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Venezuela, incertidumbre y algo más

Sería muy mala noticia para Colombia la desestabilización de Venezuela. No sería difícil que volvieran los grandes litigios entre los dos países.

León Valencia
25 de febrero de 2012

Estuve en Caracas acompañando las elecciones primarias de la oposición, invitado por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, y encontré el más interesante e inquietante ambiente político. Vi y oí personalmente durante una semana la apasionante controversia venezolana.

Un gobierno visiblemente interesado en darle legitimidad a la competencia democrática y a las instituciones electorales. Una oposición organizada y crecida, pero en trance de aceptar las reglas que se han ido gestando en estos 12 años de régimen chavista. Un telón de fondo relumbrante después de saber que aventajan a Arabia Saudita en reservas petroleras. Una incertidumbre sobre el destino inmediato, dada la posible reaparición del cáncer de Chávez.

Me sorprendió la eficacia de la organización electoral y la búsqueda de un aval nacional e internacional para su evento. Querían que la oposición no tuviera reclamo alguno sobre la facilidad para que los electores llegaran a las urnas y pudieran votar, y lo lograron. Querían la presencia de observadores internacionales que dieran testimonio de lo acontecido e invitaron a un grupo diverso y contradictorio de personas e instituciones a participar en el certamen.

La Mesa de Unidad Democrática, que agrupa a 26 partidos y organizaciones opositoras, reconoció sin ambages la diligencia y la rectitud del Consejo Electoral. No era para menos. Lograron reunir a más de 3 millones de votantes, escogieron a un candidato presidencial competitivo y por primera vez, en la era Chávez, tienen una opción verdadera de triunfo.

La noticia de que Venezuela posee las más grandes reservas petroleras certificadas del mundo no es de ahora. Desde mediados del año pasado las autoridades venezolanas y la Organización de Países Exportadores de Petróleo situaron en 296.500 millones de barriles las reservas del país andino, superando a Arabia Saudita que ocupaba el primer lugar con 262.700 millones de barriles. El dato campea sobre el escenario político.

En las conversaciones que sostuve en Caracas con líderes sociales o políticos, aparecía con frecuencia el tema. Sentí la tranquilidad que generaba saber que tendrían por largo rato la renta que ha soportado la vida económica y social de Venezuela desde los años setenta. Pero sentí también que estos recursos son el centro de todas las ambiciones políticas.

Nadie es indiferente a esta realidad. Los chavistas alegan que han rescatado de manos de unas élites corruptas una riqueza que le pertenece al pueblo, y los opositores señalan que este dinero solo ha servido en los últimos años para hacer populismo y apuntalar el poder del primer mandatario y su círculo más cercano.

Ahora bien, un panorama electoral que pintaba reñido y duro, pero cierto, se ha vuelto bastante incierto con el anuncio de que Chávez viaja a La Habana para una nueva operación. Ya en los días de elecciones podía percibir la incertidumbre de algunos chavistas al respecto. En el mejor de los casos, el oficialismo tendría a su candidato sometido a un tratamiento doloroso y en condiciones difíciles para enfrentar la campaña; y en el peor de los casos tendría que afrontar su ausencia e improvisar un nuevo liderazgo.

Buena y mala noticia para la oposición. Henrique Capriles se puede favorecer con un Chávez enfermo en medio de la campaña, pero la desaparición del mandatario podría dar paso a una sucesión traumática en la que sectores radicalizados del chavismo se lancen a la aventura de romper el delgado hilo constitucional que ha tejido la vida venezolana en los últimos tiempos.

También sería muy mala noticia para Colombia la desestabilización de Venezuela. En un ambiente así no es difícil que vuelvan los graves litigios entre los dos países y prosperen alianzas entre fuerzas intrépidas de aquí y de allá. La normalización de las relaciones se haría pedazos.

Aunque algunos dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela aseguran que el chavismo tiene la suficiente madurez para sustituir al mentor y líder indiscutible de este movimiento y señalan que una persona como Diosdado Cabello podría mantener unidas las fuerzas y darle continuidad al proyecto político que en los últimos años ha gobernado, no sin grandes sobresaltos, a los venezolanos.

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