Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

La “memoria selectiva” de Álvaro Uribe Vélez

Se puede acusar al gobierno de Santos de “derrochón” sin recordar cómo fue la feria de contratos con los que se apuntaló la primera reelección en tiempos de Uribe.

Diego Arias, Diego Arias
21 de enero de 2014

El expresidente Álvaro Uribe y otros sectores están en el legítimo derecho de hacer oposición al proceso de paz y a otras políticas del actual gobierno pero lo que no pueden hacer es tergiversar la historia o manipular la realidad. La política, además de decencia requiere de coherencia y de buena memoria.

Esta perspectiva se puede aplicar a muchos temas de la agenda nacional. Pongamos algunos ejemplos: se puede acusar a este gobierno de Juan Manuel Santos de “derrochón” (muy seguramente sí lo es) sin recordar cómo fue la feria de contratos y burocracia con los que se apuntaló la primera reelección y el intento de la segunda en tiempos del presidente Álvaro Uribe.

¿Con qué moral se puede criticar la llamada y reprochable “mermelada” que el actual gobierno dispensa entre sus aliados cuando no hace mucho los recursos del campo destinados para los agricultores más pobres, el anterior gobierno los direccionó hacia sectores pudientes y de amigos comprometidos con la reelección? O ¿puede hablarse de transparencia y honestidad cuando buena parte de los funcionarios y políticos que apoyaron o hicieron parte de dicho gobierno están investigados, tras las rejas, condenados o prófugos?

Pero la inconsistencia que más quiero resaltar aquí es la del expresidente Uribe frente a las negociaciones de paz con la guerrilla. Ya es sabido cómo  Uribe en su momento hizo ingentes esfuerzos por lograr una negociación de paz con las FARC y el ELN, la misma que ahora le parece una “traición” tan sólo porque no está bajo su liderazgo. Y en este mismo contexto, el expresidente se ha opuesto a la participación política de los guerrilleros luego de un eventual proceso de paz con la guerrilla y la idea de una Asamblea Nacional Constituyente.

En Octubre 4 de 2006, según nota periodística del periódico caleño El País, refiriéndose a estos dos temas el presidente Uribe anotó que “hay que permitir que quienes han cometido delitos que no son considerados políticos, como es el caso del homicidio o el secuestro, entre otros, puedan llegar al Congreso de la República”. 

Frente a un eventual acuerdo de paz señaló la necesidad de convocar a una “Asamblea Nacional Constituyente para modificar muchos aspectos que no pueden hacerse a través de la ley”. Y, finalmente, como si fuera poco, habló de la posibilidad incluso de una reunión “cara a cara” con la dirigencia de las FARC: “Si eso (el cara a cara) se necesita para dar un paso fundamental hacia la paz, estoy dispuesto a hacerlo, que no quepa la menor duda” anotó categóricamente.

Pregunta: si eso era bueno, necesario y posible en ese entonces, ¿por qué no ahora?