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Venezuela, ¿la tormenta perfecta?

La carga final fue anunciada el martes en la tarde, mientras los venezolanos esperaban el paso de Bret y recordaban el gran impacto que tuvo para el país una tormenta tropical con el mismo nombre, pero en 1993.

Poly Martínez, Poly Martínez
21 de junio de 2017

A esas mismas horas, la Mesa de la Unidad Democrática MUD, coalición política opuesta al régimen de Nicolás Maduro, decidió jugarse la carta más fuerte contra el gobierno venezolano: presentó 10 puntos que llevan a la resistencia civil general y permanente, y al boicot de la Constituyente convocada por el presidente. 10 pasos que finalmente deben conducir a su salida del poder por la puerta de unas elecciones generales este mismo año.

Los 10 puntos se leen rápido, como lo hizo Julio Borges, actual presidente de la Asamblea Nacional y vocero de la oposición. Y su puesta en marcha debe suceder a la misma velocidad, porque la noticia no está en invocar nuevamente el Art. 350 de la Constitución Bolivariana, sino en el alcance de esta convocatoria y el contexto que la acompaña: la oposición parece tener hoy una real oportunidad para que se dé el cambio.

Lo que plantea la MUD es que las marchas dejen de ser escalonadas para hacerse permanentes; que los ciudadanos se tomen de forma pacífica las calles y escuelas para presionar al gobierno e impedir que se instalen los puestos de votación para la Constituyente; que el país entero haga una gran protesta nacional hasta que “se logre el cambio del régimen dictatorial y la restitución del orden constitucional”. Un gran paro, un desacelere mayor de todas las actividades hasta llevar la crisis a otro nivel y sacar a Maduro.

En esta convocatoria la MUD se juega el todo por el todo. Si no cuaja y los venezolanos no paran, si los líderes no logran conformar los “comités de rescate de la democracia” y las fuerzas locales se abstienen de establecer asambleas permanentes que impidan el uso de las escuelas para el proceso de votación de la Constituyente, el envión será en vano. Adiós al mensaje contundente de la sociedad venezolana a favor de una salida inmediata y democrática a la crisis. Entonces, el gobierno cobrará el triunfo y endurecerá más su posición. Dictadura pura y dura.

Con este llamado a la nación la MUD apuesta buena parte de su caudal político y mide su real capacidad de convocatoria. Los venezolanos, por su parte, ponen en juego su propio pellejo. El temor ronda las calles, se especula una escalada de violencia por cuenta del aumento en el pie de fuerza de la Guardia Nacional y la policía, a lo que se suman las milicias armadas por el gobierno –en todos los sentidos de la palabra-, destinadas a responder con fuego cualquier manifestación contra del régimen. Por eso esta convocatoria, como ninguna anterior, medirá si Venezuela llegó a un punto de inflexión.

¿Por qué lanzó la MUD los diez puntos? Porque el contexto ha cambiado y el momento interno e internacional favorece esta movida. Las más recientes encuestas (Datanálisis y Hercon Consultores, de junio y mayo 2017, respectivamente) indican que hay un país listo y ansioso por el cambio: 84,3% afirma que la situación de Venezuela no mejorará con el actual gobierno; 87,2% considera que la economía ha empeorado en el último año; el desabastecimiento y la inseguridad son los dos principales temas de crisis, según el 64% de los encuestados; la gestión del gobierno es evaluada como muy mala por el 50% de los encuestados y mala por el 33,2%; de ahí que el 76,5% considere que Maduro debe salir este año del poder. Para el 84,5% de los consultados el modelo chavista fracasó. Entonces, si se hicieran elecciones generales el próximo domingo, el 70,5% de los votantes elegirían al candidato de la MUD, ya ni siquiera a una figura chavista de transición.

Este descontento generalizado ha sacado a la calle a más venezolanos, hasta convertirse en la pata que le hacía falta a la siempre coja Mesa de la Unidad. Hay que recordar que en octubre pasado la oposición entró en una fase de crisis, las marchas se detuvieron. En febrero, la división era cosa pública.

Pero el 1 de abril fue lanzada la primera marcha en defensa de la Asamblea Nacional y la Constitución. Desde entonces las protestas han aumentado, con participación de venezolanos de diferentes corrientes políticas, incluido el chavismo. La muerte de 74 personas en menos de tres meses, la detención de unos 3000 venezolanos y las heridas recibidas por 15 mil más han servido, lamentablemente, para aglutinar a un país tremendamente fracturado.

La MUD está terminando de redactar un acuerdo nacional que fije los lineamientos de la Venezuela futura, como también anunció. Mientras, hace este llamado a la rebelión cívica, donde participen igualmente las fuerzas armadas, todavía atentas a los beneficios a corto plazo que le puedan seguir sacando a Maduro, que lucha por mantenerlas alineadas a su favor. Pero con un país marchándoles en contra, afectadas por el desabastecimiento y agotadas por la presión, las bases y mandos medios revisarán sus lealtades.

Este martes, cielo gris y lluvia en Caracas mientras el Tribunal Supremo de Justicia aceptaba enjuiciar a la Fiscal por ser lo suficientemente loca y, a pesar de deberle el cargo al gobierno, denunciar sus movidas inconstitucionales contra la democracia y el país.

En simultánea, el huracán Bret sacudía las costas del país, Maduro hablaba de cambio climático y aprovechaba para rotar la cúpula de la Fuerza Armada Nacional Venezolana y la Milicia. Y la oposición, que ha aprendido a leer el tiempo y la dirección de los vientos, pronosticaba la llegada de la tormenta perfecta. El clima en Venezuela ya no es el mismo.


@Polymarti

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