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Ciclistas, patria y política

Un puñado de políticos tacaños, malos empresarios y peores analistas prosiguen en su miserable tarea de enredar al pueblo.

Yezid Arteta, Yezid Arteta
28 de julio de 2016

El deporte más duro, a mi modo de ver, es el boxeo. Es la única competencia en la que el atleta rivaliza mientras es castigado.

Un boxeador tiene al frente a un adversario entrenado que lo azota con toda suerte de golpes. Luego de un combate un boxeador puede acabar en el quirófano o sepultado a dos metros bajo tierra, tal como sucedió con el barranquillero Jimmy García, quien murió disputando el título superpluma en Las Vegas con el campeón mexicano Gabriel Ruelas. Siete púgiles colombianos han muerto por causa de los golpes recibidos en el ring.  

Luego viene el ciclismo de ruta. Un deporte durísimo en los que el ciclista -empinado sobre un cuadro con dos ruedas, manillar, transmisión, frenos y sillín- se lanza contra una carretera que no pareciera tener final y en la que debe plantarse contra una naturaleza despiadada que no se compadece del sufrimiento de los hombres.

Quintana, Pantano, Henao, Atapuma, Urán, Chaves, Anacona y otros tantos, son apellidos sin abolengo que llevan deportistas self-made man. Chicos de la vereda y el barrio con historias dramáticas que han devuelto la fe a un pueblo al que han vaciado de identidad.

Los únicos que, por ahora, juntan y estimulan a millones de colombianos son los deportistas. Los ciclistas sobretodo.

Nunca antes se habían visto tantas banderas colombianas tachonando las etapas de alta montaña del Tour de Francia. Nunca antes se había visto tanta gente colombiana -venida de todos los lugares de la república- fraternizando alrededor de una causa común que rueda por las carreteras de Suiza, Italia, España y Francia.

Nunca antes se habían visto a centenares de colombianos agitando banderas en las gradas de los estadios del mundo en los que disputan los futbolistas nacionales. Nunca antes se habían visto a millones de colombianos siguiendo por los televisores, tabletas y celulares lo que hacen los chicos de la vereda y el barrio.

Los únicos que, por ahora, dividen, crean cizañas y perratean el nombre de Colombia son ese puñado de políticos y altos funcionarios del Estado cuyos «intereses patrióticos» no van más allá de los que puedan sacar para sus bolsillos.

Los únicos ruines, por ahora, son esos empresarios colombianos que se han forrado de dinero vendiéndole baratijas a los pobres y arruinando a la clase media con créditos caros y no son capaces de financiar -a un equipo de ciclismo, por ejemplo- tal como lo hacen sus pares de otras latitudes que ostentan una mirada mundana y ambiciosa.

Los únicos enredadores, por ahora, son esos «analistas» que no tienen conciencia del sufrimiento y la soledad de un deportista que lucha contra la adversidad.

Lo vemos por estos días: una trilogía formada por un puñado de políticos tacaños, malos empresarios y peores analistas prosiguen en su miserable tarea de enredar a un pueblo que quiere darle un carpetazo a ese país de odio y violencia. Chévere las recientes respuestas de los ciclistas colombianos a los integrantes de esa trilogía que pretende utilizarlos para sus fines políticos o humillarlos cuando no llegan hasta el podio.

Tras la data uno: Bacano por la revista SEMANA que nos entusiasmó con las espléndidas crónicas del Tour de Francia, redactadas por Mauricio López Rueda.

Tras la data dos: Una vez le escuché decir a Lucho Herrera que su canción favorita era ‘Echao pa’lante de Joe Arroyo, el más grande juglar de la música colombiana muerto hace 5 años; porque le hacía recordar la 14a etapa del Tour de Francia de 1985, cuando cayó de la bicicleta en el descenso a Saint-Etienne y tuvo el coraje de levantarse y ganar la fracción con el rostro ensangrentado.

*En twitter: @Yezid_Ar_D  

Blog: https://yezidarteta.wordpress.com/author/yezidarteta/

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