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De los Becerros de Oro. ¿Pretenderà Uribe ser uno de estos?

Semana
15 de junio de 2012

De los Becerros de Oro. ¿Pretenderá Uribe ser uno de estos?

 

Nosotros también tenemos, como el pueblo de Israel, nuestros propios “Aarón” que  fabrican para los paganos fetiches y que tienen por encargo de los visionarios llevar la vocería y conducción de la grey, con características inequívocas de piara, al oscurantismo o despeñadero; dentro estos orfebres tenemos como sobresalientes o  destacados por su fanatismo recalcitrante a José Obdulio, Paloma Valencia y Ernesto Macias.

 

Como decía algún ilustre político, “a la gente hay que creerle lo que dice”; así mismo, respetar las opiniones sin perder el derecho de controvertir con argumentos  valederos y contundentes, así estos se refieren a alguien a quien pretendan elevar a ‘Ser superior’, y sus pletóricas alabanzas y/o apología sean desmesuradas en el culto a la persona o en el temor reverencial y se incurra en lo inicuo del maniqueísmo como una causal de aseveración. 

 

Paloma Valencia, en su columna del 22 de Mayo de 2012, en El Espectador, sostiene: “Santos tendrá la responsabilidad histórica de haber debilitado la democracia en Colombia. Es hacerle trampa a la democracia fingirse de una manera, expresar determinadas ideas y luego de ser elegido transformarse en otra cosa. ¿Cómo se pueden sentirse hoy los uribistas que votaron por  Santos esperando la continuidad de sus políticas, en un gobierno que no sólo no las sigue, sino que además ha hecho del uribismo su enemigo?”

 

Ernesto Macias, en su columna del 6 y 13 de Junio de 2012, en El Espectador, sostiene: “el presidente Juan Manuel Santos pasará a la historia como el ‘eslabón perdido’ de la seguridad. El gobierno va a cumplir dos años y al irascible presidente Santos se le ha ido el tiempo peleando con quienes advierten en voz alta esta situación, a cambio de concentrar esfuerzos en la lucha contra los verdaderos enemigos de la democracia. Santos ve fantasmas, y a sus críticos los llama “mano negra”, idiotas útiles, tiburones, etcétera, etcétera”.

 

José Obdulio Gaviria, el primo hermano del ‘Patrón del mal’, en su columna del 5 y 12 de Junio de 2012, en El Tiempo, se refiere en la primera, a trazar un paralelo y comparar a Santos con el expresidente norteamaricano Buchanan, ingenuo y pusilánime, y a Uribe con Lincoln, inteligente, enérgico, tenaz y leal; en la segunda, hace una defensa innecesaria, oficiosa y de genuflexión extrema a Uribe y ataca de manera artera y miserable a alias ‘Gonzalo’ un reinsertado a la civilidad, aduciendo que el exguerrillero pertenece a la cuadrilla que desprestigia la doctrina de la seguridad democrática y a su ‘creador’, como si se tratara de una deidad y de un pecado capital el disentir de esta diáfana doctrina.

 

No voté ni votaré la reelección de Santos, no tengo ninguna simpatía por Partido o movimiento político alguno, siento una inmensa aversión por cualquier grupo al margen de la ley, sobre todo por los que operan en Colombia que no dejan de ser unos delincuentes más, llámense Farc, Eln, Paramilitares, Bacrim, Sicarios o Raponeros o Apartamenteros, no pretendo ser Abogado de ningún diablo; me exaspera el maniqueísmo en el que lo de uno es lo bueno, pero malo es el resto, se afirman las falacias con cinismo extremo, se censuran los pecados de los demás, pero los propios se tapan o se niegan y, por lo regular, estas actuaciones se emplean como arma de la controversia sin autoridad moral ni ética y con un largo rabo de paja.

