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¿Delito político conexo con el narcotráfico?

Foto para la historia: la mirada fría y de incertidumbre de Santos, al darle la mano a 'Timochenko', lo dice todo, no se siente seguro de lo que firmó, amanecerá y veremos.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
24 de septiembre de 2015

De otro lado, se está suscitando un absurdo debate en torno a si el delito del narcotráfico se puede considerar conexo, con actividades subversivas, para el caso del proceso de paz que se adelanta en la Habana, Cuba, con las FARC.

Con el debido respeto por el señor presidente de la Corte Suprema de Justicia, doctor Leonidas Bustos, y del señor fiscal general de la Nación, que comparte tan descabellada idea, aceptar esta tesis es borrar con el codo tantas infamias cometidas a través de más de 60 años por los grupos guerrilleros de las FARC, que se han venido escudando en sus ideas revolucionarias, según ellos, para salvar al pueblo colombiano de la opresión, cuando en realidad tienen todo un negocio montado en las montañas de Colombia donde operan y se catalogan como los principales productores, procesadores y comercializadores de coca de alta calidad con destino a los mercados internacionales.

Esto querrá decir que la lucha antidrogas que tantas muertes y desgracias ha causado, y los miles y miles de millones de pesos que se han invertido para combatirla, no era más que un sofisma de distracción para hacer creer al mundo que se estaba combatiendo, cuando en realidad todo está centralizado en el poder omnipotente de los grupos armados, las bacrimes y demás organizaciones delincuenciales que operan al margen de la ley.

El Gobierno debe saber que los ideales de las FARC hace mucho tiempo quedaron ahogados y sepultados por el narcotráfico; es tanto el poder económico que han adquirido, que están catalogados como el segundo grupo guerrillero mejor financiado del mundo.

Pretender, en pleno proceso de paz, condonarles todas las infamias cometidas en la lucha antidrogas es vulnerar los más elementales derechos a quienes han sido víctimas de semejante flagelo en calidad de pequeños o medianos productores, que lo han hecho sencilla y llanamente por el olvido del Estado en sus actividades agrícolas.

No olvidemos que la lucha de los grupos guerrilleros en Colombia ya no es por el poder para sacar al pueblo de la encrucijada en que se encuentra, ese ideal hace mucho tiempo se perdió, y se ha concentrado en el del narcotráfico, lamentablemente en forma tan criminal y violenta, que de hacerse realidad lo que están pidiendo los doctores Bustos y Montealegre, sería como regresar a los tiempos de la patria boba, para desmontar toda una infraestructura de lucha que ha dejado incalculables pérdidas y desgracias al país.

Si hacemos un balance de las principales masacres y desplazamientos cometidos por las FARC, llegamos a la conclusión de que todos en su mayor parte obedecen a una lucha de poder pero por el dominio del narcotráfico, con el fin de apoderarse de las tierras más fértiles y de mejor rendimiento, todo esto en complicidad con carteles internacionales, con rutas diseñadas, que como en las épocas de Pablo Escobar, tenían un manejo logístico tan perfecto que de allí nació la disciplina militar del narcotráfico, aplicada en las filas de la guerrilla, especialmente para los menores de edad de ambos sexos, que ingresan a ella con engaños y mentiras, bajo falsas consignas revolucionarias que, como dijimos, se encuentran sepultadas desde hace varias décadas por el negocio del narcotráfico.

Otra cosa bien distinta es que antes de embarcarnos en semejante aventura de condonar a los señores guerrilleros de las FARC, el delito del narcotráfico por encontrarse conexo con el político, se proceda a la legalización de la droga bajo los parámetros que tanto se han debatido en foros nacionales e internacionales, en otras palabras, se querrá decir que hay que cortar el mal por lo sano, para evitar que se cometan tantas injusticias con los miles de compatriotas que se encuentran en las cárceles, simplemente por el hecho de habérsele encontrado unos gramos de algún alucinógeno.

Sin embargo, la teoría de buscar conexidad del delito político del narcotráfico, con los señores de las FARC, en relación con la proporción de causalidad para sostener sus permanentes actividades de: extorsión, secuestro y chantaje, hay que buscarla en la conciencia de quienes en una u otra forma han sido sus víctimas y así nos daremos cuenta de que no existe relación de causa y efecto entre lo solicitado por los dos eminentísimos juristas, y la ola de crímenes cometidos por el grupo guerrillero contra la población civil, especialmente en las áreas campesinas.

Eso de querer darles tantas gabelas a los señores de las FARC, a más de convertirlos en partido político, sin que pasen por el cristal de la justicia sin un quicio de responsabilidad, es tan abominable como pretender que en nuestro país después de tantas catástrofes cometidas por las FARC nada vaya a pasar, esto lesionaría de tal gravedad nuestro Estado de Derecho, y sería un mal precedente para presentes y futuras generaciones, que muy seguramente continuarán levantándose con heridas en el cuerpo y en el alma, al ver que sus seres queridos que un día fueron masacrados, sus madres y hermanas violadas y finalmente desplazados; sus verdugos no vayan a pasar por los estrados judiciales para que paguen por todas las infamias cometidas.

Esperamos que este esperpento no pase por el Congreso de la República cuando se radique para su estudio el proyecto de Ley para la Paz; debemos saber que las corporaciones legislativas están conformadas por representantes de diferentes regiones del país y que tienen muchas historias que contar, sobre masacres y desplazamientos de millones de compatriotas que votaron por ellos, precisamente para que hagan valer su voz y sus derechos ante el gobierno y los altos poderes, mas no para otorgar prebendas a una horda de matones y asesinos, que desde hace décadas tienen a nuestro País, más que encañonado con sus acciones criminales.

urielos@telmex.net.co

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