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Abril: mes del “martirologio infantil”

En este mes de abril, nos debemos inclinar ante los mausoleos de las cientos de víctimas infantiles, que han sucumbido ante la ignorancia, el descuido y la tiranía de sus mayores.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
22 de abril de 2016

En el mes de abril dedicado a los niños, es urgente que las entidades e instituciones que tienen que ver con su educación, salud y bienestar, sean sometidas a una profunda revisión con el fin de detectar donde están las fallas, que causan en el día a día calamidades de toda índole contra el bienestar social de tan indefensas criaturas.

La primera entidad llamada al orden debe ser el Instituto Colombianos de Bienestar Familiar, I.C.B.F, por los continuos escándalos que se están presentando en la prestación de sus servicios, entidad que fue justamente creada para brindar protección a la niñez desamparada; no se justifica seguir tolerando tantos escándalos, con muertes de niños en sus albergues y últimamente con la huelga de las madres comunitarias que duró más de 15 días.

Según informaciones de primera mano, en el I.C.B.F, no se mueve nada sin la voluntad política de ciertos senadores y representantes, es decir, que han convertido a tan importante entidad, en todo un fortín político, lo mismo sucede con los contratistas para la alimentación en los albergues infantiles y con los nombramientos del personal administrativo que se extiende por todo el País.  

El mes del niño, es motivo de reflexión- puesto que no hay nada que celebrar- la conciencia social no debe estar tranquila por todos los hechos violentos que se están presentando en diferentes órdenes de la vida nacional: asesinatos, violaciones, abandono, trabajos forzados, muertes por física hambre y desnutrición en escuelas y colegios, entre muchas otros inequidades que causan indignación; nos estamos viendo acorralados por los criminales que quieren a toda costa enriquecerse a costa de los derechos de los niños.

Las autoridades deben revisar con verdadero sentido de autoridad y responsabilidad las políticas de amparo y protección a la niñez, no hacerlo, sería ignorar y pasar por encima de los miles de mausoleos infantiles que se levantan en las diferentes regiones de Colombia, producto de la violencia en todos los órdenes contra la vida y la integridad infantil.

Muertes por violaciones, trabajos forzados, maltratos, desnutrición, hambre, miseria, matoneo en escuelas y colegios, entre muchas otras situaciones degradantes son el pan da cada día; las medidas adoptadas por las autoridades son desde todo punto de vista inoperantes e insuficientes, la situación es tan crítica y lamentable, que en cientos de casos los niños están acudiendo al suicidio.

¿Pero cuales, son las causas de todo este drama social en que viven nuestros niños?

Para encontrar respuesta eficiente con soluciones concretas, nos tenemos que remitir a nuestros hogares, si estos no están conformados dentro de un espectro social de principios y valores, es muy difícil que logremos desentrañar las causas de la violencia infantil; en diálogo con muchos niños, se les observa el miedo y la nostalgia, por no tener unos padres que les brinden amor y cariño.

Muchos llegaron al mundo producto de un extravío sexual entre sus padres, o un encuentro fortuito en un burdel o casa de cita, con esto es suficiente para decir que la llegada de estas criaturas no fueron planificadas, los embarazos de sus madres no son producto del amor, más bien son el producto de algo indeseado, en que se satisfizo un deseo meramente sexual.

Son cientos los talleres que se han realizado en centros de reclusión de menores, y en sus rostros se les observa la terrible tragedia de su existencia, y la frustración de ser víctimas a tan temprana edad, de todo tipo de maltratos, muchos son abandonados por sus madres, una vez dan a luz en lugares inhóspitos y tenebrosos, como lo hemos visto en los últimos días, cuando son recogidos de basureros y canecas de desperdicios, por personas y organizaciones que finalmente los acogen.

Frente a todos estos dramas, es pertinente la pregunta: ¿qué nos está pasando? ¿Hasta cuándo, vamos a ser participes del drama social con nuestros niños? ¿Cómo debemos actuar frente a estos casos, cuando nos encontramos con niños abandonados, violados, maltratados, desnutridos y víctimas del trabajo infantil?  

Pareciera que la descomposición social que estamos viviendo, se ve reflejada en la violencia infantil, muchas veces son violados sexualmente con la anuencia de sus progenitores, hermanos, y demás familiares; lamentablemente muchos establecimientos educativos, no se quedan atrás en estas prácticas perversas, abusivas y criminales, contra su estabilidad: educativa, emocional y alimentaria.

La simbiosis entre el árbol y el niño, debe ser entendido y practicado en forma didáctica y pedagógica: el niño  es como el árbol, que todos los días hay que regarlo, podarlo y protegerlo de todo tipo de plagas para que no lo aniquilen, para que cuando llegue a su etapa productiva dé buenos frutos; por eso, la simbiosis entre la siembra, el almácigo, y el trasplante, es un principio natural e innegable; quién no ha sembrado una árbol, desconoce totalmente los más elementales pero prodigiosos secretos de la naturaleza, guardados en proporción con el milagro de la vida y la crianza de nuestros hijos.

 Es preocupante que cuando soplan vientos de paz en nuestro país, no exista un manual didáctico y definitivo para lograr encausar la crianza y formación de nuestros niños por los senderos de la verdad y de la vida, lamentablemente con todo lo que está sucediendo en nuestro medio, los adolescentes se están formando con un espíritu rebelde, fiel copia de lo que es el comportamiento de sus mayores.

Los patrones de conducta para la formación de los niños, deben estar regulado primero por el buen ejemplo de sus padres y mayores, no olvidemos que ellos siempre imitan lo que ellos hacen, decir lo contrario, es pecar de ignorantes y no aceptar nuestras responsabilidades frente a la formación moral y familiar de nuestros hijos; es una obligación que está basada en las buenas prácticas del comportamiento humano.

Finalmente, es inaudito que los grupos armados que están hablando del acuerdo de paz, continúen con menores de edad en sus filas, varias veces se han comprometido a liberarlos, pero a la fecha, todo se ha quedado en  falsas promesas que se las está llevando el viento.

¡Cumplan señores de las Farc y del ELN, dejando en libertad a los niños que se encuentran contra su voluntad en sus filas!

¡Pilas señores comisionados de paz del gobierno, hagan cumplir los acuerdos con los niños!

urielos@telmex.net.co

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