 

Nunca antes había leído tanta estulticia junta, tanta mentira y calumnia revuelta, combinación perfecta hecha por sus autores sin sonrojarse y convencidos, por supuesto, que sus destinatarios son tarambanas o nefelibatas o amnésicos crónicos, escritos con irresponsabilidad y con infinito desprecio hacia una comunidad sana en su mayoría, pero ingenua y estoica, sin consideración por la verdad histórica, procurando encuadrar hechos vividos en la era aciaga de Uribe a nuestros días, estos sí, unos falsos aconteceres para agregar a la memoria y ensombrecer la realidad.

 

Afirman los de esta ‘guardia literaria’, con tinte draconiano, que el presidente Santos encarna o es la suma total de las diez plagas que azotaron a Egipto en la era bíblica, que nunca antes el país estuvo sumergido en un caos de semejante magnitud, que la democracia está débil y en cuidados intensivos, que es un traidor de siete suelas, que sufre de metamorfosis política, que Uribe solito le puso 9 millones de votos para presidente (menos mal que no existe revocatoria del mandato), que Santos es el eslabón perdido de la seguridad, que es un presidente irascible y grosero con sus adjetivos, que es ingenuo y pusilánime y que tiene unos nuevos mejores amigos poco recomendables.

 

No se requiere ocupar un cargo de Alto Consejero presidencial, ni ser un ‘brujo’ como el que tuvo el Fiscal Iguarán para combatir la corrupción en la Fiscalía, hoy elevada a cifras superlativas, para prestarle al presidente Santos una Asesoría efectiva para componer sus relaciones con el uribismo, sin necesidad de los buenos oficios de los ‘palabreros’ guajiros.

Sólo se requiere que Santos actúe de esta manera:

 

Gobernar en el cuerpo de Álvaro Uribe, nombrándoles, por supuesto, en la Administración a todos sus áulicos acrisolados que están presos y los que afrontan procesos penales como Andrés Felipe Arias, María del Pilar Hurtado, Sabas Pretell de la Vega, Bernardo Moreno, Jorge Noguera y otras yerbas más. Buscar por todos los medios a su alcance corromper al Congreso para que legisle en su favor, aún a costa de perpetuarse en el poder. Ordenar a los organismos de inteligencia realizar las necesarias interceptaciones telefónicas y postales. Esto, sin duda, revitaliza la democracia y acaba su debilitamiento.

 

Procurar no ser irascible ni  cazar peleas con doña María Clemencia, debe de ser con ella como lo es con el resto de los mortales, empleando los buenos modales que le enseñaron desde cuna y en los excelentes planteles educativos donde se formó. No utilizar adjetivos soeces: mano negra, tiburones, idiotas útiles, sino emplear un trato más cortés: “**bleep**, si lo veo en la calle, le doy en la cara”. No aceptar fórmulas  para la paz a través del diálogo o marcos jurídicos, ésta sólo se alcanza por medio de las balas. Organizar en Anapoima el grupo de los ‘once apóstoles’, ya que tiene que sacar a Iscariote del combo. Ni de fundas puede permitir que se acaben los falsos positivos, ese es el pilar y la razón de ser de la seguridad democrática.

 

No creo que el presidente Santos sea pusilánime y, mucho menos, ingenuo, pero sí creo y estoy seguro de que Uribe tampoco es lo otro, además, acaso ya se olvidaron de la “Libreta de Apuntes” de don Guillermo Cano- El Espectador- en la década de los 80, en  aquel memorable artículo de las mayúsculas y las minúsculas.

 

Cuando se da una amnistía o indulto se debe acatar y respetar las reinserciones, esto hace parte de la tolerancia, del valor y de la verraquera de las personas. No olvide señor Gaviria que la Corte Penal Internacional es lenta, pero llega, es bueno que repase el artículo 25.3 del Estatuto de Roma- responsabilidad extensiva a las autoridades civiles por delitos de lesa humanidad.

 

Señor presidente Santos, si Usted da estos sencillos pasos, obtiene la catarsis y queda apoltronado nuevamente  en ese albañal que dicen que se llama el Partido de la U., calmando a  la jauría rabiosa que tiene asiento con voz y voto en esa madriguera política, y, a lo mejor, mañana será candidato a ser la imagen de becerro de metal batido.

 

Manizales, Junio 15 de 2012.

Marco Aurelio Uribe García.