Gerlein y su hermano Jorge Alberto, representante a la Cámara, fue descubierta por las autoridades en noviembre del año pasado.

La Policía encontró en un apartamento de clase media alta en Barranquilla más de 4.000 cédulas. La dueña de casa, Patricia Margarita Judex, tenía además documentos de registro electoral y 150 planillas con dos nombres impresos: Jorge Gerlein, seguido de la palabra 'Cámara', y Roberto Gerlein, con el rótulo 'Senado'.

SEMANA informó sobre el operativo policial y reveló detalles de los documentos. Las planillas tenían cuatro columnas. La primera llevaba el nombre del elector. La segunda, el número de la cédula. La tercera, la mesa y la zona en la que estaba inscrito cada votante, y la última, anotaciones como: Eternit, cemento y ladrillos.

Muchas de esas cédulas pertenecían a personas inscritas en 'El Pueblito', un sector pobre en las afueras de Barranquilla.

De acuerdo con la investigación de SEMANA, la señora Judex fue contactada para la operación por el hijo de Jorge Gerlein. Él le entregó algunas cédulas, otras se las llevaron hombres que decían ser emisarios suyos.

En esa edición Gerlein, el representante, le dijo a la revista que sólo era un montaje para perjudicarlos a él y a su hermano. Entre tanto el senador Gerlein, tan dado a la oratoria, no pronunció palabra sobre el tema.

El fiscal local soltó en menos de 36 horas a la única implicada. El consejo electoral prometió la más exhaustiva investigación sobre la operación para corromper electores. Jorge Gerlein declaró que no conocía a la señora y poco después todo el mundo se había olvidado del tema. O casi todo el mundo.

El domingo de elecciones, el periodista Diego Fajardo del canal Caracol -con buen olfato- se fue a 'El Pueblito' y llevó su cámara. Allí encontró y grabó a varios habitantes moviendo carga en carros de balineras. Transportaban tejas de Eternit, cemento y ladrillos.

Fue suficiente una pregunta para que esas personas relataran con desparpajo que habían recibido los materiales de construcción a cambio de votar por los Gerlein.

Cuando la Registraduría contó los votos surgió una nueva coincidencia: Roberto, el senador, obtuvo en el Atlántico 47.499 votos. Jorge, el representante, logró un número sorprendentemente parecido: 47.788.

El portento acaeció a pesar de que se habían inscrito por movimientos políticos distintos. El senador participaba a nombre del Partido Conservador, y el representante, como miembro del Movimiento Nacional.

La Fiscalía y el consejo electoral sabían hace cuatro meses que esto podía pasar, dónde iba a pasar, cómo iban a pagar y quiénes estaban detrás. Sin embargo, nada hicieron para evitar que el crimen se perpetrara. Ni han hecho algo, hasta ahora, para pedir explicaciones de los beneficiarios.

El honorable senador Roberto Gerlein Echeverría tendrá que hacer un gran uso de su proverbial verbo para convencernos a todos de que no hemos visto, lo que ya vimos.

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