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Plebiscito con beneficio revocatorio

Cuando un gobernante pierde credibilidad y el apoyo a su gestión e imagen se reducen a su mínima expresión, lo más acertado es que reconsidere su estadía en el poder.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
1 de abril de 2016

No obstante el anuncio de las negociaciones con el ELN, si es que logran encausarse por el camino acertado, la imagen del presidente  podría recobrar la frescura, y la credibilidad de los inicios con las FARC, que aunque se encuentran bastante fracturadas, hay esperanzas  que todo vuelva a sus causases normales.

Sin embargo, considero que nuestro mandatario escogió el peor momento para anunciar al país el inicio de los diálogos con el ELN, puesto que ha debido enderezar primero los entuertos que tiene pendientes con las FARC, además de los cientos de casos de corrupción que afligen a la mayoría de los colombianos. 

Desde luego que su renuncia no es lo que queremos para nuestro país, puesto que de presentarse una situación de tal magnitud causarían serios problemas y traumatismos de gobernabilidad y los enemigos de la paz aprovecharían para pescar en río revuelto.

Dado el grado tan bajo de apoyo a la gestión del presidente Santos y de su imagen, que según las últimas encuestas están por debajo del 13%, valdría la pena, que una vez la Corte Constitucional avale el plebiscito, se haga este ejercicio con beneficio revocatorio. 

Esta expresión de renuncia, fue lanzada por el mismo presidente Santos, por todos los medios de comunicación y escuchada por los colombianos en las plazas públicas y recintos cerrados, no fue una, ni varias veces, fueron tantos los pronunciamientos a favor del proceso de paz, que terminamos con la campaña presidencial en forma de paloma, y el presidente Santos arrullado y consentido por los vientos de paz con el aplauso de la mayoría de sus compatriotas.

Pero, también hay que tener en cuenta las toneladas de mermelada que se repartieron para obtener la reelección, especialmente en los departamentos de la Costa Caribe, donde la compra de votos fue tan vergonzosa, que si hiciéramos un reconteo, muy seguramente que quedaría por debajo de quién fue su contendor: Oscar Iván Zuluaga.

Considero también que para levantar su imagen y continuar con el proceso de paz, además de llamar al orden a los negociadores de las FARC y del ELN, se hace indispensable llamar a cuentas a una serie de personajes de la vida nacional, que directa o indirectamente se encuentran comprometidos con actos de corrupción, y que todos los días los vemos haciendo alardes de ser correctos ciudadanos, cuando en honor a la verdad viven en medio del laberinto del delito, con chanchullos y peculados a la orden del día.

Nos referimos concretamente a los defraudadores de: Isagen, Reficar, e Interbolsa, entre muchos otros escándalos, que no se compadecen con el desempeño del cargo de ministro de Hacienda, entre otros, que deberían presentar su renuncia para permitir que la fiscalía los investigue y los juzgue como ciudadanos y no como funcionarios del alto gobierno; todos estos hechos le están restando credibilidad al proceso de paz y deteriorando la imagen presidencial.

Por toda esta tolerancia estatal es que la imagen del presidente Santos en los actuales momentos se encuentra por el piso y para que los diálogos en la Habana- Cuba, vuelvan a tener un despegue creíble ante la comunidad nacional e internacional, es preciso depurar la administración pública de tanta corrupción.

En conclusión, es inadmisible continuar con un proceso de paz en medio de tanta injusticia social que invade todas las instancias de nuestro Estado de Derecho, esta es una de las causas para que los colombianos hayamos entrado en un estado de escepticismo, puesto que todos los días y a todas horas se están presentando en todos los niveles de la administración pública hechos tan descarados de corrupción, especialmente en el área de la salud, cuando son cientos los colombianos y niños especialmente, que están muriendo en las puertas de los hospitales por falta de atención médica. 

La hora de la verdad ya le está pisando los talones al señor Presidente, el proceso de paz en los actuales momentos, ha perdido credibilidad en un 75% tanto del pueblo colombiano, como de la comunidad internacional, que muy entusiasmados se encontraban hasta la víspera del 23 de marzo, cuando desde días antes empezó a derrumbarse la no firma del acuerdo.

Las razones por las cuales no logró firmarse no son desconocidas por la opinión pública, todos somos conscientes que los señores de las FARC son expertos en dilatar el cumplimiento de lo inicialmente pactado, esto lo hemos presenciado en los gobiernos anteriores, o sea que lo que estamos viviendo y padeciendo no es el primer hervor de las circunstancias en el acuerdo que se negocia últimamente, es una estrategia que siempre acostumbran  utilizar para beneficio de la posteridad y la duda.  

Considero que la salida más acorde en las actuales circunstancias, cuando según encuestas, la imagen y gestión del presidente Santos cae al 13%, es promover el plebiscito con beneficio revocatorio, en caso de ganarlo puede estar seguro que encontraría el respaldo casi que unánime de sus gobernados y de los países que lo avalan.

Para el caso que lo pierda,  no quiere decir que el proceso de paz se eche por la borda, antes por el contrario, de acuerdo a los resultados, nos daríamos cuenta de cuan,  fortalecido podría estar en la conciencia de los colombianos para continuar adelante, o en su defecto, buscar la forma más adecuada y equitativa, que permitan poner fin a tan tedioso conflicto que ya va a completar sesenta años.

Debemos ser conscientes que el país en los actuales momentos se encuentra atravesando por la etapa más crítica de toda su historia, todo debido en parte al proceso de paz, pero también a la corrupción imperante en el gobierno, puesto que en los tres primeros meses del 2016 se han sucedido los más descarados escándalos, especialmente en el caso de las electrificadoras y la salud de los colombianos, donde finalmente nada va a pasar con los responsables, pero sí con la amenaza todos los días de un racionamiento y cierre de centros de salud.  

De otra parte, es preocupante que continuemos hablando sobre el proceso de paz, sin que tengamos los arreos listos para la etapa postconflicto. No nos llamemos a engaños, si el sector agropecuario, su principal protagonista, no está listo para aportar soluciones con proyectos productivos, que sean rentable y viables, todo empezará a derrumbarse y el acuerdo de paz que tanto trabajo nos ha costado a caerse como castillo de naipes.      

urielos@telmex.net.co

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