Home

Opinión

Artículo

VOLVER AL CONGRESO II

Semana
19 de agosto de 1996

Si yo fuera congresista estaría aterrado. Cada uno de los temas que tenderán sobre su curul a partir de este lunes es lo bastante importante como para justificar por sí sólo toda la legislatura. Es el paquete de reformas más importante de los últimos tiempos, y de la manera como el Parlamento lo aborde dependerá el rumbo del país en los próximos años.
Extradición. El solo nombre espanta. Para la mayoría de los colombianos es el sinónimo del terrorismo, y para nadie es un secreto que las amenazas caerán sobre el Congreso desde el primer día del debate. Pero además de la connotación violenta, la extradición trae amarrado a la pata un debate feroz acerca de la soberanía nacional y otro no menos fuerte sobre la eficiencia de la justicia colombiana frente a la de Estados Unidos. La experiencia de este debate en la Constituyente del 91 nos anuncia, además, que los defensores de la extradición aparecerán como lacayos del imperialismo yanqui y sus contradictores como peleles de los narcotraficantes. El anuncio del gobierno de que promoverá apenas un debate académico sobre el tema no promete demasiado compromiso de la administración Samper con el tema, ni para un lado ni para el otro.
Eliminación de la Vicepresidencia. Es el tema menos importante de todos. La eliminación de esta figura, así como su conservación, no cambian en nada la estructura de la Presidencia. Todo se reducirá a una discusión acerca de qué tanto se quieren Ernesto Samper y Humberto de la Calle, lo cual -desde el punto de vista institucional- es un asunto de poca monta.
Reforma de la Fiscalía. Aquí puede saltar la liebre. Esta columna fue escrita antes de que el Presidente pronunciara su discurso del 20 de julio, pero a juzgar por los anuncios previos, el único cambio que impulsará Samper será el de la labor instructiva de la Fiscalía. Lo grave está en la furia de una buena parte de los parlamentarios hacia el fiscal Valdivieso, a quien buscan castigar metiéndolo en la órbita del Ejecutivo. Aquí sí habría un problema serio, y es fácil prever un enfrentamiento de varios sectores nacionales con el Congreso si sucede, además del lógico choque con Estados Unidos.
Eliminación de la segunda vuelta electoral. Eso tiene nombre propio: es el liberalismo en el gobierno eliminando la posibilidad futura de alianzas de otros sectores (liberales y conservadores), cuya suma de fuerzas podría superarlo. Para hablar claro, el samperismo se siente seguro para la primera vuelta con los sectores conservadores que hoy lo apoyan, pero no lo estaría tanto si el delacallismo, santismo, llerismo, noemiísmo y -por qué no-, valdiviesismo, se unen para una segunda vuelta. Veo aquí apenas una lucha política de coyuntura sin mayor trascendencia, pero la eliminación de la segunda vuelta podría significar la pérdida de una de las mayores conquistas de las minorías en la historia política colombiana.
Unificación de elecciones. Dicen por ahí que facilita el clientelismo porque permite que los compradores de votos ahorren esfuerzos y maximicen sus beneficios por ocurrir las tres elecciones en un solo día. Es una ingenuidad. Para los buenos y para los malos se reparten por igual los beneficios o los perjuicios de una sola fecha electoral.
Cambio de circunscripción. El regreso a los escenarios locales para la elección de senadores es un paso atrás. La Constitución del 91 desclientelizó en forma parcial esa elección y facilitó la presencia de listas nacionales fuertes en el Senado. La parroquialización de la elección nos regresa a una política menuda que alcanzó un nivel suficiente de saturación en el pasado como para revivirla.
Lucha contra el narcotráfico. A la par con la extradición, este es el paquete más urgente, en la medida en que es el único campo en el que el presidente Samper puede alcanzar un respiro en la asfixia en que lo tiene Estados Unidos. Es la única oportunidad colombiana para demostrar al mundo que hay voluntad verdadera de combatir a los narcos. Fuera de Colombia nadie lo cree. Bueno, y adentro tampoco, para ser sinceros.