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Un personaje raro

Si Araújo le está mintiendo al país, yo le exijo la renuncia. Sobre la Corte Constitucional no debe existir sospecha tan grave sobre lo que sería un delito, como es cambiar un fallo

Semana
17 de junio de 2006

No sé cómo en la próxima sala plena de la Corte Constitucional, que supongo que es el martes, los colegas del magistrado Jaime Araújo Rentería puedan sentarse a su lado como si nada, a discutir los asuntos filosófico-jurídicos más complejos del país. Asuntos que para muchos colombianos hacen la diferencia entre la vida y la muerte, y para el país la diferencia entre lo? que es hoy y lo que puede llegar a ser mañana.

Y digo que no lo sé, porque el magistrado Jaime Araújo los colocó el jueves de la semana pasada bajo la sospecha más grave que puede caerle a un magistrado: haber votado de una manera y haber fallado de otra.

Eso es exactamente lo que se interpreta de las frases que El Tiempo publicó entre comillas en su edición del jueves pasado. Según el diario, Araújo dijo en una rueda de prensa: "Entendí que lo que la Corte había decidido fue lo que inicialmente se dijo… ¿Qué pasó luego de esas declaraciones del señor Báez? ¿Qué reuniones hubo por fuera de la sala? ¿Quiénes se reunieron para el segundo comunicado?".

Ni más ni menos, el magistrado Araújo, sin hacer excepción frente a ninguno de sus colegas, los señaló, mediante sus insinuaciones, de haberse dejado amedrentar por el tono amenazador del paramilitar Ernesto Báez; y que por cuenta de ello, un punto tan definitivo como el de la acumulación de penas, que hace la diferencia entre que un paramilitar como Mancuso deba pagar 46 años de cárcel o sólo seis, se cambió. Según Araújo, la Corte inicialmente habría votado que la pena se pagaría de la manera más gravosa, pero que esta decisión se cambió en 24 horas por la interpretación más benigna: la de la pena de seis años.

Qué cosa tan grave. Si es verdad, desde luego. Pero parece que no lo es. Empezando por el presidente de la Corte, Jaime Córdoba, que salió a desmentir a su colega, no he escuchado la voz de uno solo de los seis magistrados restantes (Alfredo Beltrán ya se retiró), apoyando las insinuaciones del señor Araújo.

Es la palabra de uno contra todos los demás, y por cierto algo que debe ser fácilmente demostrable a través de las actas de las sesiones: que la Corte votó que las sentencias anteriores al proceso de los paramilitares deberían ser pagadas en su totalidad, y que luego modificó su posición, aceptando que sobre ellas también operara el beneficio de la rebaja de penas.

Son dos posiciones tan enfrentadas, tan extremas, y que hacen tanta diferencia, que no se prestan a ninguna confusión. O la Corte votó de una manera, o votó de la otra.

Pero si el magistrado Araújo le está mintiendo al país, yo le exijo públicamente su renuncia. Sobre la Corte Constitucional no debe existir una sospecha tan grave, creada por uno de sus propios miembros, sobre lo que sería un delito, como es cambiar un fallo.

Yo no sé si sea cierto que Araújo reaccionó por cuenta de que le metieron al nuevo magistrado de origen conservador, Nilson Pinilla, en su sala de tutela. Desde luego que eso lo debe tener muy disgustado. Porque antes votaban Araújo, Alfredo Beltrán (recién retirado por término vencido) y Manuel José Cepeda, y de alguna manera los dos primeros, conocidos antigobiernistas y más bien ideológicamente de izquierda, lograban hacer mayoría sobre la posición de centro del magistrado Manuel José Cepeda.

Pinilla+Cepeda=minoría de Araújo. O por lo menos eso es lo que él siente que le va a pasar en adelante, según la furia que expresó cuando se le informó que el nuevo magistrado ocuparía el lugar del saliente.

Yo no conozco personalmente al magistrado Araújo. Pero algunas de sus actuaciones, que se han hecho públicas, me hacen pensar que el hombre es raro.

A muchas personas les debe parecer un héroe porque se ha atrevido a dejarle servidos los huevos del desayuno al Presidente de la República, o porque se ha levantado de una sesión estando aquél presente porque se venció el horario de la jornada. También habrá quienes lo defiendan por ser tan frentero, que se lio a puños con un subalterno en la sede de la Corte. O tan macho, porque ha citado a dos de sus colegas magistrados a "arreglar esto por fuera de la Corte como hombres". Hasta donde yo entiendo, eso es a puños. Pero puedo estar equivocada.

No faltarán quienes crean que el heroísmo de Araújo es tal, que ahora hasta se atreve a denunciar a sus colegas por corrupción. Si lo puede demostrar, ¡que por favor lo haga!

Yo sólo repito que a mí esas actitudes sencillamente me parecen raras. Y no sé si es motivo de pánico que una tutela presentada por uno llegue algún día a manos de un personaje tan peculiar. n?


ENTRETANTO... De alquilar balcón las peleas que se avecinan: ¿Qué tal la del padrinazgo sobre el nuevo Ministro de Minas?¿Qué tal la del Partido Conservador para reemplazar la jefatura de Carlos Holguín? ¿Qué tal la del Partido de La U para escoger candidato a la Alcaldía de Bogotá?

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