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¡Vistos! (Juan Eugenio Ceballos B)

Semana
5 de abril de 2006

Medir el rendimiento de los toreros, debería hacerse por los éxitos; es decir, por el número de orejas cortadas, vueltas al ruedo, faenas aplaudidas y las ovacionadas. En donde hay silencios, broncas y pitos muchas veces hay un torero que simplemente no quiere estar. Al menos las palmas son el agradecimiento por una actuación decorosa ante la ausencia de materia prima.

No suenan igual pitos y silencios para los baratos toreros criollos, que para los caros importados. El torero colombiano, en general poco placeado, siempre tendrá justificación cuando un toro le pide el carné, una faena no es aseada, confunde la técnica o es encimista. Pocas veces nos hacen dudar de su valor, entrega y actitud. Es la diferencia, que también es virtud.

Hubo varios ejemplos en la pasada temporada colombiana de toreros que cuando dieron cuenta del toro, se encogieron de hombros y gesticularon para el tendido, dando a entender que nada pudieron hacer: Finito de Córdoba displicente en Manizales; se salió de la suerte en Medellín al entrar a matar a un toro cojo y sin peligro; despertó odios en Bogotá al perder los papeles, de nuevo se salió de la suerte, hasta que le entraron vivo el ejemplar. A otro toro no lo quiso ver con la izquierda. Como le pusieron un toro y no medio, debieron como medio haberle pagado. De este torero el cronista peruano Fernando Marcet, se quejó: "Cobró y se fue sin torear el año pasado en Acho".

Qué justificación tiene para el público que Morante de la Puebla diga que cuando le sale un toro difícil, no sirve y ya, que no hay que demostrárselo a nadie. Lo confirmó en Manizales cuando le sonaron pitos en uno y en Medellín, al pitarlo en su lote. Pero le bregó a otro toro que sí tuvo malas ideas; lo hizo porque sus alternantes le pusieron el listón alto. Con su actitud demostró que sí puede. Cuando quiere.

13.000 espectadores que asistieron a la soleada corrida del 26 de diciembre en Cali, atestiguaron la falta de actitud de César Jiménez y 'El Cid''. El hecho produjo la reacción de la ganadera Venus Zarzur quien protestó por la falta de entrega y compromiso. También se lamentó Pepe Grillo -cronista de El Mundo de Medellín- por la actuación de 'El Cid' el 28 de enero, porque "le faltó al respeto al público, no honró sus antecedentes y habló mal de Medellín".

A riesgo de no ver el arte que arañamos, los empresarios deberían tener sindéresis y ponderación al contratar, de paso rebajan gastos. Mientras tanto, el público paga una boleta que es un quinto de la lotería, porque no saben con qué le van a salir. Acudir a los toros es caro cuando traen 'figuras' que no garantizan el espectáculo, infladas por las tapas de revistas que las ponen a valer por encima de su precio.

Crear una asociación de aficionados como pretenden hacer las peñas taurinas en México, es proteger sus derechos, es no estar de acuerdo con los toreros de los términos medios, porque el aficionado no paga media boleta, o medio lote, o medio torero, o medio lote de medio torero. Todo toro tiene su lidia -se ha dicho-, y el torero, por serlo, conoce la técnica. Siendo justos, a Maripaz Vega también la pitaron; pero a su favor tiene una doble diferencia: a ella nadie le puede pedir cojones.


Juan Eugenio Ceballos B.
de Crotaurinos
juanoc@andinet.com

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