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¡La paloma de la paz está herida!

Fue en la Corte Constitucional, donde se le propinó a la paz la última estocada trapera, con el fin de hacer aprobar el plebiscito con el umbral del 13 %.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
11 de agosto de 2016

Tenemos que registrar con profunda preocupación, que fue en la Corte Constitucional, donde se le propinó la última estocada trapera, con el fin de hacer aprobar el plebiscito con el umbral del 13 %.

Todo indica que la estocada trapera que le propinó la Corte Constitucional, comprometen sus órganos vitales, que traducidos coloquialmente, son los mismos de nuestro Estado de Derecho, que han penetrado en el alma nacional, como un anuncio de grave violación a los más elementales derechos de todos los colombianos.

Muy seguramente que la paloma de la paz, seguirá volando por el país, con su herida sangrante, llevando en sus alas la pesadumbre de unos negociadores que por fuerza de inercia y sin escuchar argumentos de tipo legal, constitucional y jurídico, la han obligado a ser lo que realmente no quiere ser, es decir, atropellando la razón para sembrar en los colombianos la cizaña de la incertidumbre.

Considero que el expresidente César Gaviria, está utilizando un discurso demasiado peligroso para polarizar el País y confundir a la opinión pública, al decir que quienes están por el ‘No’, son los enemigos de la paz, creo que no le queda bien a un exmandatario, utilizar este vocabulario, puesto que por ser de quién viene, crea confusión y apreciaciones equivocadas.

Que quede claro que quienes estamos por el ‘No’, somos defensores de una paz, pero, de un paz sería, sin trapisondas y sin esguinces jurídicos, lograr una paz arrodillada, es permitir que en el inmediato futuro los señores de la guerrilla de la Farc, empiecen a pasarnos cuentas de cobro y los derechos fundamentales y constitucionales  vulnerados, a ser letra muerta.

El debate sobre el plebiscito para refrendar la paz, debe ser de mucha altura, y de alta pedagogía, sin engaños y sin mentiras, puesto que el común de los colombianos en los actuales  momentos, saben muy bien a qué atenerse, y es al presidente como jefe de Estado, a quien le corresponde brindar a las dos campañas de todas las garantías necesarias para su exitoso desarrollo,- tanto por el ‘Sí’, como por el ‘No’; que sean argumentos lo suficientemente ilustrativos y convincentes para el ciudadano al momento de depositar su voto.

Considero que no hacerlo en forma correcta, es otra manera de herir la paloma de la paz, puesto que el vocabulario pronunciado por un ex presidente de la república, no deja de ser inoportuno y repugnante, la verdad, sea dicha de paso, el Centro Democrático, liderado por el expresidente y senador Álvaro Uribe, jamás ha dicho no estar de acuerdo con el proceso de paz, lo que se quiere con la campaña por el ‘No’, en el plebiscito, es instruir a los ciudadanos para que al momento de votar tomen la mejor determinación con pleno conocimiento de causa.

Como podemos observar a través de las últimas encuestas realizadas por diferentes medios de comunicación: el ‘Sí’ y el ‘No’, tienen polarizados al País, previendo que en cualquiera de las dos circunstancias, una de las partes tendrá que ceder, puesto que de lo contrario la fase postconflicto será bastante indecisa y muy seguramente si no se concilia, difícilmente, se obtendrán los resultados requeridos.

Sin embargo, en la última  encuesta que publica la revista semana y otros respetables medios, con fecha 7 de agosto, el ‘No’, aparece ganando con un margen de 12 puntos sobre el ‘Sí’, pero, considero, no es el momento para salir a sacar pecho y decir que todo está ganado, ninguna de las partes puede llamarse triunfadora en los actuales momentos, puesto que los colombianos, aún se encuentran desorientados sobre la agenda del proceso de paz que se negocia en la Habana- Cuba, entre el Gobierno y las FARC, lamentablemente no se conoce el texto definitivo del acuerdo final, por cierto con muchas cartas guardadas. 

El común de los colombianos aún no salen de su estupor al querer condonar a la guerrilla una serie de delitos atroces elevados a la categoría de lesa humanidad, que así se condonen en Colombia, los organismos internacionales tienen plena jurisdicción para proceder a enjuiciar a los responsables, como son: el secuestro, la extorsión, el chantaje, la violación de mujeres, el reclutar menores de edad, entre muchos otros, de los cuales las guerrillas de las farc han sido todos unos campeones en promoverlos y ejecutarlos.

De otro lado, el fenómeno del narcotráfico, con el cual existe toda una multinacional montada, que les da toda la plata del mundo, permitiéndoles, ser el grupo narcoterrorista más poderoso, puesto que tienen una red de producción, industrialización, distribución y comercialización tan bien organizada, que es hasta jocoso pensar que van a dejar tan lucrativo negocio, para recibir las migajas que les ofrece el Estado por su reinserción.  

Quiera dios que la paloma de la paz que se encuentra malherida, no se muera, antes de llegar a los altares de la democracia, donde el presidente Santos, entregará a la guerrilla parte de los destinos de Colombia; sin embargo, continuará revoloteando por los horizontes de nuestra Patria, dando alaridos de pesadumbre y batiendo sus alas ensangrentadas en señal de desesperación, pero, siempre con el ánimo conciliatorio, pidiendo: paz sí, pero, con justicia social, sin comprometer y violar las normas que rigen nuestro Estado de Derecho, defendido a sangre y fuego por nuestras fuerzas armadas. 

La razón fundamental para que los colombianos, hayan perdido la poca fe que tenían en una paz negociada, - aunque con algunas prebendas a favor de la guerrilla de las FARC-, es que desde los inicios de los diálogos, se vienen manejando dos lenguajes que confunden a la mayoría de nuestros compatriotas y que dejan un sabor agridulce: de querer la paz al costo que sea, sin importar las  consecuencias a futuro, y las cartas ocultas del acuerdo que aún no conocemos.

Como consecuencia de todo lo anterior, existe una gran incertidumbre de lo que pueda pasar con el plebiscito, puesto que los negociadores de ambas partes no se han puesto de acuerdo en asuntos tan fundamentales como es el de desarme, la entrega de armas, y la concentración en las zonas de concentración, factores que se han convertido en toda una papa caliente, que indudablemente alguna de ellas tendrá que ceder, puesto que esta manifestación final por donde se le mire es una moneda de dos caras tanto para el gobierno como para la guerrilla, en contra de los colombianos.  

No está nada claro en lo que pueda pasar con el plebiscito, aunque muchos se rasguen las vestiduras diciendo que los promotores del No, son los que quieren la guerra, la verdad: en la forma en que se está planteado el ‘Sí’, para lograr la paz, va a ser muy difícil que el gobierno lo logre, puesto que la opinión nacional frente a este tema se encuentra bastante polarizada, con mayor tendencia hacia el ‘No’.

* urielos@telmex.net.cop

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