Home

Blogs

Artículo

Ahora un saludo de año nuevo y otra receta, como para romper la rutina

Semana
30 de diciembre de 2011

 

Ya se vino la noche de año nuevo. Llena de expectativas, propósitos de enmienda y, por supuesto, con los agüeros para que se realicen las esperanzas el próximo año: los interiores amarillos y la lenteja entre la billetera, para que sea lucrativo, comerse las doce uvas al ritmo de las campanadas de la media noche, un buen augurio para lograr todas las metas, y no hay que olvidar la vuelta a la cuadra cargando una maleta vacía, para que haya viajes suntuosos. En fin, todo esto con la ilusión de que el año venidero sea mejor, más próspero, fértil, favorable, feliz. O al menos, llevadero.

 

Y no es para menos. Las festividades de final de año son una época de fantasía y de alegría desbordada. El momento para expresar gratitud y afecto a quienes nos rodearon durante el año, mientras estuvimos absortos en la rutina habitual de la cotidianidad, cuando no había tiempo para sentimentalismos. Es la culminación de una etapa, con una noche cargada de deseos, buena voluntad y anhelos. Un instante en que todo el mundo debería estar feliz, rodeado por su familia y sus amigos. Aun cuando para los niños ya no es una festividad tan llamativa, luego de que con tanta ilusión aguardaron la llegada del Niño Dios o de Papá Noel, el viejito risueño y bondadoso, regordete y canoso, barbado y misterioso, que viaja en un trineo tirado por renos, ataviado con un vestido de terciopelo rojo con ribete blanco, distribuyendo regalos por todo el mundo, y que puede encontrarse en cualquier centro comercial.

 

Pero no siempre esta época es lo que debería ser. Los almacenes Sears, en Estados Unidos, por ejemplo, tuvieron una disminución drástica en sus ventas, hasta el punto de que después de la pasada navidad decidieron cerrar cien almacenes en todo el país. Y en el ámbito personal también hay dificultades. Para muchos, esta época hace más evidente la soledad, la depresión, el escepticismo que la vida adulta implica, las insatisfacciones, frustraciones y desilusiones que la habitualidad conlleva. De modo que para algunos es una época difícil, de nostalgia, llena de evocaciones de tiempos remotos, más felices, más inocentes, en la infancia, incluso.

 

De modo que para todos, tanto los entusiastas de las festividades de fin de año, como para los que las aborrecen visceralmente, les incluyo en este blog, junto con el deseo de que tengan un feliz 2012, un menú conveniente, que rompa la rutina, que haga más fácil el tránsito al año entrante. Se trata de una sopa de frutos del mar, al estilo provenzal, una preparación maravillosa de la comida típica francesa conocida como bullabesa.

 

Ingredientes para seis porciones generosas, u ocho normales. Lo que le da el carácter inolvidable a este plato tradicional es la riqueza de sus sabores: aceite en cantidad suficiente, 3 cebollas cabezonas medianas, 3 cebollas puerro, 1 hinojo y 5 dientes de ajo, todos partidos en tiras delgadas; 6 tomates maduros pelados y sin pepas, 2 hojas de laurel, 1 cucharadita de tomillo, otra de orégano y una más de azafrán, la cáscara de 1 naranja verde; 2 litros de caldo de pescado hirviendo, 1 taza de licor anisado, sal y pimienta al gusto. Por otro lado, en cuanto a los frutos del mar, utilice, por ejemplo, 1 libra de mero, 1 libra de pargo rojo, 1 libra de róbalo, partidas en cubos gruesos del tamaño de un bocado, claro que debe tenerse en cuenta que es posible utilizar otros pescados blancos, marinos, todo depende de lo que encuentre ese día en el mercado, incluso podría adicionársele 1 libra de almejas, 1 libra de mejillones y 1 libra de carne cangrejo. La característica más sobresalientes de la bullabesa es su flexibilidad, hasta el punto de que algunos dicen que no es solo una sopa de pescado, es una filosofía, un estilo de vida.

 

Para empezar, en una olla transparente las cebollas cabezonas, el puerro y el hinojo. Entonces baje el fuego a medio y agregue el ajo, el tomate, el laurel, el tomillo, el orégano, el azafrán y la cáscara de la naranja. Después de que haya hervido durante 30 minutos, retire las hojas de laurel y la de naranja, y vierta el caldo de pescado. Entonces licúe los vegetales. Por último, condimente con sal y pimienta al gusto.

 

Mientras tanto, en otra olla mezcle unas 5 tazas de la sopa de pescado y el licor anisado. Caliéntela a fuego fuerte. Cuando hieva, cocine los frutos del mar, tenga en cuento que primero debe introducir los crustáceos y los pescados de carne firme y gelatinosa, y por último, los más frágiles. De modo que este procedimiento puede durar en total unos 15 minutos. En el caso de los productos sugeridos en este blog, el orden podría ser: primero las almejas, los mejillones y la carne de cangrejos; luego, en un segundo momento, continúe con el mero, el pargo rojo, el róbalo.

 

Y para terminar, sirva los frutos del mar en cada plato de sopa y luego vierta la sopa.

 

Acompañe la bullabesa de un buen vino blanco, frío, y de pan francés suficiente.

 

¡Feliz año!