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ALGO BUENO TIENE LA REFORMA A LA JUSTICIA

Semana
16 de junio de 2012

Sobre la Reforma a la Justicia se ha hablado y se ha escrito mucho, y si bien es cierto que hay varios exabruptos, tiene cosas muy buenas que exaltar y me referiré a cinco puntos que mejoran la prestación del servicio de justicia.

 

Lo primero es el alargue del período de los magistrados, independiente de que incluya a los actuales, que es lo que ha hecho que la califiquen como un “intercambio de favores”, creo que, ni el gobierno, ni el congreso, ni las propias cortes, han sabido defender la necesidad de que los períodos de los magistrados sean lo mas largos posible. Estimo que se debería poder ser magistrado a partir de los 50 años y de forma vitalicia, al menos por 20 años, como en las democracias más estables del planeta, en Estados Unidos por ejemplo, los magistrados de la Suprema Corte son vitalicios.

 

Es conveniente por la estabilidad jurídica de nuestras instituciones, porque es cierto que la constitución y las leyes no deben ser perennes, si deben ser estables y en materia jurídica la estabilidad la brinda la jurisprudencia. El origen de la palabra que viene del latín iurisprudentia o ciencia de los iurisprudentes, de los hombres prudentes de Roma, de donde proviene el derecho occidental. Los cambios frecuentes de jurisprudencia sobre un mismo tema, es un problema que afecta a todas las personas, lo que se debe a la falta de permanencia y a veces a la edad de algunos togados. 

 

Se trata de la seguridad jurídica, de la confianza legitima que debemos tener en nuestras instituciones, las que no deben inamovibles, pueden y deben evolucionar, pero tanto la gente como las empresas necesitamos actuar sobre bases sólidas, no sobre arenas movedizas.

 

En segundo lugar, me gusta aumentar la edad de retiro forzoso a 70 años; pues si bien a los 65 alguien que haga trabajo físico puede estar disminuido, es el momento de plenitud para dilucidar y decidir sobre asuntos jurídicos, materia en la que se requiere mucho estudio y amplia experiencia. 

 

Además el magistrado de alta corte necesita salir pensionado, debe tener todos sus problemas económicos resueltos para poder decidir con mayor soltura, no es bueno tener magistrados pensando cómo se van a ganar la vida cuando salgan de la Corte, para impartir justicia en altas esferas, es indispensable la serenidad que sólo proporciona tener la vida hecha.

 

Tercero, se ha consagrado una cooptación indirecta, personalmente me gusta la figura de la cooptación, que es llenar las vacantes en una corporación mediante el voto de sus propios integrantes, porque esta permite la total independencia del Poder Judicial de las otras ramas del poder, algo que no me gustó de la Constitución del 91, que se comienza a corregir. 

 

¿Alguien recuerda que fue Santofimio quien enarboló la bandera en contra de la cooptación durante los 80´s? 

 

El cuarto punto es la adopción de la mayoría absoluta de los miembros para escoger a los nuevos magistrados y demás dignatarios. Es un problema que tienen hoy las cortes, el Doctor Lafont se retiró hace 8 meses y no lo han podido reemplazar, en el Consejo de Estado hay tres magistraturas en interinidad, pues es muy difícil que un candidato logre 21 de 31 votos que constituyen los 2/3 que hoy se exigen. Una vez se promulgue la reforma, solo se requerirán 16 de 31 votos posibles, en el caso del Consejo de Estado.

 

Todos recordamos lo difícil que fue para la Corte Suprema elegir a la fiscal Morales, pero pocos sabemos que en el Consejo de Estado hay tres magistrados interinos, lo que no es conveniente para la majestad de la corporación.   

 

Finalmente, es justo consagrar la doble instancia para juzgar a los parlamentarios, es un derecho fundamental de cada individuo y no se le debe negar a nadie.

 

Bogotá, 16 de junio de 2012