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Contradicciones que debilitan credibilidad del gobierno y las universidades

Semana
16 de septiembre de 2012

Contradicciones que debilitan credibilidad del gobierno y las universidades

 

Colombia vive en el terreno de las contradicciones. Parece que están en su ADN de Estado. Algunas están relacionadas con actuaciones del Gobierno y del sistema de educación superior. Acá un breve listado. 

 

1. Aunque Colombia posee una de las riquezas medioambientales más importantes del planeta (especies de aves y florales por miles), el Ministerio del ramo obliga a los investigadores del país en áreas como Biología, Genética y Química a realizar trámites indefinidos en extensión y tiempo para otorgar una licencia que les permita acceder a los bienes biológicos y genéticos y de esta manera adelantar los estudios que generen valor agregado en conocimiento y aplicaciones.

 

En este panorama los piratas, sobretodo extranjeros, se llevan los activos de la Nación, los patentan, producen medicinas  como es el caso de las farmacéuticas, que luego de manufacturadas las traen al país para venderlas por precios nada asequibles a los bolsillos de varios segmentos de la población del país.

 

2. Para ganarse un concurso para acceder a una vacante en el Estado un aspirante debe presentar una carpeta llena de folios, cumplir con perfiles académicos y profesionales, pero para ejercer un Ministerio no. Solo se necesita tener más de 35 años y ser de las entretelas del Presidente. La jefa de la cartera de educación, María Fernanda Campo, ingeniera Industrial de profesión, nunca ha ejercido la docencia y mucho menos la investigación científica y académica, pero en cambio lleva las riendas del sector.

 

Para completar, el Viceministro de Educación Superior, el real conocedor del tema, renunció por “razones personales”, y ahora la construcción y discusión de la ley marco de la educación superior queda en manos de alguien sin el necesario conocimiento para enriquecer el proceso y ser un interlocutor idóneo para discutir estos temas con los diferentes actores del sector.

 

3. Pese a que Colombia demostró ser una de las potencias latinoamericanas en el deporte con su actuación positiva en los Juegos Olímpicos de Londres, con la cuarta mayor cosecha de preseas de un país suramericano en la historia de estas justas, solo superado por Brasil, en las universidades, el escenario natural donde deberían salir los nuevos prospectos, no se promueve la actividad física como una política de formación. Todo lo contrario, a los practicantes de cualquier deporte, en la mayoría de los casos, les toca madrugar para poder entrenar porque no pueden fallar a clases porque pueden perder las materias y en el peor de los casos no ir a preparse para competir en los torneos.

 

Este proceso a la colombiana dista de los modelos estadounidense y cubano, donde el estudiante puede ser destacado en lo académico y en lo deporte porque ambas actividades son complementarias.

 

4. El Presidente Juan Manuel Santos ha pregonado que no se “debe pensar en milloncitos” para emprender proyectos de magnitud que le cambien la cara al país. Sin embargo, en la educación superior mantiene el modelo de entrega de los recursos anuales a las universidades públicas atado al crecimiento del Índice de Precios al Consumidor, que en la última década no ha pasado del 6 por ciento.

 

Esta dinámica, unida a la demora en la entrega de los recursos, hace más difícil la inversión en capacidad instalada (equipos, edificios, capacitación de profesores al más alto nivel y demás) y la competitividad sufre deterioro.

 

5. Pese a que Colombia es la economía número 31 del mundo, con un PIB de 331.654.672.814 dólares, superando a países como Finlandia, Israel y Singapur, no hay ninguna institución de educación superior del país que se encuentre escalafonada en el Ranking de Shanghai, el de mayor reputación en términos de prestigio y medición de la producción científica.

 

Cuando estas mediciones son el punto de referencia de los tres millones de estudiantes, según cálculos de la Unesco, que en el mundo buscan anualmente capacitación y una carta de presentación para obtener empréstitos internacionales, muchos académicos siguen buscándole peros a estos sistemas de medición. Cuestionan el sesgo de los autores, pero qué conteo o clasificación no lo tiene. Parece que poco interesa ser competitivas más allá de las fronteras nacionales.

 

6. Aunque la obtención de patentes es uno de los indicadores más robustos que muestra las capacidades investigativas de los países, en Colombia aún continúan siendo las entidades extranjeras (universidades, instituciones de investigaciones y la empresa privada) las que más solicitan este tipo de recursos de protección a la propiedad intelectual, con una participación superior al 90 por ciento según la Superíntendencia de Industria y Comercio.

 

Mientras tanto, en las universidades colombianas les es más fácil a buen segmento de profesores escribir libros por cantidades industriales y si bien muchos son interesantes y aportan, un porcentaje importante son transcripciones de conferencias o ensayos mal escritos sobre infinidad de temas que poco benefician a la sociedad y terminan guardados en cajas o en estantes, solo con el fin de ganar puntos de mejorar sus sueldos.

 

Esta fórmula es entendible desde la visión de su interés particular, pero no comprensible si se hace con los recursos de todos, en vez de apuntarle a patentar nuevo saber, a escribir en publicaciones internacionales o a ganar un Premio Nobel.

 

7. En una decisión histórica el Estado colombiano decidió emprender otro  proceso de paz con las Farc y dentro de los requisitos se conformó un grupo negociador por cada una de las partes.

 

El del Gobierno lo integran entre otros representantes de la industria, del Presidente de la República y de la Fuerza Pública, sin embargo la academia brilló por su ausencia. Siendo legítimo representante de la sociedad civil, las universidades no han participado en este hecho que puede representar un hito en la vida del país. Lo anterior muestra o su poco interés por los asuntos de interés nacional o la ausencia de estrategias de comunicación y lobby para estar en los escenarios donde se toman las decisiones que nos afectan a todos. Y luego se quejan porque no los tienen en cuenta a la hora de aumentar los recursos.    

 

Colofón

 

En medio de este panorama en el que el Gobierno colombiano y las universidades, en su institucionalidad, dan muestra de torpeza en muchas acciones, los estudiantes, los padres de familia y los ciudadanos en general, deseosos de mayor calidad, más cobertura y de ser representados por los estudiosos y los que toman las decisiones, se convierten en las víctimas de este desdén.

 

Comentarios, sugerencias y propuestas de temas también en: @jlbarragand y jlbarragand@gmail.